Fue el acto perfecto para cualquier fanático de las presentaciones de libros y del periodismo, si es que existen fanáticos de ambas categorías. Pedro J. Ramírez aseguró que, tras su salida de El Mundo, "no me van a callar, pronto estaré en la palestra, más pronto que tarde, con otro medio". Y Luis María Anson repitió su eterno elogio al abuelo del rey actual. Ambos exdirectores de periódicos coincidieron en la presentación del libro El año mágico de Adolfo Suárez (La Esfera de los Libros), escrito por Rafael Ansón, quien presenta su visión de la Transición desde su puesto de director general de RTVE en el primer Gobierno de Adolfo Suárez. En el acto, celebrado en una sala del lujoso Hotel Eurobuilding de Madrid, sede habitual del Club Siglo XXI, Eduardo Zaplana hizo las veces de anfitrión. Entre los asistentes destacó la presencia de José Bono, ese verso suelto que siempre aparece donde nadie le espera.
Pequeña, casi minúscula, se quedó la sala elegida para la presentación de la obra. Aunque, todo hay que decirlo, tampoco aparecieron demasiadas autoridades, más allá de unos cuantos veteranos del periodismo que, siguiendo esa ley que reza que el informador nunca es la noticia, se quedaron en un segundo plano, en las filas de atrás. Acudieron a escuchar no tanto al gastrónomo metido a escritor como a dos colegas que precisamente siempre han roto esa norma no escrita porque poseen personalidades arrolladoras, genuinas, nunca indiferentes. Abrió el fuego Zaplana con un discurso centrado en defender la tarea de RTVE en la Transición como motor de la democracia. Ya de paso, el expolítico afirmó que esta obra "nos reconcilia con lo mejor de la política" en un momento de tanto ataque, a su juicio exagerado, a la clase de la que ha formado y forma parte. La editora de la Esfera de los Libros, Ymelda Navajo, hizo hincapié en que Rafael Ansón acaba con "un silencio de 40 años" gracias a esta obra. Y anunció que, como ya ha adelantado Vozpópuli, en los próximos días la editorial publica un libro de las mejores cartas dominicales de Pedro J. entre 2006 y 2014.
Entre las innumerables escaleras que había que descender y el gentío presente, el lugar parecía un búnker ante un ataque inminente. Y lo cierto es que las bombas explotaron dentro, pronunciadas por un Pedro J. que hablaba justo en el día en que había sido expulsado de su despacho en Unidad Editorial. Una intervención que despertaba el morbo de los asistentes por comprobar cuáles serían las referencias que haría el periodista a su abrupta salida de El Mundo. Ramírez empezó alabando a los hermanos Ansón, porque, según dijo, compartir discursos con ellos le recordaba a sus primeras visitas a los toros en Logroño, cuando toreaban "Ordóñez, Dominguín y otro más". "Yo hoy soy el otro más". Luego vino el obligado elogio a la obra, con reminiscencias históricas que relacionaban el libro de Rafael con sus propias obras. Algunos entre el público, sobre todo los informadores, se inquietaban porque todo eran citas y no llegaba la cólera ansiada.
Pedro J. confirmó que la empresa le ha comunicado que "no va a publicar ni uno más" de sus artículos y le ha advertido de que no puede escribir en ningún otro sitio ni fundar otro medio puesto que, según la empresa, en caso de hacerlo "estaría vulnerando un pacto de no competencia"
Hasta que al final de su intervención, estalló la pólvora que olían todos los presentes. Para abrir boca, críticas más que duras al Gobierno del PP por su actitud ante el 9-N. Después otro ataque a su ya antiguo periódico. "Me abochorna ver en 'El Mundo' una llamada así a la negociación política", en referencia a la portada del diario de este martes. Y, finalmente, el bombazo. "Hoy pretenden convertirme en el único ciudadano de un país democrático al que no se le permite escribir en ningún periódico", afirmó Ramírez. A su juicio, la famosa carta del pasado domingo no vio la luz porque "fui censurado". Confirmó que la empresa le ha comunicado que "no va a publicar ni uno más" de sus artículos y le ha advertido que no puede escribir en ningún otro sitio ni fundar otro medio puesto que, según la compañía, en caso de hacerlo "estaría vulnerando un pacto de no competencia". "No voy a aceptar eso, y si esta situación se prolonga demasiados días, apelaré a la sociedad civil, a las organizaciones internacionales, y al 'sursum corda' si hace falta, pero a mí no me van a callar, y más pronto que tarde, defenderé en la palestra, si hace falta desde un nuevo medio de comunicación, los mismos valores por los que en 1976 pelearon Adolfo Suárez y Rafael Ansón".
Luis María Anson (sin tilde por decisión propia tras una investigación sobre sus antepasados) aprovechó el acto del libro de su hermano Rafael Ansón (este con tilde porque no añora tanto las presuntas relaciones con un corsario inglés) para pronunciar su enésimo elogio a la figura de don Juan de Borbón. Pero antes de la loa, no por repetida menos encendida, el exdirector de ABC y fundador de La Razón aportó risas al referir una presunta anécdota sobre Ágatha Ruiz de la Prada y al toparse con serios problemas para entenderse con el micrófono. Tras los chistes, afirmó que Suárez tuvo muchos y muy acérrimos enemigos, y no tantos amigos como se ha dicho. Después se puso a hablar de los cuatro hacedores de la Transición, que a su juicio son el cardenal Tarancón, el sindicalista Marcelino Camacho, el político Felipe González y el rey Juan Carlos I. Y, por último, como se ha dicho, recordó los vaivenes existenciales de don Juan, con su enfrentamiento al dictador Franco y su cesión de los derechos dinásticos en favor de su hijo. Al final, una petición de aplauso para su hermano del alma.
El autor, para acabar
Y, como siempre en estas presentaciones, al final le tocó el turno al autor que, ante tamaños gigantes del periodismo, pareció casi un convidado de piedra. De hecho, más de uno y más de dos abandonaron el local cuando inició su discurso. En el libro, el autor aporta su visión personal, como testigo directo que fue, de la Transición y del papel que en ella jugó Suárez. "La Transición, desde un punto de vista mediático, se hizo básicamente desde los estudios de Prado del Rey de RTVE. La televisión no solo fue el espejo del cambio, sino que como instrumento técnico al servicio de un futuro democrático y pacífico ejerció un protagonismo altísimo", asegura Rafael Ansón sobre lo que sucedió entre julio de 1976 y junio de 1977.
"Recuerdo estar unos pasos detrás de la cámara, al lado del director de grabación, mirando cómo Adolfo hablaba sin apartar la vista del objetivo. También cómo se ajustaba el nudo de la corbata antes de entrar en directo"
"Recuerdo estar unos pasos detrás de la cámara, al lado del director de grabación, mirando cómo Adolfo hablaba sin apartar la vista del objetivo. También cómo se ajustaba el nudo de la corbata antes de entrar en directo y cómo luego me preguntaba qué tal había ido, mientras los otros recogían el equipo", narra el autor. "Igual que el día que hizo su primer discurso importante como presidente del Gobierno, el día en que le convencimos para que no hablase sentado detrás de una mesa como se había hecho siempre, sino de pie, porque era así como hablaba el presidente de Estados Unidos, y buscábamos un cambio de imagen directo". Habrá que leerlo, aunque suena claramente a relato edulcorado sobre la figura de Suárez. Uno más entre tantos.
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