Nieve

Trotones en Finlandia: un día en las carreras

Cada invierno, en el país de Papa Noel las carreras de caballos sacan a los finlandeses del calor de sus casas con relativa facilidad. Frío y nieve no son problema si hay vida en el bosque. Quizás influya el hecho de que se puede apostar sólo al caballo ganador, o a la gemela. Todo, muy al estilo finlandés: sencillo y efectivo.

Con relativa facilidad, la temperatura baja de los 20 grados bajo cero y la nieve helada cubre la pista reflejando el azul intenso del cielo. Los jinetes con sus chaquetas de colores preparan a los caballos con pequeños ejercicios de calentamiento. Mientras, los espectadores combaten las bajas temperaturas comprando bocadillos calientes y bebiendo café. Por supuesto, todo esto después de haber apostado por el caballo vencedor. La pequeña caseta de perritos calientes es un punto de encuentro junto a la pista de calentamiento. El toque curioso lo ponen un pequeño grupo de gitanos apuestan entre ellos y se acercan a los preparadores que pueden comprar alguno de sus caballos, porque el negocio de la compraventa también sigue vivo.

Para los finlandeses, es algo más que un espectáculo, ya que este deporte, las carreras de caballos trotones, es la locura nacional. Se calcula que las apuestas en las carreras mueven más de 250 millones de euros al año. Teniendo en cuenta que su población no llega a los s 6 millones, no hace falta hacer muchos cálculos. Aquí se mueve mucho dinero.

En los hipódromos oficiales existen gradas cubiertas con grandes cristaleras para ver la carrera. Pero lo más emocionante es presenciarlas a pie de pista y en las pistas de pequeñas zonas rurales… El espectáculo recuerda un poco a las cuadrigas de los romanos, aunque por supuesto la velocidad y, por ello, el riesgo es infinitamente menor. Incluso, no faltan las pequeñas tiendas con vendedores ambulantes… Siempre hay una compra eventual, desde una cabezada o un juego de herraduras que se necesita a última hora.

La historia también tiene su hueco. La primera carrera tuvo lugar sobre el hielo del río Aura, en Turku, en el año 1817. Esta bella ciudad fue la capital de Finlandia hasta 1812 cuando Helsinki pasa a ocupar el título. Al ver el río flanqueado por árboles en ambas orillas, uno se puede imaginar la emoción de esa primera competición, donde al suministro de adrenalina se le sumaba el riesgo de las aguas del río bajo el hielo. Hoy el hipódromo de Turku, ya en tierra firme, es uno de los más populares de Finlandia y las carreras se suelen celebrar los lunes.

Quizás sea el momento de explicar en qué consisten estas peculiares carreras. La novedad lo hace incluso más atractivo. Como en otras carreras de trotones, el jinete no va subido al caballo. Va sentado sentado en un “carrito” de dos ruedas con dos barras que lo sujetan al caballo. Estos vehículos se llaman sulkies o gigs.

En Finlandia hay más de 6000 carreras al año. Éstas varían en importancia; las hay que son auténticos eventos nacionales mientras que otras son pequeñas carreras locales. Excepto el día de Navidad, siempre hay alguna carrera, siendo verano cuando la concentración de eventos es mayor, pero sin el atractivo del hielo. No todas las carreras se celebran en hipódromos sino que muchas se hacen en pistas improvisadas de pequeñas localidades. Los lagos helados proporcionan estupendas pistas en el invierno y en verano no es extraño utilizar caminos y senderos en los campos.

A pesar de las explicaciones, el verdadero protagonista es el caballo, más concretamente, el caballo trotón finlandés. No es el más usado, pero posiblemente sea el que más nos llame a atención. Es un caballo de sangre fría, según la clasificación inglesa sangre caliente, de los más veloces del mundo, que además es capaz de tirar de bastante peso

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