Hay un periódico en la villa madrileña que controlan Jaume Roures y sus socios. Su directora es la presidenta de la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información y, desde hace unas semanas, vicepresidenta del International Press Institute, dedicado a “monitorizar” muchos países para luchar contra la censura y derivados.
Hace unos meses, una de sus periodistas -de acreditado prestigio- solicitó el reingreso en la plantilla tras una excedencia forzosa. Durante un tiempo, había permanecido en el departamento de Comunicación de un tribunal y su nombramiento se había publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Es decir, tenía todo el derecho a solicitar su vuelta.
Concertó una cita con los responsables del diario y, en esa reunión, le pusieron sobre la mesa un par de documentos: uno, para que firmara su regreso y, otro, para que fuera consciente de que estaba despedida. Roures acaba de producir una película (Mediapro) que se llama El buen patrón, que está dirigida por Fernando León de Aranoa y que critica la sinrazón de un empresario.
Es una buena película y una afilada denuncia. Si hubiera una segunda parte, seguro que su director podría abordar esa modalidad tan singular de despido que consiste en echar a la calle a una persona que solicita la vuelta de una excedencia. Al cuerno con los derechos laborales.
Leyre Iglesias, periodista de El Mundo, ha publicado recientemente una columna en la que relata la circunstancia de Pere Rusiñol, un compañero de profesión al que Roures ha denunciado por definirle como “estafador” durante una entrevista. Lo hizo porque -según Rusiñol- dejó de pagar dos meses a la plantilla de Público cuando clausuró el diario, antes de su siguiente apertura. "Controlaba la sociedad desde una empresa en Holanda, un paraíso fiscal, y eso que nosotros criticábamos los paraísos fiscales. Cuando lo descubrimos ya había cerrado", explicó.
Jaume Roures y sus cosas
Roures tiene la singular costumbre de acudir con asiduidad a los juzgados para denunciar a periodistas y medios de comunicación. Abusa, además, del derecho a la rectificación, pues las llamadas a su empresa suelen ser respondidas con un “no hacemos comentarios”, pero posteriormente hacen todo tipo de matices mediante la técnica del burofax. No es ningún secreto: quien más, quien menos, ha sufrido estas maniobras.
A los responsables del portal ADSLZone los mantuvo en vilo durante varios años con un proceso judicial que inició después de que esta publicación denunciara las deficiencias de funcionamiento de su plataforma de deporte en streaming Total Channel. Reclamaba 30.000 euros de indemnización y la retirada de todas esas informaciones. El Tribunal Supremo dio la razón al medio de comunicación hace un año, pero claro, mientras tanto, se enfrentaron a la dosis de angustia que sobreviene cuando un millonario inicia una causa judicial contra ti o contra tu empresa. Muy típico de algunos. Del buen patrón, entre otros.
Podrían citarse diversas situaciones similares, relacionadas con el aludido, pero tampoco conviene ser injusto, pues en su currículum también figuran acciones que podrían definirse como de 'justicia social', como la que benefició a Miguel Cardenal un tiempo después de ser relevado como secretario de Estado para el Deporte, el 17 de noviembre de 2016.
Este catedrático de Derecho al Trabajo y de la Seguridad Social tenía experiencia en el tema del fútbol televisado -con el que tanto dinero ha ingresado Mediapro-, pues durante su mandato se aprobó el famoso Real Decreto que regulaba la venta centralizada de los derechos audiovisuales de la liga.
El 24 de octubre de 2018, menos de dos años después de su salida del Ejecutivo, Mediapro fichó a Cardenal como directivo. Un buen patrón siempre sabe detectar el talento y reclutarlo para su empresa. Habrá quien señale estas decisiones e incluso las cuestione. Ya saben, el talento siempre despierta recelos en este país cainita.