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El gurú Iván Redondo utiliza La Sexta mientras decide qué hacer con RTVE

El hacedor de campañas como "Limpiando Badalona" ha sido entronizado por Sánchez como responsable de toda la comunicación del Gobierno. Por ahora, ha enviado a dos ministras a entrevistas con Ferreras

Este es un artículo experimental. En los últimos tiempos todo el mundo habla de Iván Redondo, el gurú de Pedro Sánchez que ahora ya no es solo su jefe de Gabinete, sino que aglutina varias decenas de competencias más. Algunos lo definen como una suerte de Fouché ibérico, otros lo pintan como un conde-duque de Olivares del siglo XXI y algunos hasta le ven aptitudes propias de Tom Hagen, el consigliere de Vito Corleone. Pero todos coinciden en que es el verdadero poder en la sombra.

En puridad, nuestro genio tenebroso de Donosti es experto en comunicación política y tiene en su currículum campañas como aquella demencial "Limpiando Badalona" de Xavier García Albiol o la que llevó al poder al presidente de Extremadura que más ha viajado a Canarias, José Antonio Monago. El caso es que una de esas decenas de nuevas competencias que agavilla Redondo es la secretaría de Estado de Comunicación. O sea, su cabeza maquina toda la estrategia comunicativa del nuevo Gobierno de PSOE y Podemos. No es poca cosa.

Hace años comí un día con Redondo y no me pareció tan peligroso como dicen, la verdad. Veo un tanto exagerados todos esos perfiles que se han escrito sobre el todopoderoso valido de Sánchez, pero como cuando el río suena agua lleva, es mejor comprobarlo. El experimento consiste en poner a prueba el auténtico poder de nuestro hombre mediante estas líneas.

Quienes están verdaderamente informados de lo que ocurre en La Moncloa aseguran que lee y controla todo lo que se publica sobre él. Dicen que si te pasas de la raya metiéndote con Redondo puedes dejar de ser tertuliano, pero como un servidor no está en tertulia alguna ni aspira a ello, no hay tanto peligro. Tampoco veo posible que me quiten esta ventana de libertad semanal. Vamos a ello.

Muchas entrevistas... en Atresmedia

El Gobierno lleva en marcha poco tiempo como para juzgar su estrategia de comunicación. Pero, aparte del tradicional y absurdo desfile de los ministros hacia el Palacio de la Moncloa, ya hemos podido ver que el Ejecutivo quiere dar la cara. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ofreció una rueda de prensa con preguntas ilimitadas un año y medio después. ¡Milagro!

El vicepresidente de Asuntos Sociales, Pablo Iglesias, ya estuvo en Antena 3 para responder en prime time. Y dos ministras de Podemos, las titulares de Trabajo e Igualdad, Yolanda Díaz e Irene Montero respectivamente, han pasado esta semana por el programa de Antonio García Ferreras en La Sexta.

Esto último es especialmente llamativo. Dos componentes del Gobierno acuden a un mismo programa en días consecutivos. No se recuerda algo semejante salvo en días de enorme tribulación informativa. Es posible que esas entrevistas no hayan sido ideas del gurú Redondo, pero si su omnipotencia es tanta como dicen, sólo él puede ser el responsable. Parece obvio, en todo caso, que el dueño y señor de la comunicación monclovita prefiere ahora mismo Atresmedia, y en especial La Sexta, para enviar a los ministros.

El reto es RTVE

En todo caso, utilizar La Sexta para la propaganda inicial parece una estrategia de vuelo demasiado corto para un cráneo tan privilegiado. La clave, mediáticamente hablando, es qué va a hacer el conde-duque de Donosti con RTVE. Porque ya hemos contado aquí que la radiotelevisión pública anda a la deriva con una administradora única, Rosa María Mateo, que llegó para unos meses pero se eterniza en el cargo.

La audiencia es nefasta, salvo alguna excepción que confirma la regla. El control político de los Informativos es tan lamentable como siempre. Y los problemas internos con la plantilla siguen creciendo. Lo último que hemos sabido a este respecto es que un grupo de trabajadores, ataviados con chalecos naranjas, van a protestar contra los clamorosos errores de gestión que conllevan la externalización casi continua de contenidos o la opacidad en las cifras sobre lo que, por ejemplo, cobran los directivos o perciben los tertulianos.  

El Gobierno tiene que hacer algo con RTVE. En el acuerdo entre PSOE y Podemos sólo aparece una mención vaga a este asunto capital para el entorno mediático. Hay que despolitizar la cadena pública de una puñetera vez y, si no es posible y va a seguir siendo un órgano de propaganda, mejor la cierran y nos la ahorramos todos. Hay que implantar criterios de transparencia en la contrataciones y en los sueldos. Hay que renovar el Consejo de Administración mediante un concurso público.

Seguro que el consigliere de Sánchez ya conoce al dedillo toda esta problemática. La duda es cómo la resolverá. A buen seguro una mente tan preclara encontrará las soluciones, si es que no tiene ya preparado un plan diabólicamente perfecto. Al tiempo. 

Y eso era todo sobre Redondo y la comunicación de Moncloa, al menos por ahora. Esperaré represalias y, si tengo la suerte de seguir vivo porque me dan una oportunidad y solo recibo una cabeza de caballo, se las contaré otro día.

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