Mariano Rajoy ha permanecido premeditadamente alejado de los medios de comunicación desde el día en que se mudó al Palacio de La Moncloa. El presidente delegó las competencias sobre este sector en Soraya Sáenz de Santamaría y racionó hasta el extremo su contacto con los periodistas rasos y con sus jefes. Lo que ocurre es que después del varapalo electoral del pasado 24 de mayo se han producido movimientos en el Ejecutivo y en Génova que apuestan porque la política del Gobierno con estas influyentes empresas cambie de forma radical. De ahí que haya cobrado fuerza la posibilidad de promover una gran entente de medios de comunicación de derechas, detallan varias fuentes del sector.
La estrategia de Moncloa para con este sector ha cambiado tras los comicios municipales y autonómicos. Una prueba de ello es el refuerzo de la Secretaría de Comunicación del partido con una figura emergente como Pablo Casado, su nuevo vice. Entre las medidas que pretende poner en marcha -según ha avanzado- se encuentra la de devolver a los portavoces del PP a las tertulias televisivas después de varios meses sin sentarse en sus mesas. Después de un tiempo evitando responder las críticas que recibían. Escondidos. O supuestamente ajenos a estos mensajes, como Rajoy.
Porque mientras Felipe González hizo la vista gorda ante el "antenicidio" y utilizó Prisa como un escudo para repeler las más que justificadas acusaciones de corrupción, Aznar se movió para crear un gran núcleo de influencia alrededor de Telefónica y Rodríguez Zapatero se inventó un grupo de medios encabezado por sus amigos de la gauche divine, Rajoy se ha camuflado detrás de una televisión de plasma y ha desechado la interesante posibilidad de moldear el sector. La operación más relevante que se ha producido durante su legislatura ha sido el salvamento de la quiebra Grupo Prisa y el reclutamiento de sus otrora incómodos medios hacia las filas del PP. Pero en la refinanciación de su deuda la gran protagonista fue Sáenz de Santamaría y el presidente tuvo poco que ver, explican fuentes conocedoras de este movimiento.
Soraya Sáenz de Santamaría tuvo una gran influencia en la refinanciación del Grupo Prisa
La fusión de Vocento y Unidad Editorial
Una de las operaciones que pretendía engendrar un gran grupo de comunicación conservador es la fusión de Vocento y Unidad Editorial. Durante una buena parte de 2014, las dos compañías debatieron los pros y los contras de esta unión, paradójicamente, “con más dificultades para ponerse de acuerdo sobre el reparto de los puestos directivos que sobre los balances”, apuntan fuentes internas. El proceso se congeló a finales de año y no se espera que se produzcan movimientos decisivos a corto plazo. Desde Moncloa, considerarían positivo que se configurara un conjunto de medios de esta envergadura, si bien expresaron en su día ciertos reparos a que la integración se completara en un año electoral, destacan informantes del sector.
Según ha publicado recientemente El Confidencial Digital, desde la Secretaria de Estado de Comunicación y el Ministerio de Industria han tanteado a Vocento, Unedisa, COPE y 13TV para proponerles crear un “gran grupo mediático amigo” en 2016. El director de ABC, Bieito Rubido, ha afirmado hace unas horas en esRadio que esta operación sería casi imposible dadas las diferentes características de cada una de estas empresas. Vozpópuli ha podido saber, a través de empresas del sector, que desde Moncloa se han realizado movimientos para proponer a estas compañías conformar un bando con una línea editorial amable con el Partido Popular. Todo ello, para contrarrestar los mensajes que lanzan principalmente las televisiones, que torpedean a Mariano Rajoy y alimentan a la izquierda radical.
Desde Vocento y Unidad Editorial niegan que se vaya a producir una operación de estas características de forma inminente y alegan que sería “irresponsable” que dos compañías cotizadas emprendieran un proceso asi sin dar parte al regulador del mercado. Pero ambas empresas se han tanteado durante un buen tiempo y nunca han descartado la posibilidad de buscar alianzas si eso fuera beneficioso para sus negocios. Desde luego, con Moncloa de su parte, el camino se allanaría.
La baza del concurso de canales de TDT
Uno de los ases en la manga que se guarda el Gobierno para incrementar su influencia en los medios de comunicación es el próximo reparto de seis nuevas licencias para emitir en la televisión en abierto. Varios concursantes por estos permisos de emisión dan por seguro que 13TV –propiedad de la Conferencia Episcopal- conseguirá al menos un canal en propiedad. También consideran que tiene muchas opciones de hacerse con otro Secuoya, una productora audiovisual que ha encontrado un filón en las televisiones públicas afines al PP, con las que ha firmado jugosos contratos.
13TV y Secuoya ganarán importancia en el sector tras el reparto de nuevas licencias de TDT
Está por ver cómo influirá en este concurso la maniobra realizada por las cadenas privadas para salvar los ocho canales de TDT que corrían peligro de irse a negro por una sentencia del Tribunal Supremo. Las empresas del sector opinan de forma diferente, en este sentido. A un lado, se encuentran las que creen que será difícil que Atresmedia y Mediaset no consigan, al menos, una licencia cada una, dado que son las únicas que tienen dinero suficiente para dotar a sus canales de contenido propio y atractivo. En el lado contrario, se ubican las que consideran que Moncloa utilizará este concurso para penalizar a estos grupos de comunicación, a los que el propio Mariano Rajoy ha acusado en público de perjudicar al Gobierno.
“Ahora que han conseguido salvar entre Atresmedia y Mediaset seis canales del cierre, el Gobierno tiene la excusa perfecta para no darles ninguna licencia en el concurso. Lo podría justificar fácilmente en la necesidad de dotar de una mayor pluralidad al sector y de dar entrada a nuevas empresas, mucho más cercanas a su partido”, afirman. Desde luego, sería una muestra inequívoca de que Rajoy ha despertado de su letargo -o, al menos, se ha dejado aconsejar- y al fin ha caído en la cuenta de que forjar alianzas entre los medios de comunicación resulta fundamental para garantizar la estabilidad del Ejecutivo. Eso sí, aunque haya sido en el tiempo de descuento de su mandato.
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