Fast n’ loud
Hay un taller en Texas llamado Gas Monkey donde se producen auténticos milagros, y donde se graba Fast n’ loud, un programa de garaje con un poco de programa de subasta. El responsable de la negociación es Richard Rawling, encargado de localizar gangas para restaurar en Gas Monkey. La mano de obra la pone el barbudo (a falta de un calificativo mejor para definir el abundante vello facial de este hombre) Aaron Kaufman. Y sí, estas preciosidades están a la venta y por ellas se llegan a pagar cantidades desorbitadas de seis cifras, como los 497.900 euros que algún rico aficionado al motor desembolsó por un Ferrari F40 que pasó por las manos de estos mecánicos restauradores.
Joyas sobre ruedas
El vendedor Mike Brewer y el mecánico Edd China son los protagonistas de Joyas sobre ruedas (Wheeler Dealers). Además de comprar, restaurar y negociar, estos dos británicos son muy aficionados a viajar por distintos países en busca de modelos míticos como el Fiat 500 o rarezas para verdaderos coleccionistas como el Alpine A310 de Renault.
Clásicos del motor
Parece que la dinámica de este tipo de programas es simple: compro un coche que prácticamente es un manojo de chatarra, lo restauro para convertirlo en un ‘capricho’ y lo vendo en una subasta. Eso mismo hace Wayne Carini, restaurador de coches clásicos, antiguos y de colección, además de experto en Ferrari, en Clásicos del motor (Chasing classic cars). Carini rastrea los Estados Unidos en busca de tesoros olvidados, como el que rebusca en trasteros ajenos (pero ahí no entraremos, porque eso ya es otro tipo de programa), que después repara para vender en subasta o a coleccionistas particulares. ¿Un Ford A? ¿Un Miura? ¿Un Impala? Todo vale.
El taller de Jesse James
Resulta que el exmarido infiel de Sandra Bullock, la única actriz capaz de ganar un Oscar y un Razzie por la misma película, es restaurador de coches y motos. A diferencia de los tres programas anteriores, aquí importan menos el proceso de búsqueda del coche, la fase de restauración y el resultado final y prima más el drama. Vamos, lo que viene siendo un reality en toda regla: broncas con los clientes, broncas entre los mecánicos… El programa fue cancelado hace poco menos de un año y el señor James se deshizo en lindezas de todo tipo hacia los ejecutivos de Discovery Channel.
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