Hubo una época en que las parrillas televisivas se renovaban con la llegada del verano. No es que los nuevos productos fueran mejores que los anteriores -y se echaba mucha mano de las reposiciones-, pero al menos se ofrecía una programación distinta de la que ocupa el curso académico. Volvían los clásicos de siempre, las series que no pasan de moda y algún que otro programa con mucho aire de verano. Vamos, lo que debería ser lo normal. Pero no, esto ya ha pasado de moda.
Ahora lo que toca es mantener los mismos programas, aunque tirando de sustitutos para no quemar a los presentadores titulares. Total, si en verano nadie ve la televisión, ¿no? Pero lo peor de todo es que, encima, cuando se empeñan en innovar, lo hacen fatal. El verano pasado todavía tuvimos la suerte de encontrarnos con aquella sorpresa en forma de reality titulada Campamento de verano, con polémica con Lucia Etxebarría incluida, pero este año, ni eso. ¿Qué estamos haciendo mal?
Grandes y erradas expectativas
Televisión Española nos quiso animar prometiéndonos un prime time para Mariló Montero. Nada nos podía apetecer más. Nuestra presentadora favorita de la televisión dándolo todo en el mejor horario de todos. Cuando nos desvelaron el proyecto empezamos a sospechar. ¿Un programa para encontrar el pueblo más divertido? ¿Una reminiscencia de aquel Grand Prix de Ramón García? Pero nada nos indicaba que el resultado iba a ser mucho peor. No solo el formato carecía de interés, sino que además suponía un retroceso de, aproximadamente, veinte años.
Los mismos humoristas de la transición, los mismos chistes y la misma poca gracia. Poco importaba el espectáculo que suponía combinar a Mariló y a Mario Vaquerizo en el mismo plató. De hecho, podrían haber creado un formato de entrevistas a dúo, que hubiera sido todo un éxito. Pero no, había que hacernos perder el tiempo...
No es que la competencia fuera muy dura
Telecinco, viendo el dispendio económico que le ha supuesto Supervivientes, prefirió un formato de reality con personajes anónimos, que siempre sale más barato. Para ello crearon una mezcla de Mujeres y Hombres y Viceversa y Confianza ciega, el mítico reality show que nunca consiguen volver a reponer. El experimento se llama Ex, ¿qué harías por tus hijos? y, seguramente, no lo ha visto nadie. ¿No hubiera sido más sencillo sacarse una versión exprés de Gran Hermano con famosos de tercera y llamarlo Gran Hermano VIP? ¿O pagarles dos semanas de casa rural a los colaboradores de Sálvame y emitir Sálvame de verano? Emma García, que acumula fracaso tras fracaso, ha sido la encargada de aguantar el tipo al frente de un formato que nació muerto. Una lástima de tiempo y de sueldo.
¿Pero es mejor arriesgar y fracasar o que todo continúe como siempre? ¿Era necesario llenar huecos con reposiciones de El Hormiguero si ya las hemos visto durante todo el año? Las cadenas han entrado en un permanente día de la marmota. El formato Sálvame no descansa nunca, ya sea con Paz Padilla o María Patiño. Inés Ballester vuelve a televisión, más despistada que nunca, para que no se interrumpan Las mañanas de La 1 y Sandra Daviú, la eterna sustituta, hace lo propia con Susana Griso.
Nuevas apuestas para el éxito
¿No sería más lógico dejar descansar los programas hasta septiembre y apostar por productos más novedosos? Aprovechemos que el público disminuye para probar cosas nuevas -y caras nuevas-. El éxito puede estar donde menos te lo esperas, pero claro, hay que dejar la pereza y la comodidad en casa. ¿Ha llegado el momento de apagar la tele y entregarnos a la lectura? Señores directivos, dejen de tirarse piedras contra su propio tejado.
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