Sofía Rincón se fue de España en un día del que nunca hemos hablado. Lo hizo con el regusto amargo que afecta a una generación que pocos se han parado a analizar, que es la que vivió 2008 en las aulas y observó el derrumbe del país entre fundadas sospechas de que, a partir de ese momento, sería casi imposible prosperar en su lugar de nacimiento. No eligió Andorra para su 'exilio', sino Praga, desde donde atiende a este medio el mismo día en que se conoció que el PIB por habitante de la República Checa había superado al español.
Rincón rechaza ser ubicada en el terreno de los excéntricos, así que quizás se le podría atribuir el adjetivo de transgresora. Es, quizás, la influencer española más alejada del puritanismo y de los convencionalismos. En sus redes sociales, habla de su vida, de sexo y de sus manifestaciones artísticas. Cuando sale a la calle, a veces lo hace en dirección a alguna mazmorra, pues es dominatrix profesional. Su vida es, en parte, cuero, esposas, cadenas, pinchos, látigos, corsés y sofisticados artilugios de látex.
A partir de aquí, este texto podría leerse con la canción Venus in Furs de fondo. Con la voz plana de Lou Reed y esa guitarra hipnótica.
Maldecir España
Esta veinteañera maldice España con la furia de quienes tienen alguna cuenta pendiente en el lugar en el que nacieron. Lo hace pocos minutos antes de explicar lo complicado que resulta dominar, en una habitación, al consejero delegado de una empresa de 20.000 trabajadores. O cumplir la extraña fantasía de otro empresario, que un buen día le pidió que cubriera sus nudillos con anillos y le amenazara con hundirlos en su cara. “Imagina lo que tienes que trabajar el factor psicológico para conseguir amedrentar a un tío así si, como yo, mides un metro y medio”, destaca.
Rincón se transforma por las noches en Rosa de Armas para ganar dinero en Onlyfans. Es decir, en esa red social en la que los usuarios pagan una suscripción por acceder a todos esos contenidos que censuraría YouTube. ¿Quién es Rosa de Armas? Es un personaje que mezcla erotismo con perversión. Es literatura, carne y degeneración. Es una performance que trata de provocar excitación en su público huyendo de la sexualidad obvia. “Es la postal de un país”, resume su intérprete.
“La gente se cree que esto consiste en desnudarse delante de una cámara, pero es mucho más. Esto lleva mucho tiempo. Trabajo en la búsqueda de esos detalles que hacen que los usuarios de mi canal se enganchen, al considerar que les ofrecen un valor añadido sobre, por ejemplo, el porno convencional”.
Hay una buena parte de los españoles que sabe poco acerca de las formas en las que los jóvenes ganan dinero en internet. Mucho dinero. Mucho más que sus padres, en algunos casos. La realidad de estos muchachos ha merecido últimamente la atención mediática por la decisión de unos cuantos de trasladar su domicilio a Andorra para pagar menos impuestos.
“Yo me pregunto por qué se pone siempre el foco en quienes eluden impuestos y no en quienes gastan mal. No existen los controles suficientes como para saber si el dinero público se gasta bien o mal. Y está claro que eso también es una parte del problema”, critica. Y añade: “Pero es que en España ése no es el principal problema. Allí confluyen el menosprecio a los jóvenes, el amiguismo, ese clima de enfrentamiento constante y esa maldita costumbre de colgar etiquetas ideológicas y morales a todo el mundo. Es algo asfixiante”.
En España confluyen el menosprecio a los jóvenes, el amiguismo, ese clima de enfrentamiento constante y esa maldita costumbre de colgar etiquetas ideológicas y morales a todo el mundo
Internet mueve dinero y hay veinteañeros que han conseguido resolver su vida gracias a su habilidad para lograr seguidores. Eso sí, Rincón lo deja claro: “En el mundo digital, nadie regala nada. Cuesta ganar cada euro, sea cual sea al ámbito al que dediques tu canal. Los youtubers trabajan muchas horas y eso es algo que mucha gente no sabe. Editar un vídeo lleva horas. Se pasa tanto tiempo delante del ordenador que incluso YouTube envía correos frecuentes para tratar de prevenir los suicidios. Porque, sí, hay chicos y chicas que se han suicidado ante el estrés que les genera este trabajo o ante lo que ha cambiado su vida la fama que han conseguido”.
Feminismo mojigato
Rincón declina pronunciarse sobre el feminismo porque considera que el concepto de 'igualdad' que persigue esta ideología está anticuado. Sorprende su razonamiento: “En un momento en el que vamos a alcanzar el 'transhumanismo' y las máquinas van a poder modificar nuestras características anatómicas, se sigue pensando como hace un siglo. No tiene sentido”.
Después, denuncia el puritanismo que emana de este movimiento y pronuncia una frase tajante: “A mí nadie me va a decir cómo tengo que ser ni cómo debo follar. De hecho, me gusta sentirme zorra. ¿Es eso censurable?”.
Ni lo es su actitud ni quizás su forma cariñosa de referirse a sus “esclavos”. Porque, sí, es streamer, actriz exitosa en onlyfans y dominatrix profesional. Y alterna sesudos textos en los que define su filosofía vital y su concepción del arte; y publica vídeos en los que ilustra sobre el funcionamiento y el potencial de diferentes artilugios y juguetes sexuales.
Alterna sesudos textos en los que define su filosofía vital y su concepción del arte; y publica vídeos en los que ilustra sobre el funcionamiento y el potencial de diferentes artilugios y juguetes sexuales.
Quizás algún día se logre trazar un perfil -o dos o más- de los jóvenes que emigraron desde España durante la segunda década del siglo XXI. También quizás comience a hablarse sin rastro de chauvinismo o patrioterismo de la forma en la que un país echó por tierra las expectativas de muchachos a los que se vendió la idea -equivocada- de que los estudios superiores, los másteres y los títulos de idiomas garantizaban la prosperidad.
Esa sensación de sentirse defraudados la exhibían en días anteriores algunos de los youtubers que justificaban su marcha a Andorra o que, desde España, defendían a quienes lo habían hecho. Y ese poso de malestar salpica el discurso de Rincón. Si cada generación se caracteriza por la existencia de un ‘problema’ común a sus miembros, el de los millennial puede ser la desesperanza surgida tras la crisis de 2008.
Rincón tampoco repara mucho en ello, pues se apasiona cuando la conversación se centra en el BDSM. Es decir, en todo lo relacionado con la dominación sexual, la humillación, el sadismo y el masoquismo.
El dolor: camino hacia la liberación
¿Y por qué un reputado empresario paga a una veinteañera española un dineral porque le someta a ese tipo de perversiones? Según Rincón, porque de esa forma se alcanza una singular liberación. Un estado mental que podría compararse con el de quienes consumen drogas alucinógenas y observan cómo se modifica su percepción sobre su entorno y sobre sí mismos. Salvando las distancias, claro. Pero la base es: el dolor, como puerta hacia un nuevo territorio. Y el sexo, como algo que surge de la parte más profunda del cerebro. La carne pasa a un segundo plano cuando Rincón ejerce de dominatrix.
Le pregunto por la percepción de su entorno sobre su trabajo en el mundo del sexo y afirma que su padre la defiende y la apoya. También me intereso por los momentos en los que una experta en dominación se siente vulnerable. Y responde: “En la mazmorra, en la cama o donde sea tú interpretas un papel. Después, sales a la calle y eres una más, con tus puntos fuertes y tus miserias, como todo el mundo”.
En la mazmorra, en la cama o donde sea tú interpretas un papel. Después, sales a la calle y eres una más, con tus puntos fuertes y tus miserias, como todo el mundo"
Una de estas noches, Rincón volverá a quitarse las gafas redondas que porta de día y a pintar sus labios de algún color extravagante. Se vestirá de cuero y encenderá las luces de neón. Entonces, conectará su cámara y comenzará a interpretar a Rosa de Armas en Onlyfans.
Cuando termine el confinamiento, volverá a sacar sus látigos, esposas, pinchos y artilugios de látex para ilustrar a sus esclavos, en ocasiones, de alto poder adquisitivo, sobre el arte de la perversión y la degeneración.
Sofía Rincón es una feliz exiliada en tiempos de crisis. Y no es millonaria, pero es de esos jóvenes que gana dinero con su trabajo en internet.
¿Quién es Sofía? ¿La dominatrix, la artista o la joven que lamenta la dificultad para comprender lo que hace de “las mentes más estrechas”? ¿Y en qué se parece Rosa de Armas a su creadora? Quizás la clave para responder a estas preguntas es pensar en el conjunto. El resultado es una persona singular. Y cuesta atribuir ese adjetivo en la sociedad ahogada entre fast food, igualdad mediocre y toneladas de antidepresivos y placebos materiales e inmateriales que se emplean para poder sentirse alguien 'normal'. Para encajar y que el 'yo' no sufra por su insatisfacción vital.
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