Prisa reconoce implícitamente en su último Informe Financiero Anual que, en las condiciones actuales, no podrá abonar todo lo que debe a sus acreedores. La compañía presidida por Juan Luis Cebrián ha conseguido reducir su deuda en más de la mitad de su importe desde que en 2013 firmó su 'gran refinanciación' -a costa de vender una parte de sus activos más valiosos-, pero antes del final de 2018 deberá hacer frente a un pago de 956 millones de euros que ni tiene, ni podrá conseguir a través del margen que obtiene en sus negocios. Por esta razón puso a la venta Santillana hace unos meses aunque, por si esta operación fallara, ha comenzado a estudiar diferentes alternativas para salir del atolladero. En algunos casos, volviendo a apelar a la 'generosidad' de la banca.
En la documentación que ha proporcionado recientemente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Prisa explica que baraja varias fórmulas para poder afrontar este compromiso financiero. En concreto, piensa en realizar “desinversiones parciales o totales de activos” (Santillana), en recurrir al “apalancamiento de activos operativos” o en negociar “la recompra de deuda a descuento en el mercado”.
No sería la primera vez, desde 2013, que la dueña de El País y la Cadena SER consigue suavizar sus obligaciones financieras mediante una 'quita'. Sin ir más lejos, en 2015, tras la venta del 56% de Digital Plus a Telefónica, destinó 621,7 millones de euros a amortizar deuda. De esa cantidad, un total de 96,6 millones incluyeron un descuento medio del 12,9%.
Ese año, “se cancelaron 201 millones de euros mediante recompra de deuda a descuento (22%) con fondos procedentes de la venta de acciones de Mediaset España”, según los registros del grupo.
En enero de 2016, alcanzó un acuerdo con Santander, HSBC y Caixabank para llevar a cabo una emisión de bonos necesariamente convertibles en acciones ordinarias de la compañía mediante el canje de deuda financiera por un importe mínimo de 100,18 millones de euros y máximo de 150 millones. Los bonos tendrán una duración de dos años y un precio unitario de conversión de 10 euros por acción de Prisa.
Ampliaciones de capital
La falta de recursos disponibles para saldar las cuentas pendientes con los bancos también ha obligado Prisa a realizar dos ampliaciones de capital. La primera tuvo lugar en verano de 2014 y la suscribió el empresario mexicano Roberto Alcántara Rojas, por 100 millones de euros. La segunda se completó a finales de 2015 tras la inyección de 64 millones por parte de la compañía catarí International Media Group, propiedad del sultán Ghanim Alhodaifi Al-Kuwari.
El mérito de estas operaciones se le atribuye al propio Cebrián y, de hecho, los consejeros de estas compañías se han posicionado del lado del presidente ejecutivo durante las escaramuzas que han protagonizado recientemente entre los socios de Prisa. Juntos, se han enfrentado a un 'bando rebelde' comandado por el dueño del fondo buitre Amber Capital, Joseph Oughourlian, que cuenta con el apoyo de las entidades financieras, acreedoras y, a la vez, accionistas del grupo, y descontentas con la gestión de Cebrián y los suyos.
Cabe recordar que entre los accionistas significativos de Prisa se encuentran HSBC, que cuenta con el 9,5% del capital, Caixabank, con el 4,9; y Santander, con el 4,1%. La falta de noticias sobre la venta de Santillana juega en contra de Cebrián y de su consejero delegado, José Luis Sainz, puesto que compromete el cobro de la deuda por parte de estas entidades.
Varios fondos de inversión internacionales han preguntado por la editorial desde que el pasado noviembre se oficializó su puesta a la venta. En paralelo, su cuaderno de venta ha sido distribuido entre competidores como Planeta y Bertelsmann. Sin embargo, su alto precio -2.000 millones de euros por el 100% de las acciones- ha disuadido a estos últimos. En el caso de Bertelsmann, se une su reciente interés en adquirir el 100% de Penguin Random House.
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