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800.000 empleos... y por qué esta prensa debe morir

La estrategia la definió Carl Sagan hace algunas décadas y la denominó como la del 'dragón en el garaje'. Dijo que era propia de expertos en pseudociencias, conspiranoicos y demás

La estrategia la definió Carl Sagan hace algunas décadas y la denominó como la del 'dragón en el garaje'. Dijo que era propia de expertos en pseudociencias, conspiranoicos y demás fauna, quienes teorizan sin ofrecer pruebas y responden a los incrédulos con nuevas afirmaciones, irrefutables y disparatadas.

Expliquemos la teoría con un ejemplo: imagine que anuncia a sus vecinos que en su desván habita una criatura que echa fuego por la boca. Lo más lógico sería que alguno de ellos quiera ver al horrible ser, aunque sea a una distancia prudencial. Entonces, usted dirá que es invisible para intentar sostener su mentira. Y si uno de esos vecinos le emplaza a que eche harina en el suelo de la buhardilla para detectar sus huellas y así probar su existencia, le dirá que no tiene patas. Así, hasta el infinito.

Cualquier persona con cierta vocación por la verdad tomaría por un imbécil a quien asegurara que tiene un dragón en el garaje, salvo que esa persona quisiera hacer negocio con la mentira. Entonces, el adjetivo seria diferente. En cualquiera de los dos casos, tomar en serio las afirmaciones de ese sujeto sería estúpido.

Convocó Pedro Sánchez un acto propagandístico este miércoles y aseguró que en los próximos tres años se crearán 800.000 empleos en España gracias a los fondos europeos para la reconstrucción económica. Los cuales, por cierto, provocarán una reunión de hambrientos alrededor del puchero que deja clara la verdadera situación del país, que está impregnada de un desagradable olor a empobrecimiento, pese a lo que digan los grandilocuentes discursos políticos.

El caso es que Pedro Sánchez ofreció tan sólo tres pinceladas sobre los sectores donde se crearán esos cientos de miles de puestos de trabajo, pero no abundó en detalles. Pese a todo, las portadas de El Periódico, La Vanguardia, La Razón o El País reflejaban este miércoles ese dato. En otras palabras: el presidente había afirmado que guarda un dragón en el garaje y se habían hecho eco del anuncio. ¿Cómo no hacerlo, con lo interesante que parece?

La muerte de un sector

La prensa volvía a demostrar este jueves que es un producto absolutamente prescindible por varias razones. La primera se podría explicar con una canción que entonó Hugo Chávez durante una visita a España, para salir al paso de una pregunta incómoda: “No hay porqué leer el periódico de ayer”. Cuando el suscriptor de estos diarios ha acudido al quiosco esta mañana, ha encontrado en su portada una noticia que se sabía desde hace 15 horas; y que a buen seguro observó en la televisión o en su teléfono móvil. Este último, el verdadero verdugo del papel.

Pero aún hay más: el hecho de que varios de los principales periódicos del país dedicaran su portada al enésimo mitin político organizado por Pedro Sánchez desde que alcanzó el Ejecutivo resulta, como poco, absurdo. Entre otras cosas, porque las consignas no suelen contener un porcentaje muy elevado de información y porque el acto propagandístico en cuestión bien podría ser la versión contemporánea de Bienvenido Mr. Marshall, dado que los proyectos anunciados se financiarán con unos fondos de la UE que nadie sabe ni cómo ni cuándo llegarán. Ni siquiera si finalmente lo harán. Porque podrían llegar cientos de millones de euros... o una propina y leche en polvo.

Los presentadores de las teletiendas nunca suelen referirse a los defectos de los productos que anuncian, pues la incertidumbre no es una buena aliada para el vendedor. Por eso, Pedro Sánchez omitió esos detalles en su presentación, pues no quería contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, sino sólo hacer propaganda. Por eso, las portadas de los periódicos de este jueves pueden ser etiquetadas como propagandísticas, pues se han hecho eco de algo que tiene unos gramos de certitud, pero también de mentira.

Periodismo de declaraciones

El fenómeno es muy típico en el periodismo de hoy en día, en el que todos -y digo todos- reproducimos declaraciones de unos y otros sin comprobar que son ciertas. Por eso hay una parte de la opinión pública que ha comenzado a creer en la existencia de dragones y otras criaturas mitológicas, pues a los medios nos ha dado por describir cada día a monstruos inexistentes.

Si este artículo concluyera aquí, resultaría demasiado ofensivo, dado que atentaría directamente contra la capacidad de los portadistas para frenar los bulos y las más burdas consignas gubernamentales. Pero ocurre que la inocencia es un fruto que madura con cada desengaño y se desgaja del alma por partes, por lo que los hombres suelen perderla a lo largo de la vida. Por eso, cuesta pensar que los responsables de estos periódicos, talluditos y bregados en mil batallas, se dejen engañar de una forma tan evidente ante este tipo de marcianadas gubernamentales.

Entonces, uno puede llegar a pensar que si al Ejecutivo le interesaba especialmente publicitar sus mensajes sobre la recuperación económico y la prensa ha accedido a ello, puede haber entre ambas partes una comunión de intereses. Qué sé yo...quizá la prensa quiera obtener ayudas públicas, como, por otra parte, pidió en abril a Moncloa. O quizá fondos europeos. O quizá simplemente tener una buena sintonía con Pedro Sánchez, pese a que de cara a la galería se erijan como el 'contrapoder'.

Sólo así se explica que en sus portadas hablaran, una vez más, de la existencia de un dragón en un garaje. Porque si lo hicieron por insuflar moral entre los ciudadanos preocupados, podrían haber inventado otro dato y afirmar que en los próximos años se van a crear 17 millones de empleos y a todos nos va a tocar la lotería. Tendría el mismo rigor.

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