En la semana de Feria, la mayoría de quienes están en la ciudad se dan cita en el barrio de Los Remedios, en el recinto ferial, que por algo muchos llevan esperando casi todo el año al “alumbrao”. Así que si te alejas de esta zona no llegarás a sentirte Eduardo Noriega en la secuencia de Abre los ojos donde aparecía en una desértica Gran Vía de Madrid, pero la cosa se acercará un poco. En cuanto a dónde dirigirte, puede que la mejor opción sea perderse sin rumbo fijo y descubrir por ti mismo la cantidad de rincones especiales con los que cuenta esta ciudad. Aunque siempre es buena idea procurar no perderse al menos los siguientes.
Catedral de Sevilla y Giralda
La catedral de Santa María de la Sede no sólo es la catedral gótica más grande del mundo, sino también uno de los emblemas de la ciudad. Se construyó sobre la antigua mezquita que el terremoto de mediados del siglo XIV dejó en mal estado, aunque de ella aún se conservan el Patio de los Naranjos y el que fuera el alminar, la actual Giralda. Echad un vistazo olvidándoos del reloj si podéis porque merece la pena recorrerla sin prisa.
Parque de María Luisa
Otro imprescindible que es casi un pecado saltarse si estás en la ciudad. Sobre todo porque además de un parque repleto de rincones con encanto, te perderías un lugar histórico: el que se escogió allá por 1910 como ubicación principal de la Exposición Hispanoamericana que tuvo lugar 19 años más tarde. El paisajista francés Jean-Claude Nicolás Forestier transformó lo que en aquella epoca eran unos jardines palaciegos que pertenecían en parte al palacio de San Telmo en un parque público inspirado en los jardines de la Alhambra, el Genarilife o los del Real Alcázar.
Real Alcázar
Para muchos, un verdadero tesoro no tan conocido como debería. Para empezar porque es uno de los conjuntos de palacios en uso más antiguos del mundo y ha sido testigo de la historia de la ciudad desde hace siglos. Pero también porque no encontraréis muchos lugares con tanta magia como este: la mezcla de estilos que van del mudéjar al renacentista, los alucinantes jardines, el Palacio de Pedro I o el Patio de las doncellas son solo algunos de los espacios que enamoran a todo el que los pisa. Palabra de que no os arrepentiréis de entrar.
Puente de Triana
Aunque su nombre oficial es Puente de Isabel II -se terminó de construir durante su reinado-, se lo conoce popularmente como el Puente de Triana porque une este barrio con solera con el centro de Sevilla pasando por encima del Guadalquivir. Fue el primer puente de hierro construido en la ciudad, y con él se reemplazó al puente de barcas almohade de principios del siglo XII. Sus constructores, los ingenieros franceses Ferdinand Bernardet y Gustave Steinacher, que en aquellos años vivían en el Puerto de Santa María, emularon el puente Carrousel de París. Hoy es el más antiguo de los fabricados en hierro en España. Pasear por esta zona de la ciudad os asegurará un buen marco si sois aficionados a la fotografía: desde él se divisan algunos de los rincones con más espectaculares de la ciudad.
Barrio de Santa Cruz
La antigua judería es seguramente el barrio más famoso y visitado de Sevilla. Calles estrechas, casas encaladas, patios llenos de flores, olor a azahar y pequeñas plazoletas forman un cuadro al que es difícil resistirse. Otro aliciente es que Zorrilla recorrió sus calles cuando creaba el mito de Don Juan Tenorio, por lo que en su obra se reconoce parte de este romántico barrio: “Quien a Sevilla no vio no vio nunca maravilla, ni quiso irse de Sevilla nadie que en Sevilla entró”.
Archivo de Indias
Junto a la catedral de Sevilla y el Real Alcazar, el antiguo Archivo General de Indias fue declarado Patrimonio de la Humanidad hace ya casi tres décadas. La Casa Lonja de Mercaderes fue elegida como sede del archivo cuando se quiso centralizar en un único lugar la documentación acerca de la administración de las colonias españolas hasta entonces dispersa en diversos archivos. Hoy conserva alrededor de 43.000 legajos, 80 millones de páginas de historia que son un auténtico tesoro.
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