La Agencia EFE de noticias, de titularidad pública y a la que el Estado ha asignado en 2016 un total de 38 millones de euros, ha distribuido recientemente varios teletipos sobre Rodrigo Rato que han servido para respaldar sus intereses dentro del proceso judicial que investiga el origen de su patrimonio. En las últimas semanas, a la publicación de informaciones negativas sobre el expresidente de Bankia que ha aparecido en los medios de comunicación, le ha seguido la difusión de noticias de EFE en las que se aclaraba su postura o se especificaban las medidas que iba a tomar para salir airoso de las acusaciones que ha recibido. En la redacción de esta entidad de la SEPI estos hechos han causado un considerable malestar y, de hecho, las varias fuentes consultadas por Vozpópuli no se explican el porqué se concede esta prebenda al exministro de Economía.
Los ejemplos que se pueden encontrar, en este sentido, son diversos. En la mayoría de estas noticias, se dibuja a Rato como la víctima de una “caza de brujas” en la que se pretende demostrar -con pruebas poco consistentes- que consiguió una parte de su patrimonio de forma irregular, así como que cometió administración desleal durante su permanencia en Bankia.
Rodrigo Rato asegura que se han interpretado de forma "maliciosa" algunas pruebas de su caso con el objeto de perjudicarle
Sin ir más lejos, el pasado 19 de julio, la agencia presidida por José Antonio Vera difundía un teletipo en el que el exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional aseguraba que su investigación era inconstitucional, al considerar que los hechos por los que fue detenido son “falsos y erróneos”. En el teletipo, se detallaba el contenido de un recurso que había remitido a la Audiencia Provincial de Madrid -que, como en todos estos casos, llegó a manos de la agencia- en el que alega que en su proceso judicial se han vulnerado sus derechos fundamentales y se han interpretado de forma “maliciosa” algunas pruebas con el objeto de perjudicarle.
Esta hipótesis también se sostiene en otra noticia que se hace eco del recurso remitido por Rato al mismo tribunal para solicitar el archivo de parte de la investigación sobre su patrimonio. ”Afirma, se basa en hechos falsos, se le atribuye la propiedad de una empresa que no era suya y se le acusa de un supuesto delito fiscal que de haberse cometido ya estaría prescrito”, precisa el teletipo en su primer párrafo.
Caza de brujas contra Rato
La teoría de la “caza de brujas” la ha alimentado el exvicepresidente del Gobierno en los últimos meses y la ha aireado con la ayuda de EFE. De hecho, en abril se distribuyó un teletipo, del que se hicieron eco varios medios de comunicación, en el que también se exponía, con sumo detalle, la postura de Rato, con la que pretende desmontar los argumentos de la acusación.
En la redacción central de la agencia de noticias, culpan directamente a los responsables del departamento de Economía de la instrumentalización que ha realizado Rato de este servicio público, también consentida por sus directivos. En este sentido, cabe recordar que EFE lleva más un año y medio sin Consejo de Redacción, un órgano que se encarga de velar porque en esta entidad de la SEPI se cumplan los preceptos del Estatuto de Redacción.
EFE lleva más de un año y medio sin Consejo de Redacción, según denuncian sus trabajadores
En este documento se especifica que los periodistas que trabajan para la agencia deben actuar de forma imparcial y eludir las presiones de grupos de interés: “EFE rechaza cualquier presión de las instituciones, partidos políticos, grupo seconómicos, culturales, religiosos, sociales, ideológicos o de otro tipo que intentena lterar o influir en la información en beneficio de sus intereses. En caso de que existieran estas presiones, los periodistas podrán comunicárselo al Consejo de Redacción o a la Dirección”.
Durante la etapa de José Antonio Vera como presidente, los sindicatos de EFE han denunciado la formalización de determinados acuerdos que -consideran- han comprometido la información que distribuye la agencia. El que más críticas desató fue el convenio que impulsó EFE y Kazajistán, una exrepública soviética que, lejos de afrontar la transición hacia la democracia tras la caída de la URSS, mantuvo en el poder a Nursultán Nazarbáyeb, quien desde 1991 implantó un régimen personalista sobre el que constantemente han pendido las sombras del nepotismo y la corrupción.