Vidago Palace, sentirse como un rey
Elegante y señorial, lujoso y a su vez discreto, como dictan los cánones del buen gusto, este hotel construido en 1910 y reabierto un siglo después tras una larga restauración, es la nueva versión de l’art de vivre que tuvo un día el norte de Portugal, cuando la alta sociedad europea se rendía ante los tratamientos termales que proporcionaba la zona. Antes había sido el sueño de un rey, Carlos I, empeñado en erigir su residencia en las cercanías del balneario, sin saber que moriría asesinado en 1908, y que el palacio, reconvertido en hotel, abriría sus puertas dos años después precisamente con la instauración de la República.
Ironías del destino aparte, hoy el Vidago Palace, en las afueras montañosas de Oporto, no sólo conserva el aura renacentista de su fachada rosada y la belleza delicada de sus orígenes, sino que sigue siendo, además, todo un dechado de bienestar: su vanguardista spa, proyectado por Álvaro Siza, emplea como antaño el agua mineral procedente de su subsuelo para los más avanzados tratamientos. La remodelación del edificio le ha sentado tan bien que en todas y cada una de sus estancias, desde las refinadas habitaciones hasta el sinfín de salones, del campo de golf a la bodega y desde el exquisito restaurante a la inmensa finca, todo está mágicamente estudiado para que el huésped se sienta como un rey.
Pedras Salgadas, lujo en el bosque
Por fuera, las cabañas de madera y pizarra se mimetizan con los árboles como en el escenario de un cuento de hadas. Por dentro, la decoración blanca y lineal, el diseño moderno, los amplios ventanales por donde se vierte la luz natural, remiten a un confort rabiosamente contemporáneo, a un lujo inteligente y sostenible basado en el íntimo vínculo que establece el hombre con la naturaleza. Así es Pedras Salgadas Spa & Nature Park, un innovador proyecto hotelero en el corazón de un parque natural, a menos de una hora de Oporto. Con el marco de un frondoso bosque plagado de cedros, robles, pinos y secuoyas, se trata de quince casas ecológicas ocultas entre la vegetación, y de dos casas árbol, más pequeñas y coquetas, construidas sobre pilares como colgadas de los árboles.
Pero más allá de la experiencia bucólica, este singular hotel es el lugar propicio para las más sofisticadas técnicas de relaxoterapia. Los beneficios del famoso manantial de Pedras Salgadas sobre el que se asienta –y que le da nombre-, reconocidos por la comunidad científica internacional, distinguen desde tiempo inmemorial al balneario del recinto, que ha sido rehabilitado dentro de su histórica mansión con ultramodernas instalaciones, sí, pero con la magia y el carisma de antaño.
Hotel Teatro, drama sofisticado
El lenguaje escénico, el alma teatral, conforman la esencia de este alojamiento de atrevido diseño que constituye la experiencia más urbana. Porque su emplazamiento, en el mismo casco viejo de Oporto, allí donde se concentra el patrimonio histórico, también conformó en su día el epicentro cultural de la ciudad, cuando este edificio era el Teatro Baquet y daba cita a la bohemia portuguesa. Hoy el Hotel Teatro -perteneciente a la exclusiva marca Design Hotels- conserva el espíritu dramático de aquel antiguo auditorio que fue devorado por las llamas.
Una recepción con forma de taquilla, llaves que son entradas al espectáculo, vestuario que adorna recovecos y una decoración en oro y bronce, con cortinajes a modo de telones, transportan al huésped a una representación cargada de liturgia. A una función que da comienzo en las sofisticadas habitaciones y continúa en el restaurante Palco y en el bar Platea, donde se puede tomar una copa en un ambiente cosmopolita.
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