Pero eso no quiere decir que los alérgicos tengamos que estar encerrados a cal y canto en casa durante nada menos que tres meses. Por eso hemos elaborado esta lista de destinos antipolen que a los que gastamos toneladas de pañuelos en esta época del año nos van que ni pintados. ¿Quién dijo que no nos merecemos unas buenas vacaciones primaverales?
De playeo ibicenco
Nada mejor que los días secos si lo que se busca es que los alérgicos acaben por odiar la primavera: resulta que esos días son los que tienen mayor concentración de pólenes en el aire. Por eso la playa se presenta como un destino más apetecible que nunca: el ambiente húmedo evita las altos niveles de gramíneas, y ya que hay que hacer el esfuerzo de huir del polen, qué mejor que buscar una playaza de postal. Si además en ese lugar hay opciones de ocio nocturno, mejor que mejor: resulta que el polen se libera únicamente durante el día, así que en esta estación los alérgicos estamos obligados a ser algo noctámbulos. Encontrarás esa perfecta combinación de playas paradisiacas y fiesta nocturna en muchos lugares de España. Una de las posibilidades con las que acertarás sí o sí es Ibiza.
Rutas por la cornisa cantábrica
La “buena” noticia llegaba hace unos días, cuando la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) anunciaba que las concentraciones de polen ya habían llegado a los 6.900 granos por metro cúbico en lugares como Madrid. Así que nos auguraban unos meses de abril, mayo y junio bastante reguleros. Pero resulta que cuando llueve, la cantidad de polen disminuye mucho, y esa es una de las razones de que en la Cornisa Cantábrica suela haber menos concentración de polen, además de unos paisajes para quitarse el sombrero en los que podremos respirar a pleno pulmón sin miedo a estornudar.
Una de cuevas: el espeleoturismo
Un lugar donde los alérgicos estaremos a salvo de los maléficos efectos del polen son las cuevas. Y no en sentido metafórico sino literal. En ellas hay humedad, oscuridad y sobre todo, no hay plantas, así que todos los obstáculos quedan salvados. Por eso para los que no podemos con el polen las cuevas son como la casilla gris del parchís, en la que no te pueden comer. Sólo que además podemos aprovechar para hacer un tipo de turismo que puede que nunca se nos hubiera pasado por la cabeza de otra forma. Y eso que el espeleoturismo se está poniendo de moda. Tanto que encontrarás pocas cuevas que no cuenten con un experto guía con el que descubrir esas catedrales subterráneas que tienen mucho de mágico. En páginas como CuevasTuristicas.es podéis encontrar un buen listado con las cuevas de toda España para decidiros por la que más os interese:
Visita al Levante
Este año, la SEAIC ha establecido por primera vez el nivel de intensidad de la alergia al polen en diferentes zonas geográficas del país, y eso da unas cuantas pistas. Por ejemplo, que los alérgicos podemos disfrutar tranquilamente de unas vacaciones primaverales en el Levante: en Cataluña, Valencia y Murcia el nivel de intensidad de la alergia al polen será “leve”, igual que en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco. Una buena excusa para darse una vuelta por allí y descubrir la cantidad de atractivos rincones que se esconden en esta zona.
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