No parece casual que los promotores de la Superliga con Florentino Pérez a la cabeza hayan elegido el diario El País para revelar el decálogo que regirá el nuevo campeonato. Es cierto que el rotativo del grupo Prisa -con el que tiene línea directa el coordinador del comité ejecutivo del Real Madrid, Carlos Ocaña-, es el generalista más leído de España. Pero también lo es que Marca, el deportivo de referencia, pertenece a un grupo que no ha sido especialmente proclive a la creación de la nueva competición continental.
Esta cabecera pertenece a RCS MediaGroup, cuyo principal accionista es Urbano Cairo. Este empresario italiano -con una larga experiencia en el negocio de la prensa impresa- lanzó una OPA por esta compañía en 2016 que cogió con el pie cambiado a algunos de sus socios, entre los que estaban algunas de las grandes fortunas del país transalpino.
La operación convenció a los acreedores del grupo -entre otros- y Cairo tomó el control de influyentes cabeceras como Corriere della sera, La gazzetta dello Sport, El Mundo, Expansión y Marca. Este empresario no es ajeno al deporte, dado que es el presidente del humilde Torino F.C.; y desde el principio ha sido contrario a la Superliga por los efectos negativos que podría ocasionar entre los clubes medianos y pequeños de los campeonatos nacionales. De hecho, entre los más enfervorizados madridistas de las redes sociales, hay quien apoda a este diario Torino News. En la vereda de enfrente sobresale la Juventus, clásico rival del Torino y equipo más ganador de Italia como respaldo de la Superliga.
Los vaivenes de la Superliga
El proyecto presidido por Florentino Pérez cuenta en cualquier caso con importantes enemigos, entre ellos, el presidente de La Liga Javier Tebas, cuya asociación suele ser un anunciante habitual en la prensa deportiva. De hecho, no es raro encontrar espacios patrocinados en los principales diarios digitales deportivos. El otro día, tras conocer las líneas maestras del proyecto de Florentino, se refirió al mismo como "un golpe de Estado" y como "un lobo disfrazado de abuelita".
Todo ello, lo afirmó pese a que la nueva estrategia de su promotora A22 -en la que el presidente merengue tiene un peso fundamental- es la de, supuestamente, abrir la puerta a que los clubes medianos y pequeños puedan participar en alguna de sus tres divisiones si sus resultados deportivos lo avalan. "No se ha presentado un formato", zanjan a preguntas de este medio desde el grupo promotor sobre cómo se accedería a la primera edición y/o cómo se clasificarán los distintos equipos.
Ya desde hace tiempo se conoce la firme apuesta de la Superliga por cambiar el fútbol, si bien lo ha hecho con un tira y afloje entendible a partir de los intereses particulares de sus impulsores. Vozpópuli desveló en exclusiva en octubre de 2020 los planes de los clubes fundadores, que apostaban por una liga de 20 equipos con todos con un cupo fijo.
El sesgo elitista de la competición era evidente, y apenas se atenuó con el paso de los meses hasta su presentación oficial en abril de 2021: solo cinco cupos abiertos a las ligas
El sesgo elitista de la competición era evidente, y apenas se atenuó con el paso de los meses hasta su presentación oficial en abril de 2021: solo cinco cupos abiertos a las ligas. Lo que quizá sirva para explicar por qué el presidente del Real Madrid no eligió una gran cabecera para presentar la Superliga en su formato original, sino el plató de El Chiringuito, con su afín Josep Pedrerol, para hacerlo.
Una vez 'asomó' la pata por debajo de la mesa, se produjeron algunas reacciones esperadas, pero otras quizás no tanto. La UEFA y LaLiga se opusieron con rotundidad y algunos de los equipos que habían colaborado en el proyecto, como el Atlético de Madrid -en cuya posible venta se ha vinculado al presidente de Prisa, Joseph Oughourlian- o los ingleses, decidieron dar marcha atrás, al menos, oficialmente. Y es que desde la Superliga se insiste en que once de los doce fundadores, entre ellos, el Atlético de Madrid, siguen ligados contractualmente al proyecto.
La Superliga, en la Justicia
En este tiempo, se ha desarrollado una batalla judicial con Madrid como base de operaciones. Los impulsores de la idea tratan de demostrar en los tribunales que la UEFA no puede pretender mantener su monopolio sobre el fútbol e impedir a los equipos que creen sus propias competiciones.
Hace una semana, la Audiencia Provincial de Madrid reactivó las medidas cautelares que impiden a las instituciones internacionales (FIFA y UEFA) el prohibir participar en la Superliga a Real Madrid, FC Barcelona, Juventus de Turín y quienes quieran sumarse.
Unos días después de este triunfo judicial provisional, el diario El País recogía el decálogo del campeonato que se gesta en las tripas de Europa. El mismo apunta a cambiar el reparto de los derechos audiovisuales a fin de impulsar un modelo de explotación en el que los clubes dispongan de más control sobre sus ingresos que la UEFA.
Si esta maniobra tiene éxito, habrá que ver la situación en la que quedarían los grandes operadores del sector en Europa, como Mediapro, de Jaume Roures, que ha comercializado los derechos audiovisuales durante los últimos años y que ha sido socia de Javier Tebas para distintas tareas de producción de la liga y de explotación del campeonato en el exterior.
En caso de que se adhieran los equipos británicos a esta versión futbolística de la Euroliga, habrá que ver la reacción de Sky Sports, el poderoso operador de televisión cuya matriz, Comcast, tiene una gran capacidad de presión a ambos lados del Atlántico.
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