Por alguna razón que todavía desconocemos, estos programas llegan a atraparnos, convirtiéndose en uno de los peores placeres culpables que ha parido la tele. Vamos a hacer un repaso por algunos de ellos.
El vestido de tu boda
Si algún reality nupcial se ha hecho conocido en España es El vestido de tu boda (Say yes to the dress), presunto docu-reality en el que la dueña de una megatienda de vestidos de novia de Atlanta y su equipo intentan colocar el vestido perfecto a la novia y su séquito, habitualmente compuesto de madre, suegra, abuela, hermanas, cuñadas y amigas, cuanto más crueles y criticonas mejor. Si hacemos caso al programa, lo más importante no es la boda, ni siquiera el novio, es el vestido, y una vez se cumple la misión de encontrarlo (dramas, conflictos, complejos y lloros de por medio), el resto no es más que un mero trámite para que te den un papel con un sello estampado.
Novias de Beverly Hills
El concepto es el mismo que con El vestido de tu boda pero trasladado a Beverly Hills y con una vuelta de horterismo más. Es ideal para ver con una bolsa de palomitas y muchas ganas de criticar. Hay mucha pija hortera con presupuestos desorbitados y exigencias extravagantes, pero las mejores clientas de la pizpireta René Strauss son esas actrices de saldo (normalmente recauchutadas) que van a comprar su enésimo vestido de boda definitivo.
Me pido este vestido
Esta sería la versión low cost del sub-subgénero vestidos de novia. El programa está grabado en Vows, una tienda famosa por vender vestidos de novia de primeras marcas con descuentos de hasta el 50%. Lo mejor del programa no son las 'cazadoras de gangas' que compran allí sus trajes, sino ver a los dueños del establecimiento cruzarse el país de tienda en tienda negociando para comprar lotes de vestidos 'caducados' por cantidades ridículas, prácticamente al peso.
Novias a dieta
Aunque en los tres realities anteriores parezca que lo más grave ya ha pasado una vez se tiene el vestido ideal, la tele puede ser muy cruel con los problemas de las novias. Y es que las hay que, una vez elegido el vestido, tienen un nuevo conflicto: la talla. La premisa de la que parte Novias a dieta se podría resumir como "me caso en unas semanas y no entro en el traje". Para eso hay un equipo que enseñará a la sufrida novia cuánto pesa de más, todo lo que come y no debería y cuánto ejercicio debería hacer en vez de estar en un rincón llorando amargamente mirando un traje dos tallas más pequeño. Ahora mismo este programa no está en antena, aunque es uno de los muchos realities que sirvieron para rellenar la parrilla de la TDT.
Don't tell the bride
Si hay algo común a los realities de bodas es que olvidan al 50% del asunto, es decir, al novio. No pasa nada, ya está aquí la BBC 3 para solucionarlo con Don’t tell the bride (No se lo digas a la novia), un programa que las cadenas asiduas a los realities de novias deberían pensar en incluir en sus parrillas. El objetivo no es otro que organizar una boda en tres semanas y con un presupuesto cerrado de 12.000 libras, pero sin que la novia participe para nada, ni siquiera en la elección del vestido. Absolutamente toda la organización corre a cargo del novio, con todo lo que eso conlleva tanto para bien como para mal. Así, más de una novia ha visto como sus sueños de tener una boda de cuento se daban de bruces con la realidad de una boda de ciencia ficción. Seguro que alguna pensó en cambiar el "Sí, quiero" de rigor por un "No, gracias" al ver lo que se le venía encima.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación