El conflicto que se ha desatado en las últimas horas entre Mediaset Italia y la multinacional francesa Vivendi ha generado una gran incertidumbre en España, donde su filial -Mediaset España- es líder de la televisión en abierto y cuenta con una posición privilegiada en el mercado. A finales de la pasada semana, trascendía que Vivendi había rebasado la barrera del 20% de las acciones del holding de los Berlusconi, lo que encendió todas las alarmas en la acaudalada familia, que ha presentado sendas denuncias ante la Fiscalía de Milán y ante el regulador del país transalpino (CONSOB) en las que alega que su competidor -y ahora socio- ha actuado de forma hostil y ha manipulado el mercado.
Los movimientos efectuados por Vivendi durante los últimos tiempos dejan claro que su estrategia pasa por crear una gran televisión de pago que opere en varios mercados europeos y que sea capaz de competir con los grandes players de ambos lados del Atlántico, sacar la máxima rentabilidad de la adquisición de derechos deportivos y hacer frente a la amenaza de negocios como Netflix o HBO, relacionados con el sector del entretenimiento. De ahí su fijación por Mediaset, un holding líder en España y en Italia que posee un valor de mercado de unos 5.500 millones de euros.
A principios de abril, el dueño de Vivendi, Vicent Bolloré, y la familia Berlusconi llegaron a un acuerdo que contemplaba un intercambio accionarial del 3,5% entre ambas compañías y la transferencia simultánea de la propiedad de la plataforma de pago Mediaset Premium a la compañía francesa.
En julio pasado, sin embargo, el grupo francés anunció que quería reformular los términos del pacto. La nueva propuesta implicaba limitar su toma de participación en la plataforma de televisión de pago al 20%, pero al mismo tiempo subir al 15% -inicialmente era al 3,5 %- su parte en el capital de la matriz de Mediaset.
Ante este paso atrás, la sociedad financiera italiana Fininvest (de los Berlusconi y socio mayoritario de Mediaset) acudió a la justicia italiana y exigió a Vivendi una indemnización de 570 millones de euros por el incumplimiento del pre-contrato rubricado entre ambas partes.
Silvio Berlusconi posee actualmente el 50,2% de las acciones de Mediaset España. Sus hombres controlan sin oposición todos los órganos de gobierno.
En paralelo, depositó una demanda en el Tribunal de Milán contra Vivendi en la que pedía ser resarcida con 50 millones de por cada mes que el grupo galo se retrase en el cumplimiento del acuerdo desde el pasado 25 de julio, cuando Vivendi frenó la compra de Mediaset Premium.
En mitad de este contencioso, y mientras se especulaba con el deterioro de la salud de Silvio Berlusconi, el valor de las acciones de la compañía italiana cayó un 25%, lo que ha sido aprovechado por Vivendi para incrementar su participación hasta el 20% del total de la compañía. De ahí que la denuncia de Mediaset se fundamente en la presunta manipulación del mercado cometida por su competidor.
A la vista de estos hechos, y por lo que pueda pasar, Fininvest ha realizado una serie de operaciones en los últimos días que le han permitido aumentar su porcentaje en Mediaset desde el 34 hasta el 40%. Según el periodista italiano Francesco Devescovi, el máximo permitido sin tener que plantear una Oferta Pública de Adquisición.
Murdoch se frota las manos
La guerra fría que se libra entre estos dos grupos -con peligrosas batallas pendientes en los tribunales- se espera que beneficie al magnate estadounidense Rupert Murdoch, quien en los próximos meses se hará con el control de Sky tras desembolsar 13.989 millones de euros en efectivo. Su objetivo es crear un líder mundial en la distribución y creación de contenidos; y convertirse en una referencia mundial en deporte y entretenimiento.
Mientras tanto, en España se vive una situación de tensa espera, dado que no está claro quién será el dueño de la compañía a medio plazo ni ante quién tendrán que rendir cuentas sus ejecutivos si la compañía cambia de manos.
Cabe recordar que Silvio Berlusconi cuenta con el 50,2% de sus títulos y sus hombres dominan sin oposición los órganos de toma de decisión. Ahora bien, todo puede pasar en los próximos meses, de ahí que la incertidumbre en su sede madrileña haya aumentado en los últimos tiempos.
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