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Maruja Torres protagoniza la segunda jornada de críticas veladas a Cebrián en 'El País'

Tras el anuncio este lunes del ERE en 'El País', la escritora catalana sigue la estela de su compañera Elvira Lindo y critica al presidente del periódico, aunque en este caso de manera más sutil, ironizando sobre los altos ejecutivos en España.

“Es fácil ponerse del lado del débil. Sin embargo, nadie se compadece de los jefes”, firma Maruja Torres en su columna de este jueves en ‘El País’, una crítica mordaz a los altos ejecutivos en tiempos de crisis y un reproche velado al presidente de ‘El País’, Juan Luis Cebrián, que después de sufrir los envites de 'El Roto' o Elvira Lindo, ha comprobado que tiene al enemigo en casa.

“Se habla mucho de lo que sufren quienes son objeto de despidos, de reajustes, de rebajas…Demagogia. Son los jefes los que, en silencio y en soledad, se encierran entre las cuarenta paredes de sus pisos de trescientos metros y lloran dolorosamente por los otros”, relata la periodista, en lo que podría interpretarse como una alusión al reciente proceso de ERE abierto en el periódico.

“No pueden sino aceptar el horror que les ha tocado ejecutar, y emprenderlo con la misma responsabilidad con que, cuando se trata de sacar una media de sueldos por trabajador, y con objeto de disimular lo poco que cobran muchos, arriman sus emolumentos a la suma total, logrando así que salga una cifra presentable y decente, que legitime la carnicería ante los ciudadanos lampantes”.

Este párrafo responde a la afirmación que hizo Cebrián ante el comité de empresa, la ya célebre frase de “no podemos seguir viviendo tan bien”, momento en que admitió que la plantilla del rotativo salía muy cara por tener  “un salario medio de 88.000 euros”.

“A mí se me encoge el corazón cuando pienso en esos ejecutivos que vuelan en business o en primera –algunos, incluso, en el pavoroso aislamiento de su jet privado, propio o de alquiler-, y que no pueden hacer otra cosa, entiéndanlo bien”, ironiza la columnista. “Esos hombres y mujeres, solitarios y heroicos, hacen lo que tienen que hacer para seguir cobrando y preservando los intereses de los accionistas. Por ello, no me digan nada de los trabajadores. Piensen en los jefes. Y en todo lo que han tenido que traicionar un día tras otro. Los pobres”, concluye.

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