Los 90: la incertidumbre hecha década. Se suponía que íbamos a llegar al fin de la Historia, pero tras pasarnos toda la década esperando, al final Paco Rabanne falló y la estación MIR no cayó sobre París aquel verano del 99. Aquellos fueron, en realidad, unos años mucho más entretenidos de lo que solemos recordar. El mundo –esto es, el capitalismo– se daba una capa de barniz tras la caída del comunismo con la nueva economía de Greenspan mientras Yeltsin se emborrachaba de poder y Clinton creaba un nuevo campo semántico en torno al término ‘becario’. Todos íbamos a ser felices en un mundo que íbamos a cambiar conectándonos por primera vez a Internet a través de módems de 56K y los punks y los neorrománticos de los 80 dejaban paso al grunge y al dirty chic.
En aquellos años de la generación X en los que todo en el planeta parecía estar cambiando sin que nadie supiera bien hacia dónde, España vivía su propio teenage angst constitucional con el agónico hundimiento del PSOE de González y el irremediable ascenso del PP de aquel Aznar que recitaba a Pere Gimferrer en catalán. En parte, aquello fue consecuencia de la ‘gran fiesta’ del 92, tras la cual el país se sumió en una densa resaca que con el paso del tiempo acabó dejando ciertas lagunas en nuestra memoria, como esas que se desean tener después de las noches más humillantes. Muchos se han esforzado por olvidar que en aquellos años nació Camela y que las cadenas de televisión se peleaban por contratar a Leticia Sabater, pero ocurrió y debemos recordarlo si no queremos que vuelva a suceder.
Los 90, nunca lo olvidemos, fueron los años de Emilio Aragón convertido en Médico de familia y de los programas veraniegos de Gil desde un jacuzzi de su Marbella. Por suerte, libros como No me toques los 90 (Roca Editorial) compilan toda esa masa de personajes que brotaron durante aquel tiempo para que podamos ahorrarnos la angustia de imaginarnos de nuevo a Nieves Herrero haciendo un programa especial por el asesinato de las niñas de Alcàsser. En sus páginas, Mike Medianoche, que colabora con Marabilias, recuerda el arranque de las televisiones privadas en España y todo lo que trajeron consigo, como las azafatas vedetizadas o las galas interminables con motivos absurdos, y entrevista a varias estrellas de aquellos primeros tiempos de Antena 3 y Telecinco, como Mabel Lozano y Romy Abradelo.
No parece un mal momento para fomentar la nostalgia de los años 90: ya han pasado más de cuatro lustros desde que la mayoría de los personajes del libro alcanzaron su efímera fama y no mucho menos tiempo desde que se borraron de nuestras memorias. Vale, puede que estuvieran mejor así, olvidados en el cajón de objetos perdidos de una década que nadie ha logrado aún comprender del todo, pero los que crecieron con los discos de Amistades Peligrosas y los recopilatorios de Maquina total ya se están haciendo mayores y empiezan a aferrarse a los recuerdos. Al fin y al cabo, la de los 90 fue también la última década en la que se compraron discos y las salas de cine se llenaban, como recuerda Medianoche en su libro, y solo por eso merece la pena no olvidarla.
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