Afirmaba este jueves el presidente de Unidad Editorial, Antonio Fernández-Galiano que -salvando las distancias- los sucesos que ocurren en Cataluña durante estos días se asemejan a los que acaecieron en Francia a finales del siglo XVIII. Un país que se entregó a los revolucionarios y pagó un precio demasiado alto. Los líderes del proceso soberanista han redactado un catecismo lleno de mentiras, han situado a esta comunidad autónoma en la puerta de salida de España y han generado una importante división social en su territorio que ha puesto en peligro su estabilidad. Frente a estos sucesos, la prensa ha reivindicado este miércoles su papel, que consiste en luchar contra la propaganda a través de información rigurosa y de argumentos.
Fernández-Galiano ha participado en una mesa redonda junto al consejero delegado de Vocento, Luis Enríquez, y a su homólogo del Grupo Zeta, Agustín Cordón. Todos ellos, han coincidido en que es necesario combatir la manipulación a la que la Generalitat ha sometido a la sociedad catalana durante los últimos años mediante la verdad y los argumentos razonables. En este sentido, la prensa debe contribuir a que no sólo se gane la batalla política, sino también la emocional, pues, de lo contrario, se corre el riesgo de ocasionar una fractura social en esta región, ha manifestado Cordón.
El acto ha estado precedido por una intervención de la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, quien ha calificado lo que está sucediendo estos días en Cataluña como unos hechos “sin precedentes”. “Se ha amordazado a la oposición, se ha adoctrinado a los niños y se ha intimidado a la prensa”, ha lamentado.
Martínez Castro ha hecho un llamamiento a que los medios actúen con responsabilidad para que España no pague un peaje como al que tuvo que hacer frente Reino Unido tras el referéndum del 'brexit'. “Las graves y reiteradas mentiras del brexit se esfumaron, pero sus efectos aún se sufren”, ha incidido. En este sentido, Luis Enríquez ha afirmado que la labor de la prensa es la de desenmascarar la manipulación, la de editorializar con responsabilidad y la de contextualizar los hechos para ayudar a los ciudadanos a entender lo que verdaderamente ocurre en esta comunidad autónoma.
“Nuestra labor es contar la verdad y convencer con la razón de la mano. Ofrecer información para hacer frente a la propaganda” y evitar que se siga “manipulando a gente de buena voluntad”, ha añadido Fernández-Galiano.
Un sector en crisis
Durante el coloquio, organizado por la Federación de Asociaciones de la Prensa de España y la Fundación La Caixa, los tres editores han hablado de la compleja situación que vive el sector de la prensa escrita después de soportar una tormenta perfecta que ha durado varios años y que ha provocado una drástica caída de su venta de ejemplares y de sus ingresos.
Fernández-Galiano ha echado la vista atrás y ha recordado los años dorados que vivió la prensa, en los que se produjeron operaciones corporativas de gran calado que elevaron el endeudamiento de las empresas, como la que conllevó la fusión de Unedisa con Recoletos. Fueron años de vino y rosas en los que los ingresos crecían progresivamente, al igual que los costes de producción. En esa época, por ejemplo, los sueldos del sector subieron más del 60%. Es decir, 20 puntos más que la media de la economía española, ha expuesto.
En ese momento, se produjo el cataclismo. La crisis sobrevino, la facturación se desplomó y eso obligó a vender activos, a reestructurar las compañías y a realizar ajustes salariales, lo que repercutió sobre la calidad de los periódicos. “Se ofrecía un producto de menos calidad a un mayor precio y eso, evidentemente, tuvo impacto”, ha afirmado.
En paralelo, tuvo lugar una revolución tecnológica que obligó a la prensa a realizar cuantiosas inversiones, pese a que en su caja de caudales había mucho menos dinero disponible. Eso, evidentemente, no les ayudó a evitar los números rojos.
La evolución tecnológica rebajó considerablemente las barreras de entrada del sector -editar un periódico es mucho más difícil que poner en marcha un diario digital- y provocó un cambio en los hábitos de los lectores, que dejaron de pagar por acceder a los contenidos. Ése es uno de los retos a los que se enfrentan actualmente los gestores de este negocio -según Enríquez y Cordón-: el de persuadir a los usuarios para que paguen por lo que leen. “Si la gente es capaz de abonar 9 euros al mes por ver Netflix, también tenemos que lograr que lo haga con la prensa”, ha afirmado Cordón.
Los tres han coincidido en que hay un nuevo problema que quita el sueño a las empresas del sector, y es la revolución del sistema publicitario. La forma de invertir de los anunciantes va a cambiar y nadie sabe muy bien cómo actuar para adaptar su negocio a la nueva realidad sin pagar un peaje tan alto como el que derivó de la crisis del papel.
Por otra parte, todos los ponentes han coincidido en la necesidad de que las compañías de prensa exploren la posibilidad de fusionarse para contar con un mayor músculo financiero y poder afrontar con unas mayores garantías los cambios que se esperan en el sector. No obstante, de momento, no hay movimientos decisivos por parte de ningún editor.
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