-¿Viste anoche el partido? Menudo robo de Brasil, pobres croatas -le digo a un amigo.
-Sí, un atraco. Pero hay cosas peores en la vida -me responde, inquietante.
-Hombre, ya lo sé. ¿Pero te refieres a algo en concreto?
-Me refiero a que después del partido entre Brasil y Croacia seguí viendo Telencico. Había un programa... ¿Cómo se llama? Ah, eso, Hable con ellas. Y ahí apareció Paquirrín. Resulta que presentó un documental que están haciendo sobre su vida, es que aluciné al escucharlo -mi amigo habla atropelladamente, sin respiro, está alterado-. Y luego presentó su nuevo disco. Requetebién ver a este tipo cuyo mayor mérito es ser hijo de famosos presentando una canción. Pero ahora viene lo mejor: el personaje se pone a cantar y, de repente, deja de sonar la canción y queda claro el playback. Un horror, yo no sabía si reír o llorar. Qué pena que no lo vieras. Tremendo.
Hay un momento de silencio. Imagino la situación de Kiko Rivera enmudecido ante la revelación, por otro lado no sorprendente, sobre su falso canto. Reparo en lo increíble que resulta que alguien pueda producir un documental sobre este sujeto. Pienso en decir algo, pero mi amigo se adelanta.
-Con todo, querido Alberto, lo del hijo de la Pantoja no ha sido lo más ridículo de la semana.
-¿Ah sí? ¿Y qué puede haber peor que semejante situación?
-Ay, amigo, qué poco ves la televisión para luego escribir sobre ella. ¿Es que no has visto el estreno de la semana?
-¿Te refieres al partido inaugural del Mundial?
-No, hombre, no. Me refiero al estreno de El pueblo más divertido en Televisión Española. Fue el pasado lunes, en prime time.
-Conozco el programa, la pasada semana anunciamos aquí que se estrenaba, de hecho. No lo ví más que unos minutos, pero me han dicho que fue de traca.
-¿De traca? Fue un bodrio inaguantable. Parecía que iba a ser un programa muy entretenido, como decías tú, pero es que todos los chistes eran forzados, sin ninguna gracia. Millán Salcedo lo intentaba todo. Y Mariló Montero también le ponía mucho entusiasmo. Pero nada de nada. Pura vacuidad. Un concurso en el que se compite por ver quién está más tarado o es más friki. De verdad, inaguantable. Eran mucho mejores aquellos programas veraniegos que siempre conducía Ramón García.
-Supongo que tienes razón y por eso solo consiguió un 8% del share. O sea, la nada. En estos casos si la audiencia sigue así de baja, al quinto programa se corta la emisión y a otra cosa mariposa.
-Nos harían un favor. Pero estará difícil. Porque son trece programas y ya están todos grabados.
-Sí, ya, estoy informado. ¿Y sabes lo mejor? Un sindicato de Televisión Española ha denunciado que el programa ha costado 3,5 millones de euros y que Mariló se lleva 13.000 euros por programa.
-¿Cómo? ¿Semejante sueldazo por ese bodrio? ¿Y pagado con el dinero público?
-Eso parece.
Llega otro momento en que no se escucha ni la respiración. Nos miramos, contrariados. Cada vez que hablamos de televisión acabamos así, como deprimidos, sin entender cómo es posible tanto desatino junto. Ya estamos a punto de cambiar de tema para poder empezar a comer. Pero no, él aún quiere hablar algo más sobre este incomprensible y absurdo universo televisivo. Y vuelve a la carga.
-Alberto, si te digo la verdad, creo que en el próximo mes solo voy a ver fútbol. Ya sabes, el Mundial enterito en Mediaset. Unos partidos en Telecinco, otros en Cuatro y muchos de pago. Ya me bajaré al bar a verlos.
-¡Pero si no te gusta el fútbol! Entendería que vieras los encuentros de la selección española, pero todo el Mundial...
-Claro que no me gusta ver a los 22 de turno asándose de calor tras un balón. Pero hay al menos dos motivos para no perderse ni un segundo. Uno es comprobar si todos los estadios siguen en pie durante los partidos, porque será fácil que haya alguna desgracia, teniendo en cuenta cómo se han construido... Y el otro motivo es que, francamente, los de Mediaset se lo curran.
-Eso es cierto. Tantas horas de telebasura que emiten y mira, si quieren, hacen las cosas bien.
-Han llevado un equipo enorme de gente, con montones de periodistas, técnicos, cámaras... Ahí tienes a la Carbonero, a los Manolos, a Camacho... Y sus programas están muy bien producidos y muy bien realizados. Da gusto, la verdad.
-Pues sí, pero ya sabes que el Mundial es solo cada cuatro años. Y el resto, a emitir Sálvame y otros engendros.
Unas risas y a comer. Otra conversación tristemente real sobre una televisión que parece irreal.
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