La guerra que han mantenido durante los dos últimos años el Gobierno y las televisiones privadas vivirá en otoño su batalla más decisiva. Mariano Rajoy repartirá antes de final de año seis nuevas licencias para la TDT que las empresas esperan como agua de mayo después de perder 9 canales en 2014 por decisión del Tribunal Supremo. Atresmedia y Mediaset han presentado dos candidaturas por cabeza para este concurso, pero no está nada claro que prosperen, pues sus relaciones con el Ejecutivo están rotas desde hace mucho tiempo. Las compañías dirigidas por Paolo Vasile y Silvio González son conscientes de su capacidad de influencia sobre la sociedad española y saben jugar esta baza. Alternan golpes con caricias y, dependiendo de la fecha que marque el calendario político, dan la de cal o la de arena. Pero en el PP también saben que con seis nuevos competidores en el mercado sus negocios quedarían tocados, de ahí que les hayan sugerido que rebajen la intensidad de sus críticas.
Las televisiones privadas realizaron hace unas semanas una maniobra que no gustó en Moncloa y que ofrece una visión perfecta sobre la falta de confianza que existe entre los dos contendientes de esta batalla. Estas empresas, por medio de su patronal (UTECA), salvaron los ocho canales que con toda probabilidad iban a ser cerrados en julio por el Tribunal Supremo. Lo hicieron mediante un acuerdo extrajudicial con las tres compañías que habían demandado su clausura, a las que pagaron 20 millones de euros a cambio de que retiraran sus pleitos. En la mesa de negociación -que se convocó varias veces- se sentaron los representanes legales de las compañías y los denunciantes. Pero no hubo nadie del Ejecutivo. Ni estaban, ni se les esperaba, puesto que eran ajenos a estas conversaciones.
Las televisiones pagaron 20 millones de euros para evitar el cierre de 8 de sus canales. El Gobierno fue ajeno a esta negociación
Ambas partes han guardado un silencio sepulcral sobre este asunto, pero no hay duda de que para el Gobierno esta negociación a sus espaldas supuso un mazazo importante, puesto que dejó patente su pérdida de control sobre un sector que desde la llegada de la democracia ha estado siempre sometido a la férrea tutela del Estado, y en el que las empresas se han expandido o han menguado en virtud de su cercanía o lejanía con el partido del poder. Desde Prisa con Felipe González hasta los negocios de Jaume Roures con José Luis Rodríguez Zapatero.
No conviene olvidar que esta jugada por parte de Atresmedia, Mediaset, Net TV y Veo TV restó efectividad a la estrategia de Moncloa, consistente en presionar a las televisiones privadas a través de los plazos fijados para la resolución del concurso por las seis licencias. “No es casualidad que (este proceso) vaya a resolverse poco antes de las elecciones generales. Claramente, es una estrategia del Gobierno para acallar las críticas. Pero no es lo mismo practicar esa autocensura después de perder ocho canales que habiendo evitado ese hecho”, explican a Vozpópuli fuentes de estas empresas.
Presiones mutuas
Durante las últimas semanas, se ha observado una cierta relajación en el tono de las críticas hacia el Gobierno en cadenas como Cuatro o La Sexta. Algunos la atribuyen al temor de las televisiones a salir malparadas del concurso por los canales. Otros, simplemente a que algunos de los programas más incisivos han echado el cierre por vacaciones, como en los casos de El Intermedio, Salvados o El Objetivo. En cualquier caso, los dardos envenenados hacia Rajoy, su equipo y su partido -aunque con menos frecuencia- han continuado recorriendo el territorio que separa ambas trincheras, principalmente a partir de los programas de debate, que se han mantenido en antena en muchos casos (Al Rojo Vivo, La Sexta Noche o Las Mañanas de Cuatro).
Fuentes de estas cadenas de televisión reconocen que algo ha cambiado en el Partido Popular desde las elecciones del pasado 24 de mayo, puesto que sus portavoces han vuelto a sentarse en sus mesas de tertulia tras muchos tiempo sin pisar este tipo de programas. A esto se suma el que, desde los más altos despachos de Génova, se está cocinando una tournée de cargos públicos del partido por sus platós antes de las elecciones generales. "Hay una clara intención de corregir los errores que durante toda la legislatura ha tenido Rajoy a la hora de difundir sus políticas y de referirse a los casos de corrupción que han afectado a los suyos", afirman estos informantes.
Pero eso no quita para que desde el PP lleguen llamadas telefónicas casi a diario por los contenidos que se han emitido sobre algunas de sus políticas. “Algunas se producen desde la calle Génova, pero también otras a título particular”. No se puede negar la existencia de este tipo de presiones, tanto a los responsables de los informativos y programas de debate, como a las personas con poder ejecutivo de estas empresas, añaden estas fuentes, que tampoco ocultan que Atresmedia y Mediaset han tratado de influir en las decisiones que se tomaban en Moncloa durante toda la legislatura con mejores o peores modos.
La desidia del Gobierno con los medios
El sector del PP más crítico con Rajoy le culpa de haber sido el único presidente que no ha potenciado un grupo medios de su cuerda
Entre los sectores más críticos con la línea de actuación de Rajoy en materia de medios de comunicación ha calado la idea de que su problema con las televisiones es una consecuencia directa de su desidia con estas influyentes empresas. El Ejecutivo ha limitado hasta el extremo la presencia de sus portavoces delante de las cámaras, lo que ha beneficiado a las voces más críticas con sus políticas. Principalmente, a las procedentes de la izquierda radical. Por otra parte, la falta de acierto y planificación del Ministerio de Industria de José Manuel Soria con la TDT ha perjudicado los intereses empresariales de estas compañías, lo que les ha alejado aún más del PP.
Pero, además, quienes no comulgan con la línea de actuación del presidente no se explican su renuncia a potenciar un grupo audiovisual de su cuerda, como hicieron sus antecesores en el cargo. Ha habido un intento de crear un bando común a partir de la prensa más afín después de los comicios autonómicos, pero se ha producido "tarde y mal".
Antes de agotar su mandato, Rajoy tendrá la oportunidad de ejercer de protagonista en este sector por primera vez desde es presidente a través de la concesión de los seis permisos de emisión a concurso. En el sector, existe la opinión casi unánime de que 13TV y Secuoya, afines al PP, obtendrán una licencia por cabeza. También hay fuentes que afirman que Prisa formará parte de los beneficiarios, en contraprestación por el buen trato que sus medios de comunicación -otrora látigo de la derecha- han dispensado al Gobierno. Entre los otros candidatos se encuentran Florentino Pérez (Real Madrid TV), El Corte Inglés, Vocento o las dos televisiones con quien ha mantenido tantas y tantas escaramuzas desde que fue elegido presidente: Atresmedia y Mediaset.
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