En este universo absurdo e inexplicable que es la televisión, el límite entre el éxito y el fracaso es minúsculo, raquítico, imperceptible. Y ocurre, por tanto, que rostros que han triunfado y se han metido en nuestros hogares durante años desaparecen de súbito, como explicó aquí a la perfección nuestro admirado José Confuso. Sin explicaciones ni motivos aparentes. Vienen luego las caminatas por el desierto televisivo. Aquellos que parecían imbatibles en su franja horaria quedan relegados al silencio, a la nada. Un caso paradigmático es el de Silvia Jato. Tras cosechar todas las victorias y premios imaginables en las cadenas nacionales, ahora se ve obligada a exiliarse a su tierra natal, Galicia, para presentar un nuevo programa.
Si usted, querido lector, ya no se acordaba de ella, debe saber, tanto si la odia como la idolatra, que la buena de Jato acaba de ser contratada para presentar Na nosa nube (En nuestra nube) en la televisión pública gallega (TVG). El programa se emite este miércoles a las 22.30 en la cadena autonómica. O sea, prime time. Y parece que el espacio trata un poco de todo, que es lo mismo que decir que el tema no está claro. Aunque poco importa, porque es sabido que en televisión un producto puede acabar derivando en cualquier cosa que nada tenga que ver con la idea inicial.
Gracias a su trabajo en 'Pasapalabra', entre 2000 y 2005 ganó todos los premios imaginables para un presentador, incluidos varios TP de Oro, una Antena de Oro y otra Antena de Plata
A la trayectoria de esta lucense no le faltan vaivenes. Se hizo conocida por su belleza, al ser elegida Miss Galicia en 1989, cuando contaba 18 años. Después desembarcó en la televisión gallega, donde trabajó un lustro. Su carrera fue creciendo poco a poco. Hasta que llegó a presentar el ya mítico Pasapalabra en Antena 3. Entre 2000 y 2005 ganó todos los premios imaginables para un presentador, incluidos varios TP de Oro, una Antena de Oro y otra Antena de Plata. Parecía que la senda de su éxito era inacabable. Cinco años gloriosos con un programa que aún hoy se emite. Sin embargo, ocurrió que Telecinco compró los derechos del concurso y decidió, por razones que en Mediaset sabrán, prescindir de ella.
Su trabajo en Allá tú, también en Telecinco, no funcionó. Y a partir de ahí, la travesía de unos cuantos años en programas regionales sin demasiado éxito. Lo último que ha hecho es conducir una sección de Psicológía los lunes en el programa Es la mañana que presenta Federico Jiménez Losantos en Esradio. La semana pasada, durante el espacio radiofónico, ella misma anunció que se marchaba a Galicia, donde empezó su carrera, para presentar este Na nosa nube que llega estos días a la pantalla.
Su exnovio corre peor suerte
En esta vuelta a casa de Jato hay un asunto curioso que, pese a ser colateral, puesto que nada tiene que ver con la televisión, es también demasiado jugoso como para pasarlo por alto. Cuando la presentadora anunciaba en directo su marcha a Galicia habían pasado pocas horas de un suceso cuanto menos patético que le había sucedido a su exnovio más famoso. Se trata, como ya habrán adivinado, del magistrado Enrique López, pillado un tanto curda y sin casco en la madrugada del domingo 1 de junio. El tema es que López ha tenido que renunciar a su puesto de miembro del Tribunal Constitucional, que no es poca cosa. Ya es casualidad, oigan, que Jato consiga un nuevo contrato al tiempo que el exmaromo se queda en el paro. Caprichos del amor, ¿no creen?
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