Antes del estreno de Las aventuras del capitán Alatriste, el escritor Arturo Pérez Reverte, autor de las novelas originales en las que se basa la serie, declaró que había quedado muy contento con el trabajo de Aitor Luna, el actor encargado de interpretar al protagonista. Y no sabemos si lo dijo por convicción o para dejarnos claro que era lo único salvable de la producción -con posterioridad no ha tenido reparo en defender el conjunto a través de su twitter, con algún 'pero' muy suave y argumentando que la serie tiene una calidad superior al resto de series de producción española y que para el público a quien va dirigida, está bien-. La realidad es que Aitor Luna, con ese bigote que nos conquistó a todos, destacó en un ambiente muy poco creíble -en ocasiones nos descubrimos esperando la llegada de Mónica Cruz o Pilar Rubio, para acabar de redondear el despropósito-. Pero, ¿qué le ha llevado hasta protagonizar su propia serie? ¿Dónde hemos visto a este chico? ¿Es un recién llegado? Ya les adelantamos que para nada.
Aitor Luna interpretó a Montoya durante cuatro años en 'Los hombres de Paco'.
Puede que no terminen de situar a Aitor Luna en su memoria y lo entendemos. La imagen del actor en los últimos tiempos, con barba y pelo largo, hace que hayamos olvidado su pasado, por ejemplo, en Los hombres de Paco, donde estuvo cuatro años interpretando a Montoya. Pero no crean que se dejó amedrantar por la presencia de los 'guapos oficiales', Hugo Silva y Mario Casas. Con su buena ración de fans, se dejó barba de tres días y saltó a Gran reserva, para compartir amoríos con Paula Echevarría, y de ahí a La Fuga, la miniserie que le situó en el mapa de los sex symbols. “La verdad es que no estoy preparado para ser un sex symbol nacional. Supongo que para otras personas está bien, pero no va con mi carácter”, comentó en su momento, aunque no tuvo demasiada suerte en su pretensión. Con su estilismo de preso fugado se convirtió en la sensación de la temporada. Normal, por otra parte.
Visto bueno de Pérez Reverte
Desde entonces, Luna había combinado la presencia en televisión con sus papeles en el teatro y una pequeña incursión en el cine, hasta que Alatriste llamó a su puerta. O más bien, apareció por sorpresa. Según cuenta, acudió al casting en último momento y sin ninguna esperanza, ya que buscaban a un actor unos 10 años más mayor, pero acabó llevándose el protagonista. Seguramente, la opinión de Pérez Reverte, que ha confesado que Aitor Luna tiene el físico exacto que imaginaba para Alatriste, fue decisiva en la elección -aunque con Viggo Mortensen, el encargado de interpretarle en el cine, no acabó, precisamente, en sintonía-. Luna devoró las novelas en cuestión de semanas y se preparó a conciencia para el que ha dicho que es el papel de su vida, al menos hasta el momento. ¿Pensará lo mismo tras la acogida del público? Incluso el estreno de Algo que celebrar en Antena 3 consiguió superarle en audiencia, y con un presupuesto y unas ambiciones mucho más modestas. ¿La maldición de la ficción en Mediaset?
Ser lo mejor dentro de lo peor es una buena noticia.
De todas formas, Aitor Luna no debería preocuparse mucho. Ser lo mejor dentro de lo peor es una buena noticia. Ni Alatriste va a suponer el final de su carrera, ni, de hecho, le va a marcar decisivamente. Gracias a esta megaproducción, con rodaje en Budapest y decorados kilométricos, ha conseguido que todos hablemos de él y sin necesidad de mencionar a su hermano, Yon González, ni a su supuesto romance con María Valverde. “El físico es un obstáculo que te tienes que quitar a base de trabajo y de saber elegir tus proyectos”, ha declarado el actor, ajeno, seguramente al club de fans que se ha ganado con el paso del tiempo. Ahora sólo nos queda que los productores cambien el guion para ofrecernos muchas escenas de desnudo, como las de su hermano en la olvidada Mentiras y gordas, y podríamos llegar a declararnos fans de la serie. ¿Sería mucho pedir que se empezase a rodar un spin off de Alatriste? ¿Cabría una serie protagonizada únicamente por su bigote? Sería una buena forma de rentabilizar el esfuerzo. Y de dejar de martirizar al público con productos que desatan la vergüenza ajena. A ver si va a tener razón Pérez Reverte y España no es Reino Unido...
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