El anuncio de la refinanciación de la deuda del Grupo Zeta, realizado el pasado verano, escondía una buena y una mala noticia. La positiva era que la compañía presidida por Antonio Asensio Mosbah había conseguido suavizar su calendario de pagos y, por tanto, ganar tiempo para afrontar sus obligaciones. La negativa, que había tenido que asumir una serie de compromisos con los bancos que forzaban a realizar duros sacrificios. Varios meses después del cierre de dicho acuerdo -el próximo enero-, los acreedores se sentarán con los directivos de esta empresa para determinar si todo ha transcurrido según el guión previsto. La cita está prevista para el próximo enero.
La realidad que vive este grupo está condicionada por la escasa rentabilidad de sus medios de comunicación. El año pasado, cerró con unas pérdidas de 7,5 millones de euros y con serios apuros para afrontar el vencimiento de 6 millones de deuda. La empresa que más pérdidas registró fue El Periódico de Catalunya S.L. (-2,2 millones), seguida de Ediciones Zeta S.A. (-1,77 millones), Gráficas de Prensa Diaria S.A. (-1,64 millones) y Ediciones Deportivas Catalanas S.A. (Sport, con -575.000 euros).
Fuentes del sector financiero han explicado a Vozpópuli que, a la vista de esta situación, los bancos impusieron al Grupo Zeta las obligaciones de reducir costes y de deshacerse de los activos que no son rentables. De ahí que vaya a ejecutar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) sobre el 42% del diario Sport y de ahí que próximamente tenga previsto plantear recortes en el resto de sus medios de comunicación.
El grupo lo confirmaba hace dos semanas: meterá la tijera porque “la situación es complicada” y es necesario “mejorar la situación financiera”. Por eso también barrunta un ERE en El Periódico de Catalunya, así como dejar las revistas Interviu y Tiempo bajo mínimos. Su intención inicial es dejar de editar la primera, pero mantener la marca y dedicar a un grupo de periodistas a realizar artículos de investigación. En cuanto a la segunda, Zeta renunciaría a difundirla en papel, pero mantendría la versión digital después de reducir el número de efectivos de su plantilla.
Loss directivos de Zeta reducirán la dimensión del grupo para tratar de garantizar su supervivencia.
En otras palabras, sus directivos reducirán la dimensión del grupo para tratar de garantizar su supervivencia. Eso volverá a afectar a sus trabajadores, que desde el inicio de la década actual han tenido que asumir duros ajustes en sus nóminas y profundos planes de despidos que han provocado que su plantilla se haya reducido desde los 2.500 empleados hasta aproximadamente un millar.
La familia Asensio ya renunció el pasado abril a una de las joyas de la corona del Grupo Zeta, como es Ediciones B, que vendió por 39 millones de euros a Penguin Random House. Entonces, las entidades financieras con las que mantiene un crédito sindicado dieron el visto bueno a que esa cantidad no se destinara a amortizar deuda, sino a los maltrechos negocios de la compañía. Ahora bien, a cambio de asumir unos compromisos sobre los que ahora le pedirán cuentas.
Cabe recordar que entre los acreedores de Zeta se encuentran Caixabank (20 millones), Banco Popular (19,5), Banco Sabadell (14,5) y BBVA (9,5), además del Instituto Catalán de Finanzas (13 millones).
En tierra hostil
Desde luego, no son buenos tiempos para un grupo que tiene una gran parte de su negocio en Cataluña y que está enfrentado a los partidos independentistas por las críticas que ha realizado durante los últimos años al proceso soberanista. Su negocio de prensa compite con las cabeceras tradicionales (La Vanguardia, Mundo Deportivo, Ara, El Punt Avui), pero también con la enorme red de digitales que el Govern ha potenciado con cuantiosos fondos públicos.
Cualquier aspiración de remontar el vuelo se verá condicionada, por tanto, por un ecosistema que, de momento, puede definirse como 'hostil'.
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