La fama de Ramón Álvarez de Mon aumentó considerablemente el pasado verano cuando explicó la imposibilidad de que el FC Barcelona renovara a Leo Messi mientras la prensa blaugrana y el propio presidente del club, Joan Laporta, transmitían esperanza a los aficionados. En un principio, a este abogado y comunicador deportivo -también es diplomado en Empresariales- le llovieron las críticas, pero finalmente el tiempo le dio la razón.
En esta entrevista, reflexiona sobre el lado del fútbol que se aborda con el cerebro, y no con el corazón. Es decir, el relativo a la economía de los equipos. La que históricamente ha estado amenazada por las malas decisiones de algunos dirigentes y actualmente está a expensas de la evolución de la pandemia de covid-19.
Pregunta: ¿Hay una gran burbuja en el fútbol?
Respuesta: Pues mira, esto es cíclico, así que la respuesta a esa pregunta depende del momento en el que se formule. El fútbol ha sufrido varias burbujas, eso es así. Éstas han estado motivadas por el encarecimiento de los derechos de televisión, por la entrada de los jeques… Estos hechos hacen que todo se inflacione, que suban los precios… Pero creo que el fútbol se autorregula, así que todo tiende a volver a la normalidad tras esos episodios. Creo que ahora ocurre algo similar.
P: ¿Se pueden evitar esas burbujas?
R: Ahí tiene un papel importante la UEFA, que es la encargada de que se cumpla la normativa. Y eso no siempre se ha producido… Lo que ha fomentado esas burbujas, claro.
P: Parece que este deporte nunca se libra de la sombra de la corrupción. O de las manos negras que responden a intereses ocultos…
R: Es un mundo que se ha prestado muchas veces a que haya operaciones bajo cuerda. Por ejemplo, basta con mirar a las categorías inferiores, o incluso a la Segunda División, donde la normativa del límite salarial establece una serie de regulaciones que no se aplican a la Primera División porque se entiende que hay operaciones que no se declaran de la forma en la que se debería. ¿Y en épocas anteriores? Eso estaba a la orden del día. Había menos mecanismos de control y, claro, eso fomentaba estas cosas.
P: ¿Está bien gestionado el fútbol español?
R: El fútbol español ha precisado de unas normas muy severas para empezar a gestionarse bien. Hay cosas que cambiaría o matizaría del control económico de LaLiga, pero la valoración global que merece es que ha sido un éxito. Muchos clubes tenían deudas sonrojantes con Hacienda, la Seguridad Social y los futbolistas… Y seguían acaparando portadas sobre fichajes millonarios. Muchos españoles eran embargados por problemas con Hacienda mientras los clubes de fútbol tenían la potestad para hacer lo que querían. Ahí se inició el control económico y todo ha mejorado. Y los clubes son menos permeables a las malas decisiones de sus dirigentes. Hay excepciones, como lo del FC Barcelona de los últimos años, que ha sido dantesco.
P: Ya que cita el Barça, ¿qué ha ocurrido ahí? ¿Cómo se podría resumir?
R: El FC Barcelona ha pagado normalmente muy bien a sus futbolistas y de repente se encontró con un jugador histórico, como Messi, y eso descuadró todo. El Real Madrid ganó cuatro ligas de campeones seguidas en esos años y eso provocó en su rival un proceso complejo, que le llevó a intentar retener a Messi con renovaciones millonarias.
Eso hizo, a su vez, que los contratos del resto de los jugadores tuvieran que adaptarse a la realidad de su estrella. Tú no puedes hacer respetar una escala salarial si al mejor pagado le das 50 millones netos por temporada y, al siguiente, le pagas 10. No tiene mucho sentido. Poco a poco, los jugadores intermedios fueron subiendo sus salarios y pasó lo que pasó.
P: Neymar…
R: El tema Neymar fue un punto de inflexión. El Barça le vendió al PSG por una auténtica barbaridad de dinero y tuvo una oportunidad en ese momento de ahorrar un poco e intentar suavizar su masa salarial, que ya estaba disparada, pero lo que hizo fue fichar a Dembelé y a Coutinho, cuyo rendimiento no fue bueno… Y eso hizo que se inflacionara más todo. Porque, claro, si a esos jugadores les pagas una burrada sin haber ganado nada, ¿qué hacer con los Busquets o Piqué, que dieron triunfos y querían como mínimo ganar lo mismo?
P: Y llegó el coronavirus…
R: Eso fue el remate. Este club vivía de vender a un jugador en el último día de mercado y acciones similares, pero con la covid-19 se le cortaron los ingresos y eso le hizo entrar en quiebra.
P: Veo a Laporta prometer a Haaland a la afición…
R: Ahora el club está en un proceso de depuración. Laporta ha cometido errores desde que ha vuelto al cargo, pero también ha empezado a gestionar bastantes soluciones. Y a ver, el tema de Haaland… Entiendo que si Laporta se mete en esa pelea es porque ve posibilidades de ganar. Pero la realidad es bastante dura, pues el Barça tiene dos grandes problemas.
Por un lado, el deportivo, pues el Barça no puede prometer a Haaland que va a jugar la Champions el año que viene. Por otro, ¿cómo va a cumplir la normativa de control económico e inscribir al jugador? Debería hacer demasiados encajes para lograrlo. Y eso el jugador y su representante lo notan. Son sensibles a ello, claro.
El Barça no puede prometer a Haaland que va a jugar la Champions el año que viene
P: A veces, esta propaganda presidencial parece casi un llamamiento a inversores…
R: Laporta pronunció hace un tiempo una frase: “Hemos vuelto”. Eso pareció un mensaje al culé, pero también al mercado. Anunciaba la vuelta del Barça a participar en esas operaciones. Laporta es un optimista empedernido, pero sí, claro, esos mensajes pretenden también relanzar la marca del FC Barcelona.
P: Cuando varios clubes se meten en un fichaje…
R: Se encarece, claro. O se suele encarecer. Pero el problema es generar en el abonado expectativas superiores a las que finalmente se cumplen, pues eso puede volverse en tu contra. El aficionado se puede sentir engañado.
P: ¿Hasta qué punto es importante para la salud de los clubes la operación con el fondo CVC?
R: Creo que a muchos equipos les ha salido bien para salir del paso, pues había equipos que no podían ni siquiera inscribir a los jugadores a los que habían renovado. Esto fue un bote salvavidas a corto plazo. Es verdad que para el FC Barcelona era un inicio de solución al tema de Messi, pero tanto el Barça como el Real Madrid y el Athletic de Bilbao estimaron que esta operación les perjudicaba a largo plazo. Y yo creo que esto puede condicionar a clubes como el Atlético de Madrid en los próximos años, pues afectará a la cantidad que reciban por los derechos audiovisuales.
P: Ahora van a cambiar las normas relativas a las comisiones que perciben los representantes…
R: Para empezar, hay que ver cómo sale esa normativa. En los borradores se habla de limitar las comisiones, pero no los servicios de intermediación, que pueden ser una puerta de entrada a que se pague a los representantes por ese concepto. En cualquier caso, esto impactará de una mayor forma a los grandes clubes que a los pequeños.
El mercado de estos últimos no está tan condicionado por las comisiones. Pero operaciones como las de Haaland o las de Mbappé pueden llegar a frustrarse por las comisiones de los representantes. Sea como sea, espero que esta normativa desincentive cierta política que han llevado a cabo los representantes de mover a jugadores de un equipo a otro por razones económicas, y no deportivas.
Operaciones como las de Haaland o las de Mbappé pueden llegar a frustrarse por las comisiones de los representantes.
P: ¿Hay cierta tendencia a que la Premier League se convierta en ‘la NBA del fútbol’ y sea la única en la que los grandes jugadores quieran estar?
R: Absolutamente. Ese riesgo existe. Digamos que la idea de la Superliga está muy motivada por ese peligro. Creo que una de las cosas que está en mente de la Superliga es incorporar a los equipos de la Premier, pero, si no se incorporasen en un primer momento, al menos erigirse como un contrapeso a la liga británica. Creo que ese proceso de atracción de jugadores se ha acentuado en los últimos años, lo que ha debilitado ligas como la española y ha hecho, como dices, que la Premier esté más cerca de ser la NBA del fútbol.
P: ¿Por qué sí o por qué no perjudicaría la Superliga a los clubes pequeños?
R: Depende de cómo se regule. Cuando se presentó, era un formato bastante cerrado y eso puede llegar a desincentivar a muchos clubes, pues tenía que producirse casi un milagro para poder jugarla. Pero si se le dotara de un formato abierto, similar al de la Liga de Campeones, no habría ese problema. En cualquier caso, si se generan recursos por arriba, es muy posible que eso beneficie también a los de abajo. Si el Real Madrid tiene más dinero para fichar, te pagará más dinero por el jugador que te iba a quitar de todas las maneras, pero por una menor cantidad.
P: ¿Se podría llegar a adoptar aquí un modelo similar al de las franquicias de Estados Unidos?
R: Por cultura, yo no sé si el modelo americano, de ligas cerradas, calaría en Europa. Pero sí que creo que hay que coger ideas de ellos. Sí que creo que todos miramos más la televisión y enfocamos más nuestra atención con un Madrid-Barça o con un Bayern-Liverpool que con otros partidos menos atractivos. Negar esa evidencia es no hacerse ningún favor. Eso yo creo que podría adoptarse del modelo americano. Pero siempre respetando esa cultura del modelo europeo por la cual nos gusta ver a los equipos pequeños alcanzar grandes metas.
P: Cuando uno analiza los balances de los clubes, ¿se desencanta del deporte?
R: En mi caso, se pierde cierta inocencia. Muchas veces, vemos las noticias de los periódicos y nos ilusionamos, aunque luego no se cumpla lo que anuncian. Pero mira, yo vi que los periódicos hablaban de que el Barça y Messi habían acordado su renovación, pero lo comparaba con el límite salarial y sabía que era imposible. Hay que ver los números para entender esta otra dimensión. Y eso no me hace perder pasión, sino ganarla.
Mira, me encanta el deporte americano porque hay mucha transparencia sobre el importe de las operaciones, lo que cobra cada jugador… Eso hace entender mejor la industria y creo que aumenta el atractivo sobre el deporte. Pero claro, en esta situación, hay quien todavía considera un jarro de agua fría el que le digan que no se puede renovar a Messi.
P: A usted le atacan en las redes sociales muchos culés…
R: Ha habido que gestionar mucha hostilidad, sobre todo, en verano. Pero lo entiendo perfectamente. El fútbol es pasión, emoción y visceralidad y yo estaba tocando un tema que hacía daño a muchos culés. Intenté ser aséptico, pero entiendo que se generase esa hostilidad contra mí.
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