En una sociedad cada vez más condicionada por las sensibleras institutrices de la corrección política, debe resultar difícil ser Javier Cárdenas. Presentador, polemista y experto en salirse por la tangente y meterse en jardines sin ninguna necesidad. El pasado junio, las redes sociales le sometieron a un juicio sumarísimo por afirmar, desde su púlpito en Europa FM, que Hitler no fue un dictador, sino un “socialista convencido” al que eligieron los alemanes. Ni fue la primera vez que estuvo en el ojo del huracán ni será la última, a tenor de su trayectoria. Con esa polémica todavía reciente, la televisión pública decidió llamarle a filas para hacer un programa con el que llenar la franja de su parrilla que discurre entre el final del telediario y el prime-time. Una parte de este espacio coincide con El Intermedio, en La Sexta, pero no se puede decir que el arma ‘anti-Wyoming’ de TVE haya reportado beneficios a La 1, puesto que sus datos de audiencia son muy pobres.
Hora Punta, el programa de Cárdenas, no pasará a la historia de la TDT. Ofrece humor simple, de chiste fácil y 'gags’ cuya composición no exige una excesiva lucidez.
Alterna el autobombo sobre otros programas de TVE con vídeos caseros de patinazos, golpes y escándalos Ese género que hace tantos años pasó de moda en la televisión en abierto y que hoy sólo se utiliza para rellenar la parrilla durante los domingos y otras fiestas de guardar. Su mesa de contertulios es una versión ligera de la que reunía Javier Sardá en Crónicas Marcianas, donde Cárdenas libró sus batallas más recordadas. En definitiva, contenidos de baja calidad -a 40.000 euros por noche- que algunos críticos televisivos han calificado como telebasura. Y que, en su opinión, sobran en un medio de comunicación público.
Cuando RTVE anunció su intención de entregar a este locutor radiofónico su access-time, no tardaron en surgir voces que advirtieron del tufillo político que desprendía esa decisión, que parecía concebida para debilitar las fuerzas ‘El Gran Wyoming’, presentador escorado a la izquierda que atraviesa sus horas más bajas en La Sexta desde hace mucho tiempo.
Más allá de los dimes y diretes que circulan por Prado del Rey, donde cualquier movimiento es analizado en clave política –y muchas veces, con razón-, lo cierto es que la decisión de Eladio Jareño –director de TVE y exjefe de prensa de Alicia Sánchez Camacho- puede ser considerada como desacertada por varias razones. A cada cual más contundente.
El gran problema de TVE
Fuentes de la Dirección de TVE han explicado a este periódico que el access-time ha generado varios dolores de cabeza a los programadores de La 1 durante los últimos años. En la casa, se considera que la larga duración del telediario de las 21.00 horas perjudica la audiencia, lo que explica su deseo de acortar unos minutos el informativo e introducir en la parrilla un espacio que consiga un buen share y que se extienda hasta el inicio del prime-time de las televisiones privadas, sobre las 22.30 horas.
En este sentido, se puede decir que los directivos de TVE han fracasado, puesto que los datos de Hora Punta son, como poco, mediocres y, desde luego, inferiores a la media de La 1. En octubre logró un 8,3% de la cuota de pantalla, en noviembre, un 7,3; en diciembre, un 6,9% y en enero, un 7,7%. En lo que va de febrero, ha marcado un 8%. Datos que serían positivos para cualquier programa de nuevo cuño en Cuatro y La Sexta, pero que son preocupantes para la principal cadena de la televisión pública.
Llama la atención que los responsables de la corporación decidieran renovar el programa el pasado diciembre pese a sus ínfimos registros. Es más, se puede decir que Cárdenas fue premiado, dado que Gestmusic se desvinculó entonces de este espacio en favor de la productora del propio presentador, que se hizo cargo de su producción. El contrato que rubricaron las partes ascendió a 1,89 millones de euros. A razón de 40.300 euros por cada uno de los 47 nuevos capítulos.
El día que el Consejo de Administración de RTVE concedió su visto bueno a este acuerdo, algunos de sus miembros criticaron el sinsentido de ofrecer en La 1 contenidos de una calidad tan baja, según señalaron fuentes internas.
Basta con echar un vistazo a cualquiera de sus programas para cerciorarse de este hecho: en Hora Punta se habla de la mujer más tatuada, del ‘enfermero más sexy’, de la agresión que sufrió uno de sus colaboradores, de la extorsión a la que es sometido otro o de las bromas radiofónicas que cualquier espectador pudo escuchar hace varios años. Poca calidad, escaso interés, nulo servicio público.
TVE vulnera un acuerdo firmado hace dos años
No hay que olvidar que la emisión de Hora Punta ha provocado que el prime-time de La 1 se haya retrasado hasta las 22.45 durante los días laborables, algo que perjudica al late-night y contraviene los términos del convenio que firmó su actual presidente, José Antonio Sánchez, con el exministro de Sanidad, Alfonso Alonso, para fomentar un "uso saludable de la televisión".
En dicho documento, se contemplaba un adelanto del horario de máxima audiencia, pero un tiempo después, la Junta Directiva de RTVE ha tomado una decisión diametralmente opuesta a lo que afirma este documento. El Defensor del Espectador ha pedido esta semana a Sánchez que dé marcha atrás, en este sentido, y ha criticado que no haya ofrecido las suficientes explicaciones sobre los motivos que le llevaron a tomar esta decisión.
La crisis de 'El Intermedio'
Mientras en el seno de la corporación se debate sobre la idoneidad de mantener a Cárdenas en antena, en La Sexta buscan fórmulas para frenar la caída de audiencia de El Intermedio, uno de sus buques insignias y un espacio que ha dado claros signos de fatiga durante los últimos meses. En noviembre, este competidor de Hora Punta obtuvo una cuota de pantalla de 10,8 puntos (12,2% el año anterior), en diciembre, del 8,8 (10,9), en enero, del 8,3 (11) y en febrero, del 8,9 (12,9).
La Sexta apostó por la política en uno de los períodos más convulsos de la historia reciente de España y eso le reportó pingües beneficios, en términos económicos y de influencia. Esta decisión coincidió con la eclosión de los nuevos partidos y con un periodo en el que las televisiones mantenían una guerra abierta con el Gobierno por el maltrato al que consideraban que les sometía.
Cuentan a este periódico fuentes bien informadas de las televisiones privadas que los teléfonos de sus responsables recibían llamadas casi a diario desde Moncloa, Génova y Ferraz para denunciar el enfoque que se había otorgado a un tema determinado que resultaba incómodo en ese momento. O, simplemente, para reprobar la opinión de algún tertuliano cuya cabeza no dudaban en exigir. Uno de los principales señalados era ‘El Gran Wyoming’, quien a menudo alternaba los chistes con discursos con una fuerte carga ideológica. Siempre contraria al Gobierno.
El problema es que los dimes y diretes del Gobierno, de la oposición y de quienes aspiran a ocupar algunas de estas posiciones, resultan actualmente mucho menos atractivos para los telespectadores que en 2014 y 2015, cuando se vivió una ‘edad dorada’ de la política en la TDT. Eso ha afectado a El Intermedio, cuya audiencia ha caído considerablemente durante los últimos meses.
TVE ha sido incapaz de beneficiarse de la caída de este competidor -y ni mucho menos ha conseguido perjudicar a El Hormiguero-, dado que su apuesta por Cárdenas no ha funcionado. Hora Punta no funciona y, desde luego, no ayuda a mejorar la ya de por sí dañada imagen de la televisión pública. La polémica 'gratuita' no ha dado buenos resultados.
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