Hay una columnista del panfleto digital de Podemos –La Última Hora- que se llama Protestona y que el otro día grabó un vídeo que se titulaba: “El periodismo o es antifascista, o es fascista”. Un par de días después, el periodista Xabier Fortes entrevistó en el Canal 24 Horas a Serigne Mbayé, portavoz del sindicato de manteros y miembro de la candidatura de Pablo Iglesias. Fortes le preguntó sobre la opinión manifestada por Vox sobre su persona (“Nosotros le deportaremos”), pero lo hizo de una forma que no gustó en el alto mando del partido morado. Por lo tanto, fue acusado de blanquear a los racistas.
Este viernes se producía un tercer episodio cuando Pablo Iglesias afirmaba lo siguiente en el programa de Mónica López, en La 1: “Me vas a permitir, Mónica, que sea muy crítico con una dinámica de blanqueamiento que se está dando por la ultraderecha por parte de muchos medios de comunicación y, por desgracia, a mi juicio, también en la televisión pública. El fascismo no es una opción respetable, el machismo no es una opción respetable... Aunque sonrías, Mónica, el racismo no es una opción respetable”.
Es curioso que Iglesias y los suyos traten de aleccionar sobre la línea editorial –y lingüística- que debe adoptar TVE mientras mantienen un medio de comunicación como La Última Hora, dedicado cada día a deformar la realidad. Pero no es lo único llamativo al respecto.
Uno de los periodistas que estaba sentado este viernes en la mesa de tertulia era Andrés Gil, a quien intentó impulsar Podemos, en 2018, como presidente de RTVE. Y que a nadie se le olvide que la formación presidida por Iglesias rubricó hace dos meses el pacto de la vergüenza para renovar el Consejo de Administración de la corporación.
La indecencia cometida por PSOE, PP, Podemos y PNV se resume de forma muy sencilla: el Congreso convocó un concurso para elegir a los candidatos mejor preparados para administrar RTVE, pero los partidos no estaban contentos con los 10 que habían obtenido mejor puntuación. Por eso, seleccionaron a los que les vino en gana. Podemos, a José Manuel Martín Medem –director de Mundo Obrero, el periódico del Partido Comunista de España- y a Roberto Lakidain, uno de los líderes de CCOO en RTVE.
Ese sindicato emitía esta semana una hoja informativa en la que denunciaba la escasa presencia que tiene Pablo Iglesias en los telediarios. Aquí cada cual está con quien quiere estar y ayuda a quien considera, pese a que luego predique la necesidad de que RTVE sea independiente.
Pablo Iglesias y el 'divide y perderás'
Más preocupante que las incongruencias políticas de la formación morada –y de sus escuderos- es la estrategia que han trazado para la campaña madrileña, que consiste en encrespar para movilizar a su electorado. En polarizar aún más a la sociedad para que la izquierda consiga un voto más que la derecha el próximo 4 de mayo. Cueste lo que cueste. De ahí que sus portavoces y sus vedetes mediáticas se atrevan a pronunciar mensajes como ese “el periodismo o es antifascista, o es fascista”.
Eso genera situaciones ridículas, como el señalamiento de Xabier Fortes, que no es precisamente conocido por su lejanía de la izquierda. Pero la actitud de Podemos es la de arrinconarse, atrincherarse y disparar desde esa posición a todo aquel que se niegue a saltar la alambrada y combatir de su lado. Por eso la emprende contra la televisión pública. Aunque desde fuera esas acusaciones resulten delirantes.
Queda casi un mes para las elecciones madrileñas y la realidad dibujada por la propaganda cada vez es más abstracta y lejana de la calle
Ninguna de las partes es, en realidad, inocente en esta historia. Ni Iglesias ni quien situó a Mónica López en su posición para ‘encarrilar’ las mañanas de La 1. Ni siquiera quienes desde la oposición critican la línea editorial de RTVE, cuando ellos mismos también la controlaron y manipularon, hasta echar de ahí a una buena parte de su audiencia.
Queda casi un mes para las elecciones madrileñas y la realidad dibujada por la propaganda cada vez es más abstracta y lejana de la calle. Lo peor es que este tipo de mensajes son capaces de condicionar a la opinión pública; y los disturbios generados por los 50 chalados de Vallecas, acaban generando un malestar que es capaz de extenderse por la médula espinal de la sociedad y trastornar su organismo.
En realidad, la táctica de confrontar el fascismo contra el antifascismo es igual que nocivo que la de presentar los comicios como una elección entre el comunismo y la libertad, pese a los dejes chavistas de Podemos. Porque da la impresión de que cualquier plebiscito social de ese tipo a los únicos que perjudica es a los ciudadanos, que se ven obligados a elegir entre Guatemala y ‘guatepeor’.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación