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Los rebeldes de Prisa vuelven a poner a Cebrián contra las cuerdas: tratarán de precipitar su caída

El objetivo de estos accionistas, capitaneados por el fondo Amber Capital, es hacer caer a Juan Luis Cebrián, al que culpan de la decadencia de esta compañía, que ha registrado pérdidas de 3.753,6 millones de euros desde 2010. Una vez más, los tambores de guerra se han escuchado en las horas previas a la celebración de una reunión del consejo de administración.

El incendio que se declaró hace más de un año en la planta noble de Prisa todavía no ha podido ser perimetrado, pese a los intentos de sofocar las llamas de su presidente, Juan Luis Cebrián, y pese a las reticencias que existen en Moncloa acerca de un posible vuelco de poder en la editora del diario El País. Las fuertes presiones ejercidas por los accionistas rebeldes de la compañía –capitaneados por el fondo buitre Amber Capital- fueron fundamentales para que el consejo de administración decidiera destituir el pasado junio al número 2 del grupo, José Luis Sainz. Sin embargo, la caída del consejero delegado no ha frenado a la insurgencia, que tratará de provocar la salida de Cebrián en cuanto sea posible.

De hecho, fuentes cercanas al órgano de gobierno de la compañía inciden en que la reunión que se celebrará este viernes volverá a ser de alta tensión y ni mucho menos descartan que los rebeldes vuelvan a poner a Cebrián contra las cuerdas. El objetivo está claro: arrebatarle el poder ejecutivo, bien de forma pactada o bien de forma forzosa.

La llave ha estado siempre sobre la mesa de los accionistas institucionales, que hasta el momento han tenido una actitud pasiva ante la rebelión. Caixabank (4,9%) y Santander (4,1%) no han querido mancharse las manos y participar en las hostilidades, al igual que Telefónica (13%), cuyo presidente, José María Álvarez-Pallete no ha visto conveniente jugar un papel protagonista en esta guerra. Por cierto, al contrario que su predecesor, César Alierta, que durante los últimos meses ha ejercido de mediador en esta crisis, en un intento de devolver la estabilidad al holding de los Polanco.

Una de las claves, en este sentido, es saber si estas empresas están interesadas en mantener su participación en el grupo. La intención de Telefónica no es vender en el corto y el medio plazo, aunque hay que tener en cuenta que el paquete accionarial que posee la telco forma parte de sus “activos no estratégicos” y, por lo tanto, no se puede descartar que se deshaga del mismo en caso de recibir una buena oferta, han destacado fuentes del sector.

¿Son inquebrantables las alianzas de Cebrián?

Hasta el momento, Cebrián ha tenido de su lado a la catarí International Media Group (8,1%) y a la mexicana Grupo Herradura Occidente (8,9%), es decir, a quienes suscribieron las dos ampliaciones de capital que efectuó el grupo en septiembre de 2014 y noviembre de 2015. A su lado también han permanecido los Polanco (17,5%), con los que mantiene un pacto de accionistas -rubricado en 2014- que, sobre el papel, obliga a la familia del fundador del grupo a apoyar las decisiones de Cebrián y de su consejero delegado. Ahora bien, la continuidad del presidente se complicaría sobremanera si optaran por romper ese acuerdo.

A la cabeza de los rebeldes se encuentra Amber Capital, principal accionista de la compañía desde el pasado julio, con el 19,28% de los títulos en su poder. La entidad financiera Abante Asesores, socio significativo de Prisa con el 3,3% del capital en su poder, envió el pasado marzo a sus clientes una circular en la que aseguraba que los malos resultados de la editora de El País, As y Cinco Días justifican un relevo en su presidencia. Y desde las filas insurgentes también se afirma que cuentan con el apoyo de BH Stores IV, con el 3,8% de las acciones en su poder, según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Los socios enfrentados a Cebrián consideran que la permanencia del periodista y académico de la lengua en Prisa ahuyenta a los inversores, como se demuestra en que el precio de su acción haya bajado de forma progresiva durante los últimos años. De hecho, desde que oficialmente tomó las riendas de la compañía, en diciembre de 2008, cuando fue nombrado consejero delegado, sus acciones se han depreciado alrededor del 95%.

Juan Luis Cebrián siempre ha mantenido que está respaldado por la mayoría del capital de Prisa y que su contrato como presidente ejecutivo finaliza el 31 de diciembre de 2018.

Su deuda financiera era, a 31 de marzo, de 1.481 millones de euros, de los que deberá amortizar 2/3 partes antes del final de 2018. La compañía puso hace unos meses a la venta la editorial Santillana para intentar afrontar sus obligaciones con la banca en tiempo y forma. Sin embargo, las ofertas que recibió -Carlyle y Abu Dhabi Investment Authority- fueron rechazadas, al no colmar las expectativas del grupo.

Hace unos días, Prisa anunció la venta de su filial portuguesa Media Capital al grupo francés Altice, en una operación que le reportará unos ingresos de 320 millones de euros y una pérdida contable de 69 millones. Evidentemente, esta venta no soluciona el problema de deuda.

En público, Juan Luis Cebrián siempre ha mantenido que está respaldado por la mayoría del capital de Prisa y que su contrato como presidente ejecutivo finaliza el 31 de diciembre de 2018, cuando prevé abandonar esa función, previamente a haber saneado el grupo. No obstante, fuentes cercanas a los accionistas rebeldes aseguran que han acumulado la fuerza suficiente como para destronar al presidente de la compañía antes de esa fecha.

Fuentes oficiales de Prisa han declinado hacer comentarios al respecto. "Rumores siempre hay y no podemos entrar en esas cosas. Si se toma alguna decisión lo comunicaremos puntualmente", han precisado.

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