La mujer detenida este miércoles por la agresión a la esposa del periodista deportivo Paco González contrató en una ocasión a sicarios del este para que la acosaran y mataran, aunque no cumplieron con el encargo.
Fuentes de la investigación han explicado a Efe que Lorena G.F. pagó una importante cantidad de dinero a sicarios de origen búlgaro para que acabaran con la vida de la mujer del periodista de la cadena Cope. Los sicarios se quedaron con el dinero y simplemente realizaron llamadas telefónicas al periodista y a su familia para amenazarles.
Las mismas fuentes han añadido que Paco González denunció las amenazas a la Policía y a la Guardia Civil, y que este último Cuerpo inició una investigación a pesar de que el propio denunciante restaba importancia a esas llamadas.
La agresora estaba obsesionada con el periodista, quien ha reconocido que alguna vez salió de copas con ella y con más personas ya que Lorena asistió en muchas ocasiones como oyente al programa de González.
La Guardia Civil investiga la relación de Lorena con Iván T.P., el hombre que este miércoles la acompañaba en la agresión a la mujer y a la hija del periodista en Boadilla del Monte (Madrid), y los motivos por los que este último accedió a perpetrar la acción. Los agentes incautaron a los detenidos una mochila con grilletes y una sábana.
Por el momento se le imputa tanto a ella como a su compinche un delito de homicidio en grado de tentativa a la espera de determinar si tenían planeado un secuestro o simplemente asaltarlas para robarles o asustarlas.
Detenido en diciembre
La Guardia Civil detuvo en diciembre a un hombre de nacionalidad búlgara al que presuntamente habían encargado matar a la mujer del periodista Paco González, aunque le dejó en libertad porque no se reunieron indicios suficientes contra él.
Según han informado fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, esa detención se practicó después de que dos meses antes, en octubre, el locutor deportivo denunciara en el cuartel de Las Rozas que una persona le había enviado un correo electrónico en el que le alertaba de que alguien había contratado a una persona para que hiciera daño a su mujer.
Los agentes comenzaron una investigación que les llevó hasta un hombre de nacionalidad búlgara como presunto sicario, por lo que le arrestaron, pero tuvieron que dejarle en libertad porque no hallaron indicios suficientes para imputarle el delito.
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