Los grandes problemas de Radiotelevisión Española no tienen origen, en ocasiones, dentro de los muros de la corporación, sino en otras dependencias. Una de ellas es el Parlamento, donde se ha aparcado durante los últimos años el debate sobre la renovación de la norma que marca los objetivos de servicio público que debe cumplir este medio de comunicación, que lleva caducada desde el 31 de diciembre de 2017. Es el denominado Mandato Marco.
Este texto resulta fundamental, entre otras cosas, porque define el camino que debe seguir RTVE, pero también los terrenos que no puede pisar. Sin ir más lejos, es el que prohíbe que ninguno de sus programas informativos lo realicen productoras audiovisuales externas.
El debate sobre su renovación se ha iniciado esta semana en el Senado, dentro de una Subcomisión que fijó su primera reunión cuando se cumplían casi tres años y medio desde que expirara la anterior normativa. Fuentes parlamentarias explican que el debate podría extenderse durante varios meses y que debería realizarse en paralelo a otro de mayor calado, y es el de la posible modificación de la ley de financiación de la corporación.
El contrato-programa de RTVE
Se da la circunstancia de que RTVE no sólo ha actuado con una norma desactualizada durante los últimos años –expresan estos informantes-, sino que también lo ha hecho sin los contratos-programa que deben determinar “los objetivos y obligaciones específicas que deberán cumplir los diferentes canales de radio así como sus programaciones”. También los fondos presupuestarios con los que deben estar dotados.
Hay que recordar la ley de financiación de la corporación establece un techo de gasto de 1.200 millones de euros para la radio-televisión pública. Esta cantidad se determinó en su día como la necesaria para que RTVE mantuviera su actual estructura y prestara el servicio que tiene encomendado.
Dado que no se ha desarrollado el contrato-programa, el presupuesto de RTVE se ha elaborado teniendo en cuenta otras consideraciones. De hecho, en ninguno de los ejercicios de la última década ha alcanzado los 1.200 millones de euros y llegó a ser inferior a 1.000 millones. Este ejercicio será de 1.127 millones dada la aportación especial que ha recibido la corporación para poder adquirir los derechos audiovisuales de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Esta incertidumbre ha gobernado RTVE durante todo este tiempo, que coincide con el de su decadencia, tanto en audiencia como en influencia; y con el desarrollo de las nuevas formas de negocio del mercado audiovisual, como las que ofrecen las empresas de contenido bajo demanda, como Netflix, Amazon Prime Video y HBO. En 2007, cuando se aprobó el Mandato Marco, ni siquiera existían.
Nueva estructura de RTVE
Con estos mimbres ha aprobado este miércoles el Consejo de Administración de RTVE su nuevo organigrama y los nombres de su equipo directivo, donde se trabajará a partir de ahora con la certeza de que sus objetivos básicos pueden variar en el momento en que se apruebe el próximo Mandato Marco.
Este reglamento tendrá una duración de nueve años y deberá ser ratificado en el Parlamento, así como los subsiguientes contratos-programa en los que RTVE debería apoyarse.
Hay que tener en cuenta que, en 2007, La 1 registró una audiencia media de 17,2 puntos, mientras que el año pasado terminó con 9,4. La media de los cuatro primeros meses de 2021 ha sido de 8,8, mientras que los 25 primeros días de mayo, de 8,4.
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