La Memoria Anual sobre el Cumplimiento del Servicio Público de RTVE (2015), enviada recientemente al Congreso de los Diputados, recoge un resumen de las 4.555 quejas que recibió el Defensor del Espectador de la televisión pública por los contenidos emitidos en sus cadenas de televisión y radio. En el documento, figuran decenas de reclamaciones a la corporación por ofrecer imágenes violentas, por recomendar terapias médicas cuya efectividad no está científicamente demostrada, por cometer “fallos ortográficos, gramaticales o geográficos”; o por emplear lenguaje soez o recurrir a blasfemias.
Durante el ejercicio en cuestión, el Defensor del Espectador recibió 5.678 comunicaciones, de las que desestimó 92 y gestionó 4.555 (731 fueron agradecimientos). De esta cantidad, 3.602 tuvieron que ver con los contenidos de TVE, 328 con los de RTVE.es y 215 con RNE, según detalla la Memoria Anual.
El documento reconoce que RTVE recibió algunas cartas de protesta por emitir contenidos violentos durante coberturas como la del atentado del semanario francés Charlie Hebdo; o en el caso del asesinato de una persona o de la ablación de una niña en África. Sobre este último asunto, afirma: “No era necesario emitir la secuencia completa y así se trasladó a la dirección (del telediario)".
El dosier revela que el Defensor del Espectador pidió que se extreme el control sobre los rótulos que aparecen en los noticiarios, que a veces incluyen fallos ortográficos o excesivas siglas. También denuncia el empleo de lenguaje soez –en especial en la sección de deportes- o racista en determinadas piezas informativas.
Indulgencia con Franco
Las críticas son especialmente abundantes en lo que respecta a los contenidos de los programas de La 1. El informe detalla la petición que elevó este departamento de RTVE a la Dirección de Entretenimiento para que se cerciore de que los guiones de los programas no incluyen blasfemias como la que pronunció José Mota en su espacio de humor.
También informa de las protestas que recibió después de que en el programa Amigas y conocidas se emitieran “imágenes del supuesto desnudo de una eurodiputada sin contrastar”. Una de las colaboradoras de ese magacín, Teresa Bueyes, se extralimitó al afirmar que “algo bueno tendría el nazismo”, en opinión de este mediador.
El Defensor del Espectador también reprimió a la Dirección de TVE por el tono indulgente con el que Carmen Martínez Bordiu, nieta de Francisco Franco, habló de su abuelo durante la entrevista que concedió a Bertín Osborne (En la tuya o en la mía).
Según señala el documento, La Mañana de La 1 recibió quejas por promocionar la homeopatía como remedio para varias enfermedades -pese a no existir evidencias científicas sobre su efectividad-, También tuvo que atender cartas en las que se denunciaba que uno sus colaboradores considerase al aroma de limón como una buena opción para "prevenir el cáncer"; o por difundir las bondades de la cirugía ocular refractaria, sin aclarar sus contraindicaciones. Esto último, en informaciones en las que aparecían imágenes de una conocida clínica.
Quejas de la prensa israelí
Especial repercusión tuvo la difusión en Radio Exterior del reportaje El pueblo judío: propagador del culto a Satán. Pese a que se emitió en un programa de ficción (Desde el infierno), ocasionó un considerable malestar en una buena parte de la prensa israelí e incluso en la Agencia Judía para Israel.
El portavoz de esta entidad, Yigar Palmor -exrepresentante de la cancillería israelí-, definió el espacio radiofónico como "repugnante". "Se trata de un caso de racismo bruto e incomprensible, absolutamente contrario a la política del ente público, así como a la Constitución española", precisó. El Defensor del Espectador recomendó a los responsables de este programa una revisión más concienzuda de sus contenidos.
El canal infantil Clan no se libra de las quejas de los televidentes. Prueba de ello es que el Defensor del Espectador se vio obligado a tramitar reclamaciones porque los protagonistas de la serie de animación Bob Esponja intentaban deshacerse de un cadáver o “robar unas bragas” en dos capítulos; porque uno de los personajes de Sandra, detective de cuentos pronunciaba la palabra “imbécil” o porque en 'Vicky, el vikingo' “los españoles aparecían estereotipados como toreros”.
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