Desde que TV3 inició sus emisiones regulares, en 1984, se ha regido por una ley no escrita por la que Convergència ha elegido sus máximos responsables –salvo en las etapas de ‘el tripartito’- y Esquerra Republicana ha gobernado sobre su redacción. Una estructura bicéfala que retrata la estrecha relación entre el poder político y este medio de comunicación y explica la sólida defensa de posiciones independentistas que se ha realizado en sus programas y noticiarios desde que la Generalitat comenzó a hablar de la posibilidad de que Cataluña rompa con España. El nombramiento de Vicent Sanchis como director de TV3 ha vuelto a poner de manifiesto la fractura existente entre los defensores de la independencia, puesto que ha provocado el rechazo unánime de la oposición al PdeCat –la CUP incluida-, y una airada reacción por parte los miembros de la redacción de TV3, donde ERC cuenta con un gran peso específico.
El movimiento se ha interpretado en la cadena pública como un "golpe de Estado" de Artur Mas y Francesc Homs, que han logrado situar al frente de este medio de comunicación a un hombre que comulga con el proceso soberanista –evidentemente-, y del que nadie duda que defenderá los intereses del núcleo duro de CDC en cuanto sea necesario. Tanto desde los programas, como desde los noticiarios.
Esta maniobra ha restado aún más fuerza a la figura de Carles Puigdemont, puesto que la llegada de Sanchis estuvo precedida por la salida de Jaume Peral, amigo personal del presidente de la Generalitat y designado para su puesto en febrero de 2016. Su gestión ha sido ampliamente criticada en el seno del propio PdeCat, donde no sentaron bien sus exigencias para que la Generalitat incrementara el presupuesto de TV3 para poder renovar su parrilla de programación; y donde no vieron con buenos ojos el protagonismo que han concedido los telediarios de la cadena a los casos ‘3%’ y ‘Palau’.
Xavier García Albiol (PP) ha definido a Sanchis como un “talibán ideológico” que incrementará desde su cargo la desconexión existente entre la mayoría de los catalanes y una televisión que defiende exclusivamente los intereses de los independentistas.
García Albiol (PPC) ha definido a Sanchis como un "talibán ideológico".
Desde la CUP, han denunciado que la forma en la que se ha producido este nombramiento “desprestigia a los medios públicos”. Por su parte, desde Catalunya Sí que Es Pot (Joan Coscubiela) han aseverado que este periodista valenciano “no reúne las mínimas condiciones profesionales ni de consensos” para desempeñar su función. Y han recordado que, en el pasado, comparó a la CUP con los “falangistas”.
Fernando de Páramo (Ciudadanos), ha manifestado lo siguiente sobre Sanchis: “Cumple las condiciones para ser director de TV3: ser independentista y anti-Ciudadanos. Ya no se esconden, han puesto a una persona que ha hecho declaraciones contra nuestro partido”.
Por su parte, en ERC no han expresado su malestar por el nombramiento, pero tampoco lo han defendido. Este silencio se ha considerado dentro de la televisión –según las fuente consultadas- como “cómplice”, dado que se sostiene por la permanencia de David Bassa al frente de los informativos de TV3. Un periodista promocionado con el beneplácito de la fuerza de izquierdas.
Desde el Consejo Profesional de la televisión han expresado su total rechazo a la designación de Sanchis y al control que ejercen Mas y los suyos sobre este medio de comunicación. “Desgraciadamente desde el Gobierno, y desde la mayoría del Consejo de la CCMA (Corporación Catalana de Medios Audiovisuales), siguen viendo la Corporación como un instrumento de propaganda a corto plazo que hay que controlar y no actúan para mejorar las expectativas de futuro de la principal industria audiovisual de Cataluña”.
El CAC de la Generalitat
Mientras tanto, el Consejo Audiovisual de Catalunya seguirá controlado por Junts pel Sí, bajo el liderazgo de Roger Loppacher, un hombre bien considerado dentro del entorno de Artur Mas y del que nadie espera que se salga de la senda oficialista.
De hecho, en los últimos años, el CAC ha rechazado diversas quejas presentadas contra TV3 por la línea editorial 'pro independentista' de sus programas –se negó incluso a sancionar la quema de un ejemplar de la Constitución en uno de sus programas- y se ha empleado con beligerancia contra quienes se han cruzado con los intereses de los impulsores del proceso soberanista. Desde las radios comerciales que se negaron a emitir las cuñas publicitarias sobre la consulta ilegal del 9-N hasta Telemadrid, a la que reprendió con dureza por comparar el movimiento secesionista catalán con los regímenes totalitarios del Periodo de Entreguerras.
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