La serie Patria de HBO que adapta la célebre novela de Fernando Aramburu se estrenó este viernes en el Festival de Cine de San Sebastián. Telecinco emitirá en breve el primer capítulo en abierto, si bien la ficción completa, con sus ocho capítulos, llegará a los espectadores que estén suscritos a la plataforma de pago a partir del próximo 27 de septiembre. Pero algunos privilegiados ya hemos podido verla y, por tanto, podemos juzgarla.
Después de la lamentable e innecesaria polémica sobre el erróneo cartel promocional, la principal pregunta sobre la serie Patria de HBO que se hacen miles de ciudadanos es si equipara los sufrimientos de las víctimas del terrorismo y de los terroristas. La respuesta es un no rotundo. Porque la propia novela tampoco los igualaba ni los ponía al mismo nivel, puesto que dejaba claro quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos. Pero sí los mostraba, ya que se adentraba en las tragedias íntimas de dos familias, la del asesinado y la del asesino. Eso mismo ocurre con la serie.
La adaptación dirigida por Aitor Gabilondo no defrauda las expectativas y da para comentar mucho más que la citada polémica coyuntural. Podría decirse, a modo de síntesis, que goza de al menos tres puntos fuertes que encandilarán a los espectadores y, al mismo tiempo, adolece de un problema irreparable que seguramente les disgustará.
Fidelidad a la novela
La cuestión acaso más relevante es si esta Patria de HBO es fiel al libro de Aramburu. Claro que lo es, como el propio escritor adelantó en el comunicado donde tildaba de "desacierto" el famoso cartel. Quienes hayan leído la novela encontrarán en estos ocho capítulos los aspectos más destacados de la obra originaria. Al igual que pasaba en el libro, toda la serie está conducida por la tensión dramática entre Bittori y Miren, que son la esposa de El Txato, asesinado por ETA, y la madre de Joxe Mari, miembro del comando que lo asesinó. La gran duda que alimenta el argumento es es si el etarra apretó el gatillo o no.
En la serie aparece la tortura policial a un detenido por ser miembro de ETA, pero no en plano de igualdad con el sufrimiento de las víctimas. Nada de equidistancias ni justificaciones
Es el retrato de una época en la que ETA asesinaba y la izquierda abertzale lo justificaba. Y en muchas localidades pequeñas como la de la serie, muchos, demasiados, callaban y otorgaban. Porque en sus dos versiones Patria cuenta muchas cosas, sí, pero sobre todo explica y contextualiza cómo la banda terrorista y su entorno primero señalaban a sus víctimas, luego las amenazaban y hostigaban y finalmente las asesinaban, con el agravante de que tras el crimen se perpetuaba ese hostigamiento a la familia del asesinado. Eran los tiempos de esa frase hiriente: "algo habrá hecho".
También la serie cuenta, como contaba la novela, la tortura policial a un detenido por pertenecer a ETA. Pero, para quien tenga dudas, no lo hace en plano de igualdad respecto a las víctimas de ETA. Quien lo discuta solo tiene que hacer algo: contar los minutos que se dedican al asesinato (y al calvario previo) de Txato y contar también los minutos que ocupa en el metraje el caso de malos tratos al arrestado. Nada de equidistancias ni de justificaciones, por tanto. Pero sí aparecen diferentes puntos de vista sobre el terrorismo, que, no se olvide, son los de los personajes y no los del autor.
No está todo...pero sí las contradicciones
En esta versión de Patria está lo más relevante, como ya se ha dicho, pero no está todo. Es algo lógico y habitual en las adaptaciones. El lenguaje cinematográfico no es el literario. Una serie de ocho capítulos no puede incluir todos los matices de un libro de 700 páginas donde se entremezclan tantas cosas. Quizás lo que más pueda echarse en falta sean ciertas explicaciones sobre el comportamiento o la evolución de algunos personajes. Pero, en todo caso, cualquiera que no haya leído el libro puede ver con facilidad la serie, sin perderse ni nada por el estilo.
La segunda gran ventaja de Patria es su más que notable factura técnica. Se nota la inversión de HBO en los recursos empleados para esta serie. En la fotografía, en los planos, en el vestuario, en el atrezo y hasta en el maquillaje
Lo que sí se cuenta con detalle y precisión respecto al libro es el contraste entre los diferentes miembros de la familia del etarra. Sus complejas contradicciones. Ese era uno de los tesoros de la novela. Y también de su adaptación. Tal vez el mejor momento de la serie, aparte del célebre abrazo, sea la conversación que mantienen el terrorista y su hermano durante una visita en la cárcel. No seguiré, porque tampoco es cuestión de destripar los ocho capítulos.
La segunda gran ventaja de Patria es su más que notable factura técnica. Se nota la inversión de HBO en los recursos empleados para esta serie. En la fotografía, en los planos, en la música, en el vestuario, en el atrezo y hasta en el maquillaje, que por cierto resulta clave para las continuas elipsis que contiene la historia. Todos los detalles están cuidados. Al ver los capítulos te transportas al tiempo de los hechos que se cuentan.
El principal problema de Patria, que además resulta irreparable, es que no habrá segunda temporada
Con todo, lo mejor de Patria, con diferencia, es su casting. No se podía haber hecho mejor. Te crees a los personajes en todo momento porque las interpretaciones son excepcionales. La caracterización y el lenguaje, con el acento incluido, otorgan verosimilitud a la narración. Todo el mundo destacará el trabajo de las dos grandes protagonistas, Bittori y Miren, que son interpretadas por Elena Irureta y Ane Gabarain. Pero el resto de actores también lo bordan. Tanto los otros protagonistas, que son los miembros de ambas familias, como los secundarios, entre los que destacan el cura del pueblo, el delegado sindical de la empresa o el camarero de la herriko taberna.
El principal problema de Patria, que además resulta irreparable, es que no habrá segunda temporada. Es imposible porque la historia del libro queda cerrada con ese final que no desvelaremos. Pero, por todo lo dicho, los ocho capítulos de esta serie tan necesaria como incómoda merecen la pena. No se los pierdan.
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