Una tormenta ha descargado sobre el sector de los medios de comunicación desde que internet se convirtió en una tecnología universal. Tal es así que algunos de los grandes grupos mediáticos españoles han mantenido conversaciones con Antonio Garamendi para que la Confederación Española de Organizaciones Empresariales ayudara a impulsar un PERTE para este sector.
Los PERTE son proyectos estratégicos que están financiados con fondos NextGen y que -en teoría- sirven para la recuperación y transformación económica; y, por consiguiente, para el impulso de otros sectores económicos.
Los medios han sugerido en algunos foros, en el pasado, su deseo de recibir algún tipo de ayuda o apoyo desde el sector público para la ‘reconversión industrial’ del sector, cuyo negocio tradicional resultó fuertemente afectado por la digitalización de la sociedad.
Conversaciones con la CEOE
Tras escuchar sus quejas durante los meses pasados, Garamendi se comprometió a mediar con el Ejecutivo para tratar de impulsar un plan de ayudas para los medios. Sin embargo, dentro de Moncloa rechazaron esta posibilidad, que podría haberse articulado a través de algunas de las asociaciones patronales del sector, han explicado fuentes de la CEOE.
Llama la atención porque, en este contexto, Moncloa lanzó el pasado septiembre una consulta pública dirigida a los medios de comunicación para identificar las necesidades de digitalización y ciberseguridad de la prensa escrita y/o digital. Ahora bien, no constituye un PERTE en sí, sino que se incluye dentro del que se denomina Proyecto Estratégico Nueva Economía de la Lengua.
Esta iniciativa la presentó de la siguiente forma: "Se busca identificar las necesidades de los medios según sus características, para conocer qué soluciones digitales tienen actualmente implantadas, qué tecnologías y procesos se ajustan mejor a las necesidades del sector, así como cuáles son sus necesidades y planes de inversión en I+D, corpus lingüísticos y aplicaciones basadas en la inteligencia artificial en lengua española y lenguas cooficiales".
La propuesta -que gestionaba directamente el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital- pretende "mejorar el nivel de ciberseguridad y ciberresiliencia en el sector de los medios de información" -terminología usada por Moncloa-, y ayudar a identificar vulnerabilidades y "fortalecer la capacidad de respuesta frente a condiciones adversas, sobrecargas o ataques".
El pasado 20 de octubre finalizó el plazo de los aspirantes a recibir estas ayudas para manifestar su interés en el PERTE, sin que hayan trascendido más detalles sobre los posibles beneficiarios o sobre el montante total del plan. Ahora bien, entre los editores de grupos conservadores existen sospechas sobre la posibilidad de que Moncloa no actúe de forma ecuánime con todos los solicitantes.
Desde el ahora Ministerio de Economía, Comercio y Empresa trasladan: "Cuando éramos Transformación Digital se abrió una Manifestación de Interés para medios de comunicación, precisamente para conocer sus necesidades y articular ayudas". Les "consta que se estaba en fase de estudio de las respuestas cuando se produjo el cambio de cartera". Un cambio que tuvo lugar el 20 de noviembre.
No salen las cuentas en los medios
La realidad del sector mediático es compleja actualmente. Sin ir más lejos, Prisa, que explota El País, Cadena SER, Cinco Días, As y varias de las radiofórmulas más escuchadas, además de Santillana, registró unas pérdidas de 36,7 millones de euros en los nueve primeros meses del año, mientras que su deuda asciende a 807 millones.
A RCS MediaGroup -dueño de Unidad Editorail- todavía le pesan las dificultades financieras y las que derivan de la crisis del negocio tradicional, mientras que Vocento perdió 15,6 millones de euros hasta septiembre.
Las televisiones han encontrado un nuevo nicho de negocio en el ámbito digital, donde pueden ejercer de canales para su público, pero también de productores para las terceras empresas. Sin embargo, la TDT cada vez acumula menos audiencia y publicidad. La inversión de los anunciantes en este sector descendió el 2,5% en los nueve primeros meses del año, mientras que su cuota de mercado lo hizo el 1,2%.
Mientras tanto, Google y las redes sociales han ganado terreno en este negocio y acumularon ingresos de más de 1.800 millones de euros entre enero y septiembre.
Los medios tradicionales han reivindicado su papel de sostén de las democracias representativas durante los últimos años. Lo han hecho con una especial energía desde 2016, cuando tras el referéndum del Brexit y la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos se abrió un debate sobre el efecto que generan en la opinión pública los bulos que se vierten a través de las redes sociales.
El proyecto de reglamento europeo sobre libertad de prensa trata de reforzar el papel de estas empresas ante los efectos que su negocio y sus decisiones editoriales han sufrido dentro del enorme enjambre digital. Sin embargo, la realidad es que los anunciantes y el público cada vez migran en un mayor número hacia ese entorno.
En este contexto, de tormenta perfecta, algunos grupos acudieron a la CEOE para pedirle que facilitara la creación de un PERTE propio del que pudiera beneficiarse este sector.
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