Las comparaciones son odiosas. En diciembre de 2022, La 1 contaba con los derechos de retransmisión de varios partidos del Mundial de Catar y eso impulsó su audiencia hasta un nivel que no se había registrado en los últimos años. En concreto, hasta el 12,7% de share. No lograba un resultado tan bueno en el último mes del año desde 2011, es decir, antes de que los recortes asociados a la crisis económica hicieran que el presupuesto de RTVE descendiera desde los 1.200 hasta los 900 millones de euros.
Las noticias no han sido tan positivas como en 2022 en los días 'normales' de diciembre. Es decir, en aquellos en los que todavía no se ha desplegado la programación tradicional de Navidad, donde la televisión pública suele demostrar una especial fortaleza.
Eso ha provocado que Telecinco saque la cabeza del agujero tras varios meses de penitencia. Entre el 1 y el 21 de diciembre, la principal cadena de Mediaset España ha logrado una cuota de pantalla de 10,7 puntos. Todavía está muy lejos de Antena 3 (12,7%), pero se puede decir que ya no llueve tanto en su sede en la carretera de Fuencarral-Alcobendas. Al menos, como en agosto, cuando alcanzó un mínimo histórico del 9%.
Los nuevos tiempos de la TV comercial
Gestionar las televisiones comerciales en estos tiempos es muy complejo. La abundancia de oferta audiovisual bajo demanda provoca que una buena parte de los estrenos deriven en sonoros fracasos. Por otra parte, el consumo de la TDT ha descendido de forma constante en los últimos tiempos y ya hay 3 millones de espectadores -según Kantar Media- que no encienden nunca el televisor.
Para muestra, un botón. Hace unas semanas, el 30 de noviembre, se emitía en La 1 el último capítulo de Cuéntame cómo pasó y lograba una audiencia extraordinaria para esta época, del 19,5%. En otros tiempos, ese dato hubiera sido simplemente 'bueno' para una serie que siempre ha obligado a RTVE a abonar enormes cantidades por episodio -cada uno de la temporada 22 ascendió a 680.000 euros-. De hecho, el share medio de la temporada número 3 fue del 41,4%.
Todavía no se había producido el apagón analógico e internet y sus empresas de ocio no tenían ni una parte del potencial del que gozan actualmente. Los anunciantes eran conscientes de ello u por eso invertían el doble de dinero en este medio de comunicación, que era el rey absoluto de la audiencia.
Todo ha cambiado de forma sustancial y, en este contexto, una de las principales apuestas de TVE para diciembre, Masterchef Junior, que en sus primeras temporadas llegó a alcanzar audiencias superiores al 20%, se ha desinflado. En sus tres primeras galas de 2023 ha logrado el 8,7, el 8,1 y el 8,9%. Lo que hace unos años gustaba mucho, ahora... no tanto. Mientras tanto, la prensa especializada habla cada vez más de los estrenos de Netflix, HBO o Disney, y cada vez tiene menos esperanzas en que prosperen las ideas innovadoras que aterrizan en la TDT.
En mitad de este contexto de cambio y decrecimiento de las televisiones comerciales, La 1 -financiada con fondos públicos- despegó hace un año e incluso ha logrado durante los últimos meses convertirse en la segunda cadena generalista más vista, por delante de Telecinco y por detrás de Mediaset. El acierto de algunas apuestas de ficción y el gasto en la parrilla de programación -el mayor de los últimos años- impulsó su cuota de pantalla y la alejó de momentos en los que ni siquiera era capaz de llegar al 9% al final del mes... e incluso coqueteó con descender por debajo del 8% (8,1%).
Sin embargo, el escaso éxito -o directamente, el fracaso- de apuestas como El Conquistador, del nuevo programa de Mercedes Milá e Inés Hernand; o de la vuelta de Pedro Ruiz a La 1 tras 20 años de ausencia (5,7%) han afectado a su audiencia. Tal es así que en Prado del Rey se esperaba como agua de mayo el inicio de la programación especial navideña para intentar recuperar terreno con el día de la Lotería, Nochebuena y Nochevieja.
La distancia con Telecinco -'rediviva'- hace complicada la remontada, pero no es imposible que se produzca en esta última semana del año, en la que la presión publicitaria suele aumentar en las televisiones privadas y en la que se extraen conclusiones del año televisivo que termina -quizás el más difícil para las cadenas privadas- y se proyecta para 2024.
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