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No son comunidades para reyes: TV3 en huelga y ETB ni emite el mensaje

Los trabajadores de la televisión pública catalana hacen coincidir uno de sus paros con el tradicional discurso navideño. El Ejecutivo vasco del PNV decide no dar espacio al Monarca. Los nacionalistas huyen de la alocución que se centrará en la unidad de España. Mas y Urkullu se postulan como aspirantes a protagonizar cualquier película de los hermanos Coen. 

Los hermanos Coen nos mostraron, basándose en un libro del futuro Nobel Cormac McCarthy, que Estados Unidos no es país para viejos. La realidad de la España actual es todavía más tenebrosa que en aquel drama que supuraba un atroz fatalismo. España tal vez no sea país para jóvenes, dado que muchos emigran en busca de las oportunidades que aquí escasean. Pero tenemos la certeza de que hay dos comunidades que no son para reyes. Bueno, mejor dicho, en esas comunidades abundan los nacionalistas (eso dicen las urnas) que huyen hace tiempo de todo lo que huela a español. Como parece que el mensaje navideño del Rey de este año estará centrado en hablar de la unidad de la nación, las televisiones públicas de ambas regiones no lo van a emitir. Los empleados de TV3 han hecho coincidir uno de sus paros con la Nochebuena. En Euskal Telebista (ETB) son más claros: el discurso no se emite porque el PNV no quiere.

Son dos casos distintos pero con un nexo común tan indisoluble como, según la Constitución, es la unidad española que defenderá el Rey en su alocución. El objetivo es no emitir el discurso. En el caso de los empleados de la cadena pública catalana los problemas por la externalización de algunos servicios llevan coleando unas semanas, como ya informó Vozpópuli, aunque es evidente que el paro convocado para este martes entre las 20.50 y las 21.20 horas, está pensado para que, por primera vez desde su creación, la cadena catalana no emita el tradicional mensaje navideño. ¿Por qué estos empleados no protestaron durante la famosa entrevista de la semana pasada al president? Como la medida de presión es muy reciente, nadie ha hecho una encuesta fiable para ver qué opinan al respecto los catalanes no nacionalistas. En todo caso, lo tienen sencillo. Pueden ver alguno de los mil y un canales que sí lo van a retransmitir. 

También los vascos no nacionalistas tienen esa opción, obviamente. El zapping siempre es libre, ya saben. Pero se trata de un asunto bastante más simbólico, como alguno de los planos inolvidables que nos han regalado los Coen en sus películas. Ya tiempo atrás la cadena pública vasca, ETB, dejó claro que no emitiría el mensaje del Rey. ¿Por qué? Básicamente, porque al PNV no le da la gana. Desde su creación, esta cadena solo ha emitido el mensaje entre 2009 y 2012, único paréntesis de gobierno no nacionalista en la comunidad autónoma. Ahora los jeltzales recuperan su costumbre de vetar la emisión del mensaje que pronuncia el jefe del Estado.

¿Y la audiencia?

Cuestión distinta es ver qué audiencia conseguirá el mensaje real en ambas comunidades. Por ejemplo, en 2009, primera vez que se emitía en la televisión pública vasca, el discurso del Monarca arrasó en audiencia. Eso sí, es de sobra conocido el argumento de que las televisiones públicas no están hechas para pensar en los datos de share, sino en ofrecer el servicio público de calidad a los ciudadanos. Un argumento que viene muy bien cuando hay que justificar cualquier decisión inexplicable. Como inexplicable es, por seguir con la comparación, que los Coen ganasen tantos premios con Valor de ley (2010), una película que simplemente copiaba a otra de 1969 protagonizada por John Wayne. Será que el salvaje oeste, por vetusto y repetido que sea, nunca falla, como cualquier nacionalismo rancio, ¿no?

No por casualidad, la decisión en la tele del País Vasco y la huelga ad hoc en la de Cataluña llegan justo cuando más se están removiendo los cimientos de la España constitucional, gracias al órdago independentista en tierras catalanas. Así las cosas, parece obvio que los dirigentes nacionalistas que presiden ambos ejecutivos regionales, Artur Mas e Iñigo Urkullu, se postulan, con sus actos, como firmes aspirantes a protagonizar una de las siempre sorprendentes películas de los hermanos Coen. Con el tiempo veremos si uno y otro nos ofrecen una comedia desternillante como El gran Lebowski, una cinta absurda como Quemar después de leer o una tragedia gélidamente real como Fargo.    

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