En la hoja de ruta que elaboraron hace unos meses los ‘accionistas rebeldes’ de Prisa para tratar de tomar el control del grupo figuraba una fecha marcada en rojo: el 30 de junio. Ese día, preveían conseguir su primer gran objetivo: relevar a José Luis Sainz como consejero delegado de la compañía. Si sus planes salen bien, ese primer hito lo lograrán este viernes, cuando se planteará la sustitución de Sainz, en principio, por Manuel Mirat, quien ha ejercido hasta ahora de CEO de la empresa editora de El País, según explican fuentes cercanas al Consejo de Administración.
El fin último de los rebeldes es apartar a Juan Luis Cebrián de la toma de decisiones de la compañía cuanto antes y bajo esa idea se han movido durante el último año. Su guerra de guerrillas ha estado comandada desde el pasado verano por el fondo buitre Amber Capital, primer accionista de Prisa (19,28%) y quien ha puesto en tela de juicio la estrategia de sus responsables. Entre otras cosas, porque desde que Cebrián fue nombrado consejero delegado las acciones del holding de los Polanco han perdido el 95% de su valor en la última década.
A la vista de que los socios levantiscos querían moverle la silla, Cebrián acudió a Moncloa, a Felipe González y al Rey emérito para que le ayudaran a extinguir el fuego se había declarado en su Consejo. Y consiguió que el incendio perdiera fuerza. Ahora bien, desde entonces, Sainz ha estado con un pie y medio fuera de la compañía, según han destacado las mismas fuentes cercanas al Consejo.
Sobre el papel, una vez consigan la cabeza del consejero delegado, los accionistas descontentos tratarán de arrebatar a Cebrián el poder ejecutivo. Tal y como detalló Vozpópuli el pasado abril, su intención pasa porque esto tenga lugar antes del final de 2017, bien provocando su salida de la compañía o bien manteniéndole en la presidencia, aunque sin capacidad de decisión. Como una especie de ‘Reina madre’ de Prisa.
Salvo que Cebrián anuncie por sorpresa su marcha en su discurso de este viernes en la Junta General de Accionistas, seguirá al frente del grupo al menos hasta diciembre de 2017.
A la vista de que los socios levantiscos querían moverle la silla, Cebrián acudió a Moncloa, a Felipe González y al Rey emérito para que le ayudaran a extinguir el fuego se había declarado en su Consejo.
A Sainz los rebeldes le culpan de ser incapaz de sacar a Prisa del atolladero en el que se encuentran. El madrileño accedió a su cargo en 2014 después de haber desempeñado varios puestos de responsabilidad en el grupo. Sustituyó a Fernando Abril Martorell -enemistado con Cebrián- poco después de que se completara la refinanciación de la deuda de la compañía, que implicó que la banca acreedora aceptara capitalizar una parte importante de su deuda. Desde entonces, ha tenido lugar un importante proceso de desinversión que ha llevado a la editora de El País a deshacerse de activos como su participación en Mediaset, Digital Plus y Ediciones Generales.
El pasado noviembre, la compañía puso a la venta la Editorial Santillana para intentar obtener la liquidez necesaria para afrontar, en diciembre de 2018, un vencimiento de deuda -de 956 millones de euros- que mantiene a Prisa con el agua al cuello. Hasta el momento, las ofertas recibidas han sido rechazadas por no colmar las expectativas del grupo, lo que no ayuda a desterrar el fantasma de un posible impago a los acreedores.
Este lunes, Prisa informaba en un hecho relevante de las conversaciones que ha mantenido con la empresa de telecomunicaciones holandesa Altice NV para explorar la posible venta de Media Capital, su filial portuguesa. En principio, el Consejo de Prisa analizará este viernes la propuesta y deberá tomar una decisión sobre esta operación.
Fidelidad a Cebrián
El problema al que se enfrentan los conspiradores de Prisa para intentar completar sus planes es que Cebrián cuenta con aliados muy fuertes en el Consejo de Administración. De hecho, la familia Polanco (17,5%) y el grupo mexicano Herradura Occidente (8,9%) mantienen un contrato de accionistas en el que figura el propio presidente del grupo. Quien lo rompa, podría acabar en los tribunales.
Por otra parte, no está en los planes de Telefónica (13%) influir en la toma de decisión de la compañía, menos si es para sustituir a su presidente. Tampoco los cataríes de International Media Group (8,1%) han dado su apoyo al 'bando rebelde'.
Más allá de esta guerra de poder y de las posibles víctimas que pueda dejar en las próximas horas en Prisa, la agenda dicta que Cebrián y su equipo deberán comparecer este viernes ante sus accionistas para pedir que aprueben su gestión y ratifiquen a los consejeros Dominique Marie Philippe D’Hinnin (exdirector financiero del grupo francés Lagardere) y Waleed Ahmad Ibrahim AlSa'di (International Media Group).
Los puntos más calientes del orden del día serán, sin duda, los que tienen que ver con el sueldo de los miembros del Consejo de Administración. En concreto, los accionistas tendrán que pronunciarse sobre la retribución que percibirán en el período 2017, 2018 y 2019; y sobre el informe de remuneraciones correspondiente al ejercicio a 2016. Este último, por cierto, apostillado por varios socios del grupo el pasado marzo, cuando se debatió en el órgano de gobierno de Prisa.
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