El 1 de enero, cuando las antenas de las empresas de telecomunicaciones comiencen a emitir su señal móvil en la banda de 800 Mhz, se puede desencadenar un verdadero caos en el espectro radioeléctrico. En ese momento, se reducirá la distancia que hasta entonces separaba la señal de televisión digital terrestre de la de telefonía, lo que generará unas interferencias que, según reconocen expertos del sector, causarán serios problemas para recibir la TDT correctamente en la “inmensa mayoría” de los hogares. En miles de edificios de toda España, directamente, no se podrá ver ningún canal.
Desde la Federación Nacional Coordinadora de Telecomunicaciones (FECOTEL) explican que la gran mayoría de los equipos de recepción de televisión funcionan mediante la amplificación de la señal que les llega. Esto, que en principio es una virtud, podría hacerles colapsar en caso de que detecten interferencias muy intensas, lo cual será un hecho cuando las ‘telecos’ comiencen a utilizar la banda de 800 Mhz. “Hay que tener en cuenta que la señal que emiten las antenas de telefonía móvil es cerca de 2,5 veces más intensa que la de la televisión digital terrestre. Por tanto, desde el momento en que las empresas de telecomunicaciones ocupen la nueva banda que les corresponde por ley habrá miles y miles de receptores que no podrán gestionarla y dejarán de funcionar bien”, exponen.
La solución más extendida para paliar estas interferencias consiste en instalar un filtro en la antena. Sin embargo, experiencias realizadas en el Reino Unido demuestran que, cuando un edificio se encuentra muy cerca de un centro de emisión de señal, estos aparatos no son efectivos, lo que impediría recibir correctamente los canales de televisión.
Expertos del sector de las telecomunicaciones han explicado a Vozpópuli que diversas pruebas han demostrado que los teléfonos móviles y las tabletas que navegan a través de la tecnología 4G, al ser emisores de señal, sufren problemas para navegar y ocasionan problemas en las instalaciones de televisión más obsoletas. “Esto podría interferir en la TDT, pero también cortar la conexión a internet de banda ancha de estos equipos”, detallan. Es decir, tanto las empresas operadoras de televisión como las de telecomunicaciones tienen motivos fundados para estar preocupadas ante la situación que se avecina.
El Ministerio piensa en ampliar el plazo del dividendo digital
Lo que está claro, de momento, es que el 31 de diciembre finaliza el periodo de adaptación al dividendo digital que marca la ley. El ministro de Industria, José Manuel Soria, anunció el pasado miércoles en el Congreso que podría ampliarse en unas semanas, algo que desde el sector de la televisión y de los instaladores de antenas ven necesario, si se tiene en cuenta que más de la mitad del millón de edificios que tiene que modificar sus receptores aún no lo ha hecho.
Desde Abertis, la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA) y el ‘lobby’ que agrupa a las televisiones privadas (UTECA) ya han expresado su preocupación por las “graves limitaciones de acceso a la televisión” a las que se enfrentarán varios millones de ciudadanos a partir del 1 de enero. En FECOTEL, alertan de la falta de material y de recursos humanos para adecuar todas las antenas antes del fin del plazo; y no dudan en calificar de “desastre” la actuación seguida por el Ministerio de Industria en los últimos meses.
La solución que proponen es la que barrunta Soria -y la que probablemente se decidirá en uno de los dos próximos Consejos de Ministros-: ampliar el plazo de adaptación al dividendo digital más allá del 31 de diciembre. ¿El problema? Que se superaría el límite fijado por la Unión Europea y se incumpliría el compromiso adquirido con las empresas de telecomunicaciones para liberar en esa fecha la banda de 800 Mhz. ¿Las consecuencias? Posibles sanciones y denuncias por incumplimiento de las obligaciones por parte del Gobierno.
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