La Cataluña de las primeras décadas tras la Transición fue un oasis en el que había "muchos camellos y muy poca agua", y que tenía más de espejismo que de terreno fértil. En aquellos años, Jordi Pujol era quien ejercía el poder y quien contaba con un fuerte apoyo en los ámbitos social, económico, político y periodístico. Tal es así que "si se aceptaba que el capo" era el presidente de la Generalitat, daba la impresión de que todo se perdonaba" en esta comunidad autónoma.
Todo eso se desmoronó cuando el "ciclo pujolista" finalizó y arreció la crisis económica. Entonces, el padre y los hijos del expresidente comenzaron a desfilar por los tribunales y eso permitió apreciar de forma cristalina la putrefacción de ese oasis. Todo aquello derivó en un proceso soberanista que hoy sustentan los partidos de la Generalitat y una parte de la sociedad catalana.
Estos ingredientes son puestos sobre la mesa en Memoria personal de Cataluña (Foca), del periodista, escritor y columnista de Vozpópuli Gregorio Morán. La obra ha sido presentada este martes en Madrid, en un acto en el que ha estado acompañado de Fernando González Urbaneja y de Jesús Cacho.
En su exposición, Morán ha criticado el manto cultural que se extiende por toda Cataluña que, entre otras cosas, ha provocado que el mero hecho de ser aceptado como catalán sea considerado como un privilegio. "Pujol le dijo a (Josep Borrell) que él había nacido en Cataluña, pero que no era catalán. Eso recuerda a lo que se decía aquí durante el franquismo", cuando alguien no comulgaba con el régimen y se le emplazaba a irse "fuera de España", ha expresado.
Mala salud de la prensa en Cataluña
El autor también ha hecho referencia a la mala salud de la prensa en general, y en Cataluña en particular, donde las cabeceras han puestos sus páginas al servicio de la Generalitat a cambio de las consiguientes raciones de dinero público. Ha citado el ejemplo del conde de Godó, quien no sabe "ni decir bon día", pero que concedió una buena acogida a la edición en catalán por recibir el dinero público que correspondía por adoptar esa decisión.
Hay que recordar que La Vanguardia despidió a Morán como columnista, en 2017, pocas semanas después de censurarle un artículo titulado Los medios del movimiento nacional, en el que criticaba a los prebostes del periodismo en Cataluña por entregarse al independentismo a cambio de subvenciones.
Entonces, el periodista comenzó a publicar sus 'Sabatinas intempestivas' en el digital Crónica Global, pero su relación de relación se rompió cuando los responsables de este diario se negaron a publicar una columna sobre La Vanguardia y el conde de Godó.
En el acto de presentación de este martes, el editor de Vozpópuli, Jesús Cacho, ha lamentado la mala situación en la que se encuentra el periodismo en España. "Su crisis es la gran manifestación de la crisis política española, que también afecta a otros campos, como la Justicia".
González Urbaneja ha valorado la trayectoria de Morán, en cuanto a que es un periodista "sin padrinos y sin tribu", algo que no es frecuente y sin lo que resulta difícil sobrevivir en la profesión.
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