El ejercicio 2021 no ha sido fácil hasta el momento para Prisa. Especialmente su primer semestre, cuando el negocio de Santillana en Latinoamérica flojeó como consecuencia de las restricciones en los sistemas educativos derivadas de la pandemia. Entre enero y septiembre, la deuda financiera de la compañía aumentó el 7,2%, desde los 797 hasta los 855 millones de euros.
Fuentes de la compañía han explicado a Vozpópuli que el incremento de los adeudos se debe, por un lado, a que el grupo ha tenido que afrontar una serie de gastos operativos derivados de los procesos de venta de Media Capital (Portugal) y la parte española de Santillana; y, por otro, al pago de las indemnizaciones del personal del que la empresa ha prescindido como parte de su proceso de restructuración.
Con respecto a este último punto, hay que decir que durante los primeros meses del año han abandonado Prisa Media (radio y prensa) varios directivos históricos del grupo, entre ellos, Augusto Delkáder –exdirector Editorial- y Antonio Caño –exdirector de El País-.
Otras fuentes de Prisa reconocen que la deuda –que llegó a superar los 5.000 millones de euros- es todavía un motivo de preocupación en el grupo y que condiciona su futuro y la confianza de los inversores. Sin embargo, apuntan a que la última refinanciación, rubricada el año pasado, ha suavizado considerablemente el calendario de pagos del grupo, pues hasta 2025 no tendrá que afrontar el primer gran vencimiento.
Según la documentación remitida este martes por Prisa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Prisa sólo deberá afrontar a corto plazo el vencimiento de 33,8 millones de euros de deuda, lo que supone un escaso porcentaje del total.
En su calendario de pagos no tiene marcada ninguna fecha en rojo hasta 2023, cuando deberá abonar 147 millones en créditos (línea superior senior), mientras que en 2025 tendrá que pagar un total de 753 millones.
Venta de activos de Prisa
Ahora bien, cabe recordar que durante los últimos años la empresa se ha visto obligada a deshacerse de una gran parte de sus activos para aliviar sus urgencias financieras, que vienen derivadas de operaciones del pasado, como la OPA sobre Sogecable, auspiciada por Juan Luis Cebrián, y la cual disparó el pasivo del grupo.
Desde entonces, se ha deshecho de su participación en Mediaset, de la rama española de Santillana, de Ediciones Generales, de Digital Plus y de Media Capital, entre otros negocios, lo que ha provocado que sus activos cuenten actualmente con un valor inferior a 1.000 millones de euros.
Su capitalización en Bolsa era al final de este martes de 473 millones de euros, es decir, muy inferior a su nivel de endeudamiento. Sus títulos valen 0,67 euros (0,56 el día anterior), frente a los 20,8 con los que se estrenó en el primer año del siglo actual.
Los primeros nueve meses del ejercicio los cerró con unas pérdidas de 81,9 millones de euros, frente a los 45,6 millones del mismo período del ejercicio anterior. Sus ingresos cayeron el 1,8% (aunque mejoraron el 26,9% en el tercer trimestre), mientras que su resultado operativo Ebitda lo hizo el 2,9% (+337,6% entre junio y septiembre).
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