Cuando se acerca agosto, ella siempre llama. Quiere intercambiar impresiones sobre algunos programas, como tiene por costumbre, pero sobre todo pretende que le suministre algunas recomendaciones de series movidas y novelas negras para entretenerse en verano. No faltó a su cita.
-Hola, amigo, llamo para ver qué tal estás y, por supuesto, para comentar el final de La casa fuerte. Estaba cantado que iban a ganar Yola Berrocal y Leticia Sabater. Pero aún así fue increíble ver la cara del resto cuando anunciaron que eran las ganadoras.
-De eso hace ya más de una semana.
-Sí, pero es que no me lo quito de la cabeza.
-Yo lo que no me quito de la cabeza es cómo semejante esperpento pudo llegar a emitirse. Nunca estuvo claro ni por qué ni cómo concursaban. Ni cuál era el objetivo. Ni nada de nada. Un reality sin sentido alguno más allá de llenar horas de televisión.
Una cosa es que en verano nos guste ver algo más desenfadado para evadirnos, para salir de la rutina, para no pensar... Y otra cosa es que esto tenga encandilados a dos millones de seres humanos. Me parece trágico
-Anda, pero qué dices, si era divertidísimo. Las broncas entre Fani y Oriana, las peleas del resto con las ganadoras, el debate sobre la prostitución, el lío entre Yola y Cristian...
-Sí, suena apasionante. Pero lo peor, con todo, no es el contenido. Lo peor es su media de audiencia.
-Ya estamos, ahora vas a ponernos verdes a los que lo hemos visto.
-No pongo verde a nadie. Constato que, según he leído, este esperpento televisivo ha tenido una media del 19% del share y de más de 1,9 millones de espectadores. O sea, uno de cada cinco personas que encendían la tele en España veían eso. Es lo más visto de este verano.
-¿Y? Tampoco se acaba el mundo. La gente ve la tele para evadirse.
Tal vez mi amiga enfurecida tuviera y tenga razón, pero algo dentro de mí impide que lo reconozca.
-Repito que no se trata de poner verde a nadie. Es un dato demoledor que está ahí, para quien lo quiera analizar o entender, si es que puede. Casi dos millones de personas os habéis tragado semejante bodrio durante doce programas. Una cosa es que en verano nos guste ver algo más desenfadado para evadirnos, para salir de la rutina, para no pensar... Y otra cosa es que esto tenga encandilados a dos millones de seres humanos. Me parece trágico.
-No exageres.
-No exagero nada.
-Decir "trágico" es mucho decir.
-Vale, tal vez sea verdad. Digamos que es grotesco. Un esperpento.
-Lo estás arreglando.
-Es que es el peor programa que recuerdo. Por su total desinterés. Porque no aportaba nada. Porque no tenía sentido como concurso. Eso sí, entretener sí entretenía y estaba bien hecho. Porque eso lo saben hacer muy bien en Telecinco.
-¿En qué quedamos? Al final lo acabas defendiendo.
-No te pases. No estoy tan loco. Pero tanto calor me afecta, sí.
Te pones a ver Fauda, esa de Netflix de la que te hablé. Tienes que ver La unidad, la serie policial sobre yihadismo de Movistar, que es trepidante. tengo pendiente La línea invisible. Ah, y como documental, la de Jon Sistiaga
-Bueno, ¿y qué me recomiendas para este verano?
-Este año no te voy a recomendar novelas negras. Mejor te lees El colgajo, de Philippe Lançon, que es uno de los supervivientes del atentado de Charlie Hebdo. Hacía tiempo que un libro no me impresionaba tanto. Es desgarrador desde la primera línea. Menuda historia. Te marca y no se te despega. Pero, eso sí, a ratos te deja mal cuerpo.
-Yo quiero entretenerme, no deprimirme.
-En ese caso, te lees los últimos libros de Gómez Jurado o te pones a ver Fauda, esa de Netflix de la que te hablé. Tienes que ver La unidad, la serie policial sobre yihadismo de Movistar, que es trepidante. Con todo eso no te aburres, te lo aseguro. Yo tengo pendiente La línea invisible y alguna otra. Ah, y como documental, la de Jon Sistiaga.
-Joder, me das miedo, todo lo que ves va sobre terrorismo.
-Me gusta el lado oscuro del ser humano. Y la memoria es necesaria para todos.
-Qué pedante eres a veces. Pero gracias de todas formas. En algo te haré caso. Que tengas unas felices vacaciones. Las necesitas.
-Lo mismo digo.
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