En el barrio de Marais, en pleno corazón de la capital francesa, se sitúa uno de los lugares que más historia y encanto guarda de la ciudad. Icónica desde su concepción, la place de Vosges es la plaza residencial más antigua de París, fruto de un plan urbanístico ambicioso a comienzos del siglo XVII y lugar de residencia para personajes tan señalados como el cardenal Richelieu o Victor Hugo. Arte, historia y tranquilidad en este espacio cuadrado de 140 metros de lado.
La boda de Luis XIII sirvió como acto inaugural de la plaza.
Una construcción simétrica delimita este espacio que guarda en el centro un jardín arbolado con zonas verdes y caminos de tierra, sugerente invitación al paseo distraído. Es todo un pequeño lujo sentarse en uno de sus bancos para recrear con la mente cualquiera de las escenas que allí ocurrieron y que pueblan los libros de Historia, con las cuatro fuentes que decoran el jardín, la estatua ecuestre en honor de Luis XIII –su boda sirvió como acto inaugural de la plaza– y la inconfundible fachada en ladrillo rojo que marca el perímetro. En esta época del año, su alfombra de hojas que decora el suelo en todos los tonos del amarillo al marrón se convierte en icono inconfundible del otoño parisino.
Estamos en le Marais, donde hay cultura a cada paso. En la place des Vosges podemos pasar la tarde visitando alguna de sus numerosas galerías de arte. Los amantes de las artes plásticas encontrarán aquí interesantes manifestaciones de arte francés de distintos estilos y tiempos con la posibilidad, si el bolsillo lo permite, de adquirir alguna de las obras. Estas galerías recorren todo el contorno de la plaza, por debajo de los soportales que la circundan. La Mickael Marciano (26, Place des Vosges) o la galería de Marais (21, Place des Vosges) son algunas de las más llamativas, aunque vale la pena pararse en cualquiera de ellas.
Museos, cafés y tiendas de moda
Los museos también son visitas imprescindibles en este recoleto lugar, eternamente opuesto al bullicio de las calles cercanas que desembocan en la plaza de la Bastilla. El Carnavalet, el museo municipal más antiguo de París, o el Museo Picasso (cerrado hasta otoño de 2014 por obras de renovación) son posiblemente los más destacados, y una de las paradas obligadas si se viene a la capital de Francia con la intención de recorrer las exposiciones y museos más representativos. También, en clave literaria, la casa de Victor Hugo, en el número 6 de la misma plaza, ha sido reconvertida en museo y ofrece visitas gratuitas.
Para comer, rendición total ante una fondue de queso en el restaurante la Place Royale.
Tomarse un café en el Café Hugo, en las inmediaciones de la plaza, irse de compras por las tiendas de moda que se alternan con las galerías de arte en los soportales o simplemente recorrer este lugar escuchando y viendo a los músicos y pintores callejeros son algunos de los planes para disfrutar de la vida en esta plaza tan apreciada por los parisinos. Para comer, rendición total ante una fondue de queso en el restaurante La Place Royale (2, Place des Vosges) o en cualquiera de las otras brasseries.
Si este sitio engancha tanto al visitante como para decidir alojarse aquí, la opción más recomendable es hacer noche en el Hotel Sully. Se encuentra a escasos metros de la plaza y la proximidad a la parada de metro de Bastille hace de este lugar un enclave perfecto para moverse a cualquier parte de la ciudad. El precio de una habitación individual ronda los 60 euros, y las habitaciones dobles se pueden encontrar desde 80 euros.
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