La última ocurrencia del presidente concupiscente ha sido la de designar como candidato a la Alcaldía de Madrid al entrenador de su equipo de baloncesto favorito, el C.B. Estudiantes. 'Pepú' Hernández es un tipo respetado en el mundo de la canasta y su mayor hazaña ocurrió hace diez años, cuando llevó a la selección más brillante de la historia a ganar el Mundial de Japón. Unas horas antes de la final, su padre murió, pero lo guardó para sus adentros hasta que los jugadores bajaron del podio. Los western crearon el mito de que los tipos con mandíbula ancha, como 'Pepu', disponen de un blindaje de aluminio y nacen, viven y mueren con las botas puestas. En el oeste, como en la selva, cualquier individuo que muestre síntomas de debilidad se convierte en presa fácil. La lección también sirve para medrar en las instituciones y los partidos.
'Pepu' Hernández es el último peón que ha aparecido sobre el tablero político. El último tiro al aire que ha disparado el PSOE para tratar de ganar las simpatías del electorado por la vía rápida. La dupla Pedro Sánchez e Iván Redondo ha demostrado ser especialista en esta estrategia, que, en el fondo, supone tratar como un memo al votante, pues pretende deslumbrarle con un destello para que no preste una excesiva atención al trasfondo. A fin de cuentas, un rostro famoso siempre resulta más atractivo en las distancias cortas que un programa de gobierno.
El problema es que esta maniobra encierra una gran contradicción. Hubo un tiempo en el que Sánchez ejercía de víctima de los poderes fácticos y predicaba que el destino de los partidos debía estar en manos de sus militantes. De lo contrario, se convertían en organizaciones secuestradas por vacas sagradas con sus intereses personales y su afán de figurar. A estas alturas, a nadie le sorprende que el presidente del Gobierno cambie de opinión, pues acostumbra a desdecirse con una insoportable frecuencia. Por eso, el dedazo que ha aplicado a la hora de proponer al candidato a alcalde capitalino -cuando en 2017 rechazaba este método- no puede considerarse como algo extraordinario.
A estas alturas, a nadie le sorprende que el presidente del Gobierno cambie de opinión, pues acostumbra a desdecirse con una insoportable frecuencia. Por eso, el dedazo que ha aplicado a la hora de proponer al candidato a alcalde capitalino -cuando en 2017 rechazaba este método- no puede considerarse como algo extraordinario.
Eso sí, resulta llamativo que Sánchez y su 'gurú' de la comunicación no hayan escarmentado de casos recientes como el de Màxim Huerta, 'el breve', o el de Pedro Duque, el ministro espacial. También el de Rosa María Mateo, a quien se reclutó por su supuesta sabiduría de emérita, pero que ha demostrado una total falta de aptitud para dirigir RTVE. Cuando un gobernante recurre una y otra vez a la pólvora, pese a haber resultado herido en varias explosiones, está reconociendo su falta de alternativas y, por ende, de rumbo claro.
Fichajes 'galácticos'
La estrategia que ha seguido Sánchez con este tipo de fichajes mediáticos recuerda a la de Florentino Pérez con el Real Madrid de 'los galácticos'. Todo consistía en desplegar una alfombra roja sobre el suelo en junio para fascinar al aficionado con nombres y en definir todo aquello como un equipo de "ensueño". El problema surgió cuando el megalómano presidente se dio cuenta de que los ornamentos no servían para asegurar los cimientos y el edificio se le vino encima. Curiosa lección la que aprendió el constructor, que tuvo que hacer las maletas y dimitir después de que su proyecto arquitectónico terminara en fracaso.
Hace algo más de una semana, Pablo Casado vivió una situación semejante cuando se confirmó el fracaso de su candidata en Cantabria, Ruth Beitia, una saltadora de altura memorable, pero que tenía lo justo para ejercer en política, y mucho menos para liderar un proyecto. El plan era presentar un candidato 'famoso' para hacer frente a Miguel Ángel Revilla, político pegado a la butaca de La Sexta. Pero Casado fracasó en su intentona de combatir populismo con populismo.
El desgaste de los partidos tradicionales y la fragmentación de los parlamentos ha provocado que las cabezas pensantes de las fuerzas políticas recurran a fichajes de relumbrón, como 'Pepu', y a las sorpresas para tratar de concitar atención. En las televisiones, este tipo de decisiones caen como agua de mayo, dado que generan tensiones en los partidos -que le pregunten a Manuel de la Rocha-, despiertan cierto morbo y expectación; y eso atrae audiencia. Ahora bien, en un tiempo en el que la política-espectáculo recibe cada vez más atención en las tertulias de Antena 3, Telecinco o La Sexta -y en el panorama digital-, la pregunta es si los partidos toman este tipo de decisiones por convencimiento o si lo hacen a rebufo de los vientos que soplan desde los medios de comunicación.
En un tiempo en el que la política-espectáculo recibe cada vez más atención en la parrilla de canales como La Sexta -y en el panorama digital-, la pregunta es si los partidos toman este tipo de decisiones por convencimiento o si lo hacen a rebufo de los vientos que soplan desde los medios de comunicación.
La cuestión deriva a las reflexiones del sociólogo francés Gabriel Tarde, quien escribió una frase lapidaria a finales del siglo XIX, con motivo del famoso caso Dreyfus -sobre el que vera el famoso 'J'accuse..,!', de Zola-: “la prensa es el poder soberano de los nuevos tiempos”. Y añado: pese a haber perdido el monopolio de la información, su influencia aún condiciona la toma de decisiones.
Curiosamente, Tarde también reflejó en sus escritos la capacidad de los periódicos para condicionar la opinión pública con sus silencios cómplices. A este respecto, hizo referencia a la escasa importancia que concedieron los rotativos franceses de la época a las primeras masacres de armenios por parte de los turcos, toda vez que una parte de los dueños de la prensa eran beneficiarios de las empresas otomanas. En la España en la que la gran compañía telefónica es accionista de la editora del periódico más leído, y en la que bancos como Santander son socios y, a la vez, acreedores y clientes de estas empresas, no se puede decir que una buena parte de los medios haya hecho hincapié en varios de sus asuntos incómodos en el pasado. De hecho, no son ni mucho menos extrañas las maniobras para desviar la atención con lo rimbombante y luctuoso.
Mientras los medios fijan los focos sobre los 'Pepus' -que, por cierto, una buena información periodística desveló que también tiene una sociedad instrumental, como ocurrió con Duque o Huerta- o sobre casos truculentos como el del niño Julen o la enésima versión del crimen de la calle Fuencarral, la atención sobre lo importante se desvía; y quienes más muertos tienen enterrados en el jardín, más tranquilos respiran. Y mientras los partidos se carcomen y carcomen el país con su absoluta incapacidad para alcanzar acuerdos sobre asuntos capitales, lanzan 'Pepus' y 'Beitias', como fogonazos para tratar de obtener las simpatías de los votantes a los que menos les importa el contexto. Ahora bien, en este país ha habido más Màxim Huerta, Marta Domínguez y JEMAD que Schwarzenegger.
Medios ejemplares
Este jueves se producía una situación que resume a la perfección el estado de 'la cosa'. La Policía Nacional detenía en Valladolid a varias personas, relacionadas con la funeraria El Salvador, porque, supuestamente, daban el cambiazo en los crematorios y sustituían los ataúdes de madera de calidad por otros de contrachapado, mucho más baratos. La citada empresa es una de las principales anunciantes de Radiotelevisión Castilla y León, que está manejada por dos de los constructores que más beneficios han obtenido por su cercanía con el PP regional: Antonio Miguel Méndez Pozo -quien fue encarcelado por corrupto- y José Luis Ulibarri -supuesto cabecilla de la trama Enredadera-. Pues bien, pese a que la operación policial en la funeraria tuvo lugar por la mañana, el informativo del mediodía no dijo ni mu al respecto. El vespertino sí que lo hizo, pero claro, cuando sus dueños ya habían emitido un comunicado en el que justificaban todo en una especie de teoría de la conspiración.
Mientras esta comunidad autónoma languidece como consecuencia de la inacción y la ineptitud de Herrera -en retirada- y los suyos, la televisión -que recibe 18 'kilos' al año de dinero público- se empeña día y noche en hacer trajes a medida de sus señoritos y en ensalzar los pírricos logros del PP autonómico; y, a la par, en esconder que la región tiene cada vez el futuro más negro. Es decir, en crear un espejismo, que es el verdadero motivo por el que Herrera invierte un dineral en esta empresa privada. Evidentemente, en una televisión que es propiedad de dos constructores, quien paga obtiene el derecho a formar parte del grupo de privilegiados. Aunque sea un supuesto estafador.
Lo dicho, que la prensa amiga no destape tus vergüenzas. Y que el espejismo de los 'Pepus' y 'Felisucos' no permitan ver el bosque. Es lamentable.
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