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Divas infantiles que quieren gustar más a padres que a hijos

Cualquiera que tenga niños en su entorno cercano, ya sean hijos, sobrinos, o primos lejanos, habrá sufrido en sus carnes la tortura de ver a los Cantajuegos, ese grupo de chicos y chicas con formación fluctuante que interpreta canciones infantiles de ayer, de hoy y de siempre.

Si muchos adultos, especialmente padres, critican esta banda infantil es debido a que tienen una imagen muy ñoña, con petos vaqueros y camisetas rojas, y que no intentan llamar la atención de nadie que no sea un crío. Lejos quedan esos años ochenta, y sobre todo, noventa, en el que los ídolos infantiles que aparecían en la televisión, especialmente ellas, querían gustar más a los papás que a los hijos.

Teresa Rabal

Pensar en Teresa Rabal como artista infantil es pensar en una madurita con casta en el apellido que interpreta éxitos como Me pongo de pie, me vuelvo a sentar o De oca en oca. Aunque lo cierto es que en su vestuario abundan los trajes recatados y holgados, no menos cierto es que durante una época Teresa intentó jugar con una imagen más sensual, de manera casi pionera en España.

Corría el año 87 cuando la Rabal se ponía una juvenil cola de caballo y unos modelitos de corista -de la mejor revista de Lina Morgan, con los pechos perfectamente redondeados y a la vista de todos- para cantar a los pequeños de la casa el Veo Veo, mientras los Angelosos, los primos de Alicante de los Osos Amorosos, bailaban a su alrededor. Sin saberlo, estaba abriendo camino a otras que vinieron después con menos años, más ganas de comerse el mundo, y por qué no decirlo, con la delantera mejor puesta.

Miriam Díaz-Aroca

En 1990, en pleno éxito del programa Cajón desastre, una importante casa discográfica decidió apostar musicalmente por Miriam Díaz-Aroca. Su primer (y único) disco, Chicos, es una auténtica rareza donde se puede oír a las Supremas de Móstoles a los coros y a Agustín Bravo rapeando en una canción; incluso en un corte se puede disfrutar de un dueto de Miriam con el batería de Modestia Aparte.

Con temas como Pobre Tarzán o Locos de la carretera, se trata de un producto destinado a un público infantil y juvenil en lo que se refiere a las letras y la melodía, y a los papás en lo que se refiere al vestuario. Sólo así se explica que letras tontis cantadas en falsete y los susurros requiriesen para sus puestas en escenas trajes de dominatrix motera.

Leticia Sabater

Mientras Miriam promocionaba en Televisión Española su álbum, Telecinco hizo lo propio con Leticia Sabater, cuyo primer disco de larga duración, Los niños somos el mundo, incluye el mítico LetiRap. Transparencias, charol y faldas -o pantalones que permitiesen lucir bien los muslos- definía el vestuario de la rubia que anteriormente había trabajado con Chicho Ibáñez Serrador o Jesús Hermida, y que por aquel entonces era considerada un mito casi erótico.

Y es que la entonces cadena de Lazarov solía mostrar chicas atractivas en todos sus programas (Tutti Frutti, VIP, Ay qué calor) contentando posiblemente así al hombre de la casa y dueño del mando a distancia, en una época en la que en cada vivienda no había más que un televisor.

Xuxa

Sin duda, la más recordada de todas las divas infantiles que gustaban a niños y a papás es la brasileña Xuxa, quien aterrizó en España con el programa Xuxa Park, una réplica de un formato similar que desarrollaba en su país de origen. Muy guapa, rubia y con un acento exótico que no acababa de entender nadie, Xuxa conquistó los corazones de todos: los niños la adoraban, las niñas querían ser sus bailarinas (las llamadas Paquitas) y los papás querían que diese un concierto cerca de casa para ver cómo se meneaba cantando Ilarié en ropa ajustada que marcaba curvas aquí y allá.

La popularidad del show de Xuxa es tal que incluso en Los Simpson han llegado a hacerle un guiño con una presentadora infantil que enseña la diferencia de izquierda y derecha a los peques moviendo unas pezoneras.

https://youtube.com/watch?v=AWUUKpGeJaA

Beatriz Rico

Telebuten o Hugolandia son algunos de los programas infantiles que la asturiana Beatriz Rico presentó en la misma emisora a la que pertenecían Xuxa y Leticia Sabater, Telecinco. Y al igual que sus colegas, pronto tuvo también un disco con el sello de la cadena que se llamó Baila sin parar, y en cuya portada lucía un generoso y exagerado canalillo, ayudado por un inteligente cruce de brazos que ayudaba a marcar más pecho.

Años después, Beatriz afirmó que el director de sus programas, Sebastian Junyent, nunca le permitió ir exuberante, y que si por ejemplo mostraba piernas con un pantalón corto lo compensaba con una parte de arriba más generosa en tejido.

Luego están las excepciones, esas divas infantiles que jamás enseñaron carne; desde Alaska en La Bola de Cristal, que permaneció siempre fiel a su estilo, a la sempiterna Rita Irasema, antítesis pura y dura de Xuxa, Beatriz y compañía.

Por otro lado, merece destacar el caso de una cantante que pudo ser la Xuxa nacional, pero no quiso. En pleno éxito de la brasileña, Antena 3 contacto con Christina Rosenvinge para estar al frente de un programa en el que cantar y bailar para niños -y posiblemente enseñar algo de carne-. Sin embargo, Christina, que ya había tenido experiencia televisiva como presentadora en Televisión Española, decidió declinar la oferta y continuar en el mundo de la canción y en el que permanece a día de hoy.

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