Puede resultar inverosímil, pero es real. Desde hace unas semanas, hay un pequeño grupo de periodistas próximos al Partido Popular que mantienen conversaciones en Radiotelevisión Española sobre lo que ocurriría o podría ocurrir en la casa si se produjera un cambio de inquilino en el Palacio de la Moncloa. ¿Quiénes son? Una persona que conoce a los protagonistas responde con una frase lapidaria: 'Si te dijera que son 14, acertarías 13. Son los de siempre'.
Estos comportamientos no han sido extraños en la historia reciente de la televisión pública. Hace unos años, cuando se inició la reforma de la ley necesaria para elegir a su presidente por concurso, se intensificó la actividad de un colectivo de índole aparentemente académica, entre cuyos miembros hubo algún finalista del 'certamen' e incluso presencia en el Consejo. Otros han llegado a ocupar un puesto del actual organigrama.
Las varias fuentes de la corporación consultadas por Vozpópuli reconocen que estas maniobras políticas son ‘el pan nuestro de cada día’ dentro de la casa. Así que a nadie le extraña que a la vista del posible cambio de presidente del Gobierno se hayan producido los primeros movimientos para estar bien posicionados cuando comience el posible baile de posiciones en sus altos despachos.
Elena Sánchez, al mando
La situación de la esta empresa de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales es muy compleja. Su presidenta ejerce de forma provisional y para sustituirla bastaría con que una mayoría de consejeros vote en contra de su continuidad. La tarea se antojaría relativamente sencilla si se tiene en cuenta que cinco de los nueve vocales se han opuesto en reiteradas ocasiones a las propuestas de Elena Sánchez, tanto en lo que respecta a los posibles cambios en la Dirección como en determinados proyectos para la contratación de programas.
En caso de que la destituyeran, bastaría con que esa mayoría de consejeros propusiera a un candidato alternativo, el cual dispondría de poderes ejecutivos pese a su provisionalidad en el cargo. Así lo decidió el Gobierno con la polémica modificación de los estatutos sociales de la corporación que realizó en octubre, de la que ni siquiera informó -antes de su aprobación- a los grupos parlamentarios.
Hasta ese momento, quienes se encontraban en situación de interinidad en la presidencia de RTVE no tenían las capacidades de ordeno y mando. Desde entonces, disponen de ellas. Lo que Pedro Sánchez impulsó para controlar la televisión pública en este año electoral se podría volver en su contra si el Partido Popular decide jugar con las mismas armas. Si gana las elecciones, claro.
Esta incertidumbre no es la única que afecta a este órgano en la actualidad. El Congreso de los Diputados que resulte de los comicios del 23-J deberá elegir al sustituto de José Manuel Pérez Tornero en este órgano (como vocal) y, en marzo del año próximo, seleccionar a los cinco consejeros que deberán ser sustituidos tras cumplir tres años de mandato. Los cuales, por cierto, pueden mantener su actividad en funciones el tiempo que sea necesario.
Los ‘afectados’ por esta circunstancia son Juan José Baños –nombrado por el PNV-, Ramón Colom –por el PSOE- y Jenaro Castro, Carmen Sastre y Consuelo Aparicio –por el PP-. En otras palabras, los tres vocales que eligieron los populares, con el visto bueno de Pablo Casado y Teodoro García Egea, deberán abandonar este órgano.
Una RTVE politizada
El reparto de los vocales dependerá del peso que tengan los partidos tras los comicios del 23-J. En este sentido, es posible que Vox reclame presencia en este órgano, lo que podría dejar a los nacionalistas vascos sin representación. Por otra parte, pase lo que pase en las elecciones, Podemos conservará a dos de los consejeros, que no finalizan su mandato hasta dentro de cuatro años.
Todos estos escenarios podrían desplegarse en caso de que se mantengan las actuales reglas del juego. Lo que no es seguro es que así suceda. Hay que tener en cuenta que, cuando José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones, modificó la ley de RTVE y amplió la mayoría necesaria para elegir a sus consejeros de administración. Cuando el Partido Popular se impuso en las urnas, en 2011, y logró mayoría absoluta, inició una contra-reforma para elegir al líder de la corporación sin necesidad de consensuarlo con otras formaciones políticas.
Pedro Sánchez también realizó una modificación de las normas en 2018, cuando se convirtió en presidente después de que prosperara su moción de censura contra Rajoy. Entonces, tras un atribulado verano en el que se fracasó en el intento de nombrar un Consejo provisional, se eligió a Rosa María Mateo como administradora única. Todo ello, a iniciativa de Moncloa.
A los pocos días de que Mateo llegara a su puesto, se inició un proceso de renovación de los puestos de mando al que los periodistas afines al Partido Popular calificaron como ‘purga’. Este tipo de acciones –con una mayor o menor intensidad- han sido habituales en la historia de RTVE, así que ninguna de las fuentes consultadas por este periódico –ni siquiera algún consejero en ejercicio- descarta que pueda volver a reproducirse si hay cambio de Gobierno. Porque hay agraviados que buscan desagravio; y porque hay directivos a quienes se identifica con el PSOE o con Podemos.
Entre medias... las oposiciones
En mitad de todo este proceso, está prevista la celebración de varios exámenes de oposición por los que entrarán en RTVE más de 1.000 personas nuevas. Los sindicatos de la corporación han estado enfrentados desde que comenzó el primer concurso de traslados por cuestiones formales y de distribución de las plazas. Entre otras cosas, porque con la renovación de los perfiles en los centros de trabajo también podrían variar los resultados de las elecciones sindicales.
Todas estas incógnitas han vuelto a situar la palabra ‘incertidumbre’ sobre el futuro de RTVE, un organismo público que actualmente funciona con un presupuesto que depende en buena parte del criterio de los poderes públicos; y que ni tiene mandato marco ni contrato-programa en vigor, lo que concede un amplio margen de discrecionalidad a sus gestores.
Entre tanto, las productoras que durante los últimos años han recibido los contratos más cuantiosos de RTVE podrían resultar perjudicadas en caso de que los nuevos gestores tengan un criterio diferente sobre la programación. En este sentido, nadie oculta que la cercanía o lejanía a las fuerzas políticas dominantes también influye a la hora de firmar acuerdos con RTVE.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación