Dice una máxima de este oficio para cínicos que el periodista nunca tiene que ser el protagonista de la noticia. Esto va de contar o interpretar lo que pasa, pero no de formar parte de ello. Solo debían copar los titulares aquellos comunicadores que se mueren, como por desgracia acaba de pasar con Michael Robinson. Naturalmente, la citada regla ha volado por los aires en la televisión actual. Porque, cada vez más, los informadores son los elementos noticiosos en sí mismos. Andaba cavilando sobre todo ello cuando me llamó.
-Hola, querido, ya supondrás qué quiero comentar: el culebrón del año.
-¿Lo de Alfonso Merlos por la pillada en el programa de Javier Negre? Lo sospechaba sí.
-Es que no puedo ver otra cosa en la tele.
-Mujer, lo tienes fácil, con poner Telecinco o Cuatro basta. A este paso, se va a hablar de eso hasta en los telediarios de Piqueras.
-¿Pero has visto la discusión entre Negre y Risto Mejide?
-No he tenido ocasión, la verdad.
Mentí. Por supuesto que la había visto. Pero no quería que la conversación continuase demasiado por semejantes derroteros.
-Es que se fusionaron los dos programas, Todo es mentira y Cuatro al día, para que ambos combatieran. Menuda tensión.
-Bueno, en la tele ya todo es fusión. Creíamos que lo habíamos visto todo. Pero eso nunca pasa con este medio. Siempre hay lugar para la sorpresa. En estos días extraños, no sé si te has fijado, estamos viviendo la sublimación de una nueva forma de entender el periodismo, incluso cabría hablar de nuevo género periodístico, que consiste en que los periodistas no solo protagonizan las noticias, sino que son ellos mismos la noticia. Ya son personajes televisivos.
-No digas bobadas, Alberto, los periodistas siempre han sido noticia.
-Antes lo eran porque dejaban un medio para llegar a otro o porque presentaban un programa nuevo o incluso porque en una entrevista decían algo diferente. Con Twitter ya eran trending topic por cualquier metedura de pata. Pero ahora fusionan su oficio de contar la información con su participación en la propia información que están contando. Es asombroso. Lo de Merlos lo está confirmando. Y creo que esta tendencia ha venido para quedarse.
-¿Pero de qué tendencia hablas? ¿Te has vuelto loco?
-De loco nada. Es la tendencia del tertuliano, que ya no solo lo comenta todo sobre los demás, como hasta ahora, sino que también lo comenta todo sobre sí mismo. Es la telerrealidad del tertuliano. Es un género que empezó precisamente en Sálvame y ya se está exportando cada vez a más programas.
-Exageras, en el programa de Ferreras no me imagino a los tertulianos contando sus vidas.
-Claro, claro, hay espacios para todos. Pero tiempo al tiempo.
-Sigo pensando que exageras.
-Fíjate, otro ejemplo parecido es cómo Pablo Motos se está convirtiendo en oposición al Gobierno. Ya no solo habla de lo que pasa, sino que participa en la vida pública como un actor político más.
-Pero si hace poco le defendías, cuando se metieron con él.
-Defendía su derecho a decir lo que quiera, que por supuesto lo tiene, como cualquier otro, y criticaba que lo linchasen por pedir acuerdos. Ahora ya está más cerca de dar el salto. Pronto es posible que hable con algún invitado sobre sus propios ataques a Pedro Sánchez. Otro tanto pasa con Risto, que es publicista y se las sabe todas sobre cómo crear un personaje y vivir de ello. Estos días decía cosas como estar harto de que "lo más comentado sea lo más idiota que ocurre".
-Y volviendo al culebrón, ¿qué te pareció ver el estallido de ira de Jorge Javier Vázquez al grito de "este programa es de rojos y maricones"?
-¿Qué me va a parecer? Más de lo mismo. Yo lo llamo populismo televisivo.
-¿Pero te parece bien o mal todo esto que llamas nueva tendencia? Mójate.
-Me parece un género bastante entretenido con el que todos, protagonistas y público, están encantados. Otra cosa es que se le pueda llamar periodismo y no simplemente espectáculo. Pero ya se me hace tarde. Otro día hablamos. Cuídate del bicho.
-Lo mismo digo.
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