Nieve

Reinhold Messner, el mejor montañero... y el más polémico

Es el montañero de más éxito de la historia, el más grande. Nadie se le puede comparar, porque sus logros son hitos de la historia. Para conseguirlo ha pagado un gran peaje emocional y físico, pero nunca da muestras de que eso le importe.

Reinhold Messner, a pesar de su nombre germánico, es italiano. Nació en 1944 en el Tirol del Sur, una región de cultura alemana entre las fronteras italianas. Él, en cualquier caso, habla de sí mismo como si fuera tirolés del sur y europeo.

Fue el primero en alcanzar los 14 ochomiles y en subir el Everest sin oxígeno.

Messner aparece en un lugar especial en todas las enciclopedias del alpinismo por su impresionante curriculum: es la primera persona de la historia que alcanzó la cima de los 14 ochomiles. Muchos los ha repetido. En 1978 fue el primero, junto a su compañero Peter Habeler, en alcanzar la cumbre del Everest sin utilizar oxígeno auxiliar (es habitual llevar botellas de oxígeno para ayudarse en esas altitudes extremas en las que el aire tiene poco oxígeno) y, no contento con ello, dos años después volvió a subirlo sin oxígeno y, esta vez, en solitario. Nadie había ascendido nunca jamás a la cumbre más alta del planeta en solitario. Hasta que apareció Messner siempre se había descartado tal posibilidad.

Su historia no ha sido, evidentemente, un camino fácil. Su empeño ha estado siempre en superar sus límites, en buscar donde no había buscado nadie antes, en abrir nuevas rutas, en pedirse más y más. Sus éxitos le han llevado a la gloria y a los tribunales, pero ha demostrado ser siempre un triunfador.

Leyenda negra

Su leyenda, para bien y para mal, empezó en la expedición de 1970 al Nanga Parbat, Pakistán. Allí, en compañía de su hermano Günther, alcanzó la cima por la vertiente Rupal: un abismo de 4.500 metros, la pared vertical más alta del planeta. No hace falta añadir que fueron los primeros en conquistar esa vía. Como el descenso por el mismo camino era tarea imposible (incluso para él) los dos hermanos decidieron cruzar la montaña y descender por la vertiente opuesta, por el valle de Diamir. El mal tiempo complicó mucho la bajada y Günther murió en el camino. Reinhold perdió siete falanges de los dedos de los pies por congelación. Tampoco hace falta decir que fueron los primeros en realizar esa travesía por la montaña asesina.

Messner siempre negó abandonar a su hermano durante la ascensión.

Durante más de 30 años Reinhold Messner ha tenido que luchar contra aquellos que le acusaron de abandonar a su hermano durante la ascensión. Que había entregado a su hermano a la montaña porque, al ser más débil que él, le estorbaba en sus ansias de gloria. Él siempre afirmó que su hermano había fallecido por un alud durante el descenso.

En 2001 se encontraron los restos de su hermano en el lugar que él decía que habían sucedido los hechos, confirmando su versión de la desgracia. Uno de los impulsores de la leyenda negra de Messner fue un compañero de expedición al que su esposa abandonó para casarse con el propio Reinhold. Cosas de la vida.

Enemigos y seguidores

Sus éxitos y su personalidad compleja —es arrogante, egoísta, ambicioso, o al menos eso dicen de él— le han granjeado una buena cantidad de enemigos. Pero su historial inigualable le ha generado una legión mucho mayor de seguidores incondicionales. Porque cuando acabó con el reto de alcanzar los 14 ochomiles —¿se me había olvidado decir que fue el primero en conseguir los 14 sin oxígeno auxiliar?— volvió su mirada hacia otros retos, y así fue el primero en cruzar la Antártida de costa a costa sin ningún tipo de ayuda, sin perros, sin vehículo, sin compañía. También atravesó Groenlandia por el camino más largo. También subió a las cimas más altas de los siete continentes, por supuesto por vías complicadas en las montañas más fáciles. También atravesó los desiertos del Gobi y Takla Makán.

Sus expediciones tienen el espíritu de aventureros como Shackleton, Mallory y Nansen.

En sus expediciones Messner se imbuye de la filosofía de la renuncia: va en solitario en muchas ocasiones y sin oxígeno auxiliar (que le impide, según él, sentir que está a más de 8.000 metros de altitud) para llevar a cabo más fácilmente la búsqueda que más le interesa, la de sí mismo. Sus expediciones tienen también el espíritu de otros aventureros legendarios: de Shackleton, de Mallory (tal vez el primer hombre que ascendió al Everest, en 1924) y de Nansen. En ellos encontró la visión necesaria para enfrentarse a los mayores retos posibles, el que ofrecen los lugares extremos, las montañas más altas, los desiertos más solitarios, los infiernos a los que (casi) nadie quiere asomarse.

El 13 de diciembre, la película Messner der Film, de Andreas Nickel, que revive su historia, abrirá la VI edición del Bilbao Mandi Film Festival. Habrá que estar atento a esta revisión de la historia del más exitoso de los montañeros.

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