Días convulsos en el Consejo Empresarial por la Competitividad (CEC). Este lobby surgido en 2011 para combatir los graves problemas derivados de la crisis no vive su mejor momento. Y uno de los principales problemas guarda directa relación con las empresas periodísticas. Fuentes del propio consejo explican a Vozpópuli que en los últimos meses crecen las disensiones internas a cuenta de los manejos de los grandes empresarios en relación a los medios. Unos y otros se lanzan acusaciones mutuas sobre sus relaciones con las compañías del negocio informativo. Dos cuestiones son las más candentes en estos momentos: la operación de rescate al grupo Prisa y las quejas por la continua presencia en las televisiones de Pablo Iglesias, líder de Podemos.
Las fuentes mencionadas consideran que en seno del CEC, organismo presidido por César Alierta (Telefónica), se actúa, en ocasiones, "para lograr intereses particulares, no los intereses generales para los que se creó el consejo". "El malestar aquí dentro está creciendo porque no se actúa por el bien de España, sino por los beneficios que persiguen algunas empresas", afirman. Incluso, estas fuentes acusan directamente a las grandes empresas del CEC de servir a los intereses del Gobierno de Mariano Rajoy, por un lado, y de la Monarquía, por otro, con su actitud respecto a los medios de comunicación.
A muchos en el CEC no les gusta que los principales bancos y empresas hayan contribuido de forma decisiva al rescate del conglomerado mediático presidido por Juan Luis Cebrián
El principal ejemplo que ponen estas fuentes tiene que ver con el grupo Prisa. A muchos en el CEC no les gusta que los principales bancos y empresas de este país hayan contribuido de forma decisiva a la salvación del conglomerado mediático presidido por Juan Luis Cebrián. El rescate financiero del grupo, que arrastra una deuda mastodóntica de 3.200 millones de euros, no cuentan con el beneplácito de todos en el CEC, pero sí de la mayoría, coaligados en este sentido con los intereses del Ejecutivo del PP, empecinado en socorrer a Prisa, narran estas fuentes. Además, apuntan a que las grandes empresas han tenido que ver más de lo que se cree en los relevos al frente de El Mundo y La Vanguardia, aunque, justo es decirlo, no aportan prueba alguna para demostrarlo.
Es ya conocido que la presencia de Pablo Iglesias es una fuente de conflicto entre los núcleos del poder que conforman el Gobierno y las grandes empresas. A muchos de los oligarcas no les gusta nada que el líder de Podemos cobre tanto protagonismo. Y, por ello, miran con recelo a Atresmedia y Mediaset, los dos grupos de comunicación que están apostando, uno en La Sexta y el otro en Cuatro, por dar voz al profesor universitario que logró ser la sorpresa en las pasadas elecciones europeas. En el Ejecutivo, por una parte, y en importantes compañías, muchas incluidas en el CEC, se mira con recelo a José Manuel Lara y Paolo Vasile por su actitud en este asunto. Ambas compañías son acusadas de catapultar al estrellato al político. Una acusación que, quizás, no tiene muy en cuenta los votos logrados por Podemos.
Fuera, alivio
Asimismo, las fuentes consultadas expresan que en paralelo a las disensiones en el seno del CEC crecen las voces que muestran su alegría por no pertenecer al Consejo de Competitividad. Una situación que, a priori, suena extraña pero que no lo es tanto. ¿Cómo es posible que haya empresarios contentos por no formar parte de un organismo que aglutina a la flor y nata de las grandes compañías? Los motivos son, además de los relacionados con la política y los medios, otros que tienen que ver con la Marca España. De hecho, como ya informó este diario días atrás, se extiende una sensación de alivio entre grandes empresas y entidades financieras españolas por no haberse embarcado en su día por no haberse sumado al CEC.
Muchos consideran que fotografiarse con Rajoy o el Rey "no nos conviene, sinceramente, no es buena para nuestro negocio y para la confianza que nuestros clientes depositan en nosotros"
Endesa, Gas Natural Fenosa, Red Eléctrica, Enagás, OHL, FCC, Sacyr, Indra, Gamesa, Abengoa, Banco Sabadell, Popular, Bankia y otros tantos valores del Ibex celebran no pertenecer a este selecto lobby del establishment patrio cuya pérdida de credibilidad y mala imagen critican, por supuesto simpre entre bastidores, muchos de ellos. "Apoyamos al Gobierno en su apuesta por que España salga de la crisis y consolide la senda de la recuperación económica, pero estando como están las cosas salir en esa foto no nos conviene, sinceramente, no es buena para nuestro negocio y para la confianza que nuestros clientes depositan en nosotros", señalaba a este periódico un directivo de una empresa que no está englobada en este lobby.
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