Paradojas de la televisión. El programa de Mediaset elige como nombre Tiki Taka, en referencia a ese estilo de toque de la selección española de fútbol. Un estilo lírico que compendia la belleza estética, la deportividad extrema y la absoluta corrección en el fondo y las formas. Y, sin embargo, el espacio que presenta Enrique Marqués en Energy y Cuatro está cada vez más mourinhizado. O sea, impera en el plató un estilo cada día más épico, bronco, políticamente incorrecto y regido por la ley de que el fin justifica los medios. Como si el director fuera José Mourinho. Esta contradicción entre el nombre y la cualidad es como si Messi diera las patadas y Pepe hiciera los regates. O como si Guardiola apostase por el pelotazo y Clemente por el fútbol ofensivo.
Cualquier seguidor del programa habrá reparado en el crecimiento exponencial de los tertulianos que recurren a los aspavientos más exagerados para tratar de imponer sus tesis. Más o menos cada dos minutos uno de los asistentes se levanta y empieza a gritar más que sus oponentes dialécticos. Es un gallinero donde por momentos vence quien más eleva su voz. Poco importa el fútbol en realidad. Se trata de ofrecer un espectáculo permanente que atraiga a los telespectadores. Tanto es así que en este programa han recurrido a tertulianos como Kiko Matamoros y Francisco Rivera, alias Paquirrín. Del paso de este último por el programa ya nos ocupamos largo y tendido. En cuanto a Matamoros, ya le hemos padecido bastante en Sálvame y otros programas monstruosos.
El programa imita bastante bien a su principal competidor, 'El Chiringuito' de Pedrerol
En realidad, Tiki Taka es una copia de Punto Pelota/El Chiringuito de Pedrerol. Y no es que esto sea algo malo ni bueno, puesto que todo el mundo tiene derecho a imitar un formato de éxito. Cuestión distinta es hacerlo bien, claro. Y, justo es decirlo, el programa que se emite en Mediaset imita bastante bien a su principal competidor. Para empezar, son discusiones igual de irresolubles y apasionantes, propias de las tabernas y por ello exitosas. Además, las caras son también similares porque en Energy aparecen multitud de tertulianos que antes aparecían junto a Pedrerol. El caso más sonado es el de Siro López, cuyo fichaje provocó entre los periodistas deportivos un terremoto inexplicable. Con unos rostros u otros, Tiki Taka es cada noche divertido y polémico, una aleación que encandila a los futboleros.
Lo bueno de la evidente mourinhización descrita es que se trata de una garantía de éxito en un país dividido entre quienes aman y quienes odian a Mou, genio y figura. Como pasa con los cerrojazos del técnico portugués (que se lo digan al Atleti), sus fervientes seguidores siempre defenderán su fórmula y sus no menos fervientes detractores nunca podrán soporta sus maneras chulescas. Pero todos ellos no pueden vivir sin él. Es la bendita irracionalidad del fútbol que, combinada con la necesaria simpleza de mensajes televisivos, ofrecen un camino repleto de éxitos y audiencias a los chicos de Tiki Taka.
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